Anunciación.- Más allá de la mente, desde el alma y con el corazón se construyen las cosas más profundas e importantes, así se entrelazan historias de vida. Historias que nos dejan huella y nos motivan a ser mejores personas.
En esta sección encontrarás relatos que podrán aportar a tu vida un gran aprendizaje, que sin duda te ayudarán a ver de una forma diferente las circunstancias, a las personas y todo lo que nos rodea.
Es un honor compartir con ustedes la historia de una mujer excepcional Sandra Villanueva Pérez, nacida hace 46 años en la Ciudad de México.
A los 15 meses de nacida tuvo un accidente automovilístico en la carretera México – Querétaro, aunque en ese fatídico día Sandra estaba acompañada de sus padres y su hermano, ella fue la única afectada.
“Ese fue el día en que mi vida cambió radicalmente, ya que, de ser una beba completamente sana, pase a ser una persona con discapacidad, a causa del accidente sufrí lesiones en la 4ta, 5ta y 7ta vértebra cervical, además de Scoliosis, sin embargo, y aunque el proceso de adaptación a este nuevo estilo de vida no ha sido fácil, me ha permitido aprender lecciones muy valiosas, he sido testigo participe de la vida en esta silla de ruedas”.
Sandra se considera una mujer agradecida con Dios, con sus padres y con la vida por cada minuto en este mundo, a pesar de las dificultades que implica vivir con una discapacidad. Con el paso del tiempo se ha logrado adaptar a todas las circunstancias en el aspecto profesional y personal.
A sus padres les debe el acompañamiento para convertirse en la persona que hoy en día le hace frente a los retos, afirma, pues son sus papás quienes le brindan todo el apoyo y le han impulsado para ser alguien en la vida sin importar las limitaciones físicas. Como ella dice “estar en una silla de ruedas no me limita para usar mi cerebro y aprender, ni para ser una mujer productiva y una ciudadana que participa activamente en la vida”.
Gracias a sus padres ha estudiad y se siente orgullosa de sus años escolares. Primero en el DIF de la Ciudad de México, donde estudió 7 años; cuando terminó la primaria en el DIF, se trasladaron a vivir a la Ciudad de Jiquilpan, Michoacán en donde pudo estudiar el siguiente nivel escolar, es en esa etapa es donde empezó a ‘sufrir’ por pertenecer a una sociedad en la cual la discapacidad a veces es vista ‘como un castigo’.
Tuvo que adaptarse por completo a una sociedad llena de barreras arquitectónicas que obviamente no estaban preparadas para una silla de ruedas. Sandra recuerda con mucho cariño a su hermano y compañeras de clase, pues fueron estas personas quienes le ayudaron a moverse dentro de un plantel repleto de escaleras, gracias a ese apoyo pudo completar la educación secundaria.
Para 1986 necesitaba continuar su atención medica en Los Ángeles, California -lugar en donde le hicieron la cirugía de Harrington para corregir la Escoliosis- se fue a vivir a la Ciudad de Tijuana, Baja California, ciudad que le dio muchas satisfacciones en 20 años que vivó ahí, principalmente en el ámbito profesional, pues fue en esa ciudad donde estudió la preparatoria abierta e inglés.
No pudo ir a la universidad, que irónicamente estaba a 5 minutos de su casa, porque esta estaba llena de escalones. Las barreras generadas por la infraestructura y la discriminación la motivaron a comenzar con su labor a favor de los derechos de las personas con discapacidad.
En su mente no existen las barreras arquitectónicas y en cambio trató de ser considerada por sus conocimientos y capacidad de aprendizaje, pero el estereotipo de una silla de ruedas “es peor que una limitación física”, señala al relatar que no se acepta a trabajadores con esta condición en casi ninguna empresa, mucho menos para ser maestra de jardín de niño.
Debido a esta circunstancia y después de tocar muchas puertas para incorporarse a la vida laboral, en 1993 decidió ‘auto emplearse’ creando su propio negocio para dar clases de inglés, desde ese año ha sido maestra particular; trabaja en su casa, en donde sus papás le adaptaron un “saloncito” para recibir alumnos.
En 1994 inició la ‘Campaña de Concientización Ciudadana Pro-derechos de las Personas con Discapacidad’, con ella se trata de concientizar a todos los ciudadanos acerca de la problemática que vive día a día una persona con discapacidad. Enfrentarse a todas esas barreras arquitectónicas e ideológicas limitan la integración a la vida en todos los aspectos, ya que a pesar de que la sociedad ha avanzado enormemente en algunos aspectos, como el tecnológico, aun no avanza en el aspecto ideológico.
En 2005, ya en Querétaro, continuó su trabajo de maestra y su proyecto de concientización, sin embargo comenta que le ha costado mucho trabajo mantener este empleo, ya que el inglés no es visto como un estudio ‘necesario’, por ello aprendió otras disciplinas como el arte digital, la creación de páginas web y la elaboración de jabón de glicerina.
Sandra se dice consciente de la problemática que representa el exceso de trabajo y los pocos ingresos económicos, inclusive asegura estar preocupada debido a que sus padres día con día tienen menos fuerzas. A sus 74 años de edad, ellos comienzan a sufrir problemas físicas y de salud, causados por la propia edad.
Aunque nunca fueron ricos, sus padres trabajaron arduamente para darles a Sandra y sus tres hermanos una vida estable, decente y con educación.
“Todo lo que mis papás ganaron en sus años de trabajo en el IPN, se fue no solo en escuelas, sino también en mis tratamientos, terapias, sillas de ruedas, medicinas, etcétera, mis papás son mi único verdadero apoyo y a veces me siento totalmente decepcionada porque no puedo darles nada más, en este aspecto la vida es muy dura, ya que por más que uno se esfuerce, es poco lo que puedo otorgarles, no como pago de todo su amor y dedicación, sino para que ellos también gocen de una vida más tranquila y estable”.
La manera en que Sandra les agradece diariamente a sus padres es demostrando su pasión por el trabajo y las labores altruistas, sin rendirse y de manera activa. Todo ello, lo aprendió de las personas más importantes de su vida.
“Ellos fueron los que me enseñaron a dar todo, sin esperar ninguna recompensa, no existe una carrera para aprender a ser padre, mucho menos se enseña como criar a un hijo con discapacidad, pero, puedo decir que mis padres me han dado el mejor ejemplo de vida y de perseverancia para que aunque no alcance mis sueños, al menos luche por ellos y para nunca rendirme en la vida ¡puedo decir que tengo unos padres excepcionales!”.
Ella misma se define como una mujer positiva, esto a pesar de obstáculos y problemas; le gusta mucho trabajar en programas y proyectos que ayuden a las personas a salir adelante; cree en la filosofía de dar y de ayudar sin esperar nada a cambio; como “a toda mujer” le gusta lucir bien, verse atractiva para demostrar que se debe tener autoestima; sobre todo Sandra está en contra de causar lastima o de la caridad sin merecerla.
Es amante de la música, su cantante favorito es George Michael y la música clásica; otra de sus pasiones es la protección de animales, le encantan los perros y los gatos, aunque tiene mayor fascinación por los felinos.
“Agradezco a mis padres, a mi familia y a mis amigos por todo el impulso que me han brindado a través de los años, por enseñarme que para ellos yo no soy discapacitada, sino que soy un ser humano, una mujer y una amiga.”
Que palabras tan profundas de Sandra Villanueva, palabras que llegaron a mi corazón, palabras llenas de vida, de esperanza y gratitud. La vida está llena de oportunidades, las limitaciones están solo en nuestra mente, los miedos los vamos construyendo por falta de trabajo en nuestra auto estima, hay miedos que limitan y otros que dan la fuerza para salir adelante.
Sandra no solo se limita a atender todo lo que le preocupa sino busca formas de ayudar a otros. Donde quiera que la veo siempre esta con una hermosa sonrisa, elegante, impecable y con un abrazo cálido, mirándome a los ojos, siempre me dice ¡que hermosas estas hoy!
Cuantas veces nos preocupamos por cosas tan pequeñas cuando la vida es hermosa, llena de oportunidades, busquemos nuestro propósito y sentido de vida.
Salgamos todos los días como Sandra, vistámonos con nuestra mejor ropa, fomentando nuestro espíritu, trabajando en acciones concretas, aprovechemos nuestro tiempo y sobre todo tengamos esa fe inquebrantable. Pensemos que bajo cualquier condición en la que nos encontremos, siempre podemos cambiar nuestra historia de vida.
M. EN A. LILIANA GONZÁLEZ DUARTE
COORDINADORA GENERAL DE LA JUNTA DE ASISTENCIA
PRIVADA DEL ESTADO DE QUERÉTARO