¿TÚ CÓMO ENFOCAS LA PANDEMIA?

29 enero, 2021
Raúl Espinoza Aguilera 

Como Comunicador, me llama poderosamente la atención los diversos enfoques que se presentan en los medios de comunicación sobre el COVID-19. En líneas generales podemos afirmar que son antagónicos y contradictorios.

La corriente pesimista suele comentar:

  • “Esto es sólo el principio; lo peor está por venir”;
  • “Sin duda que vendrán en el mundo muchas otras pandemias, una tras otra, y cada vez más serias y graves para la humanidad”
  • “Con el paso de los años, sobrevendrán catástrofes mucho peores; ¡ya lo verán!”
  • “Estamos viviendo una especie de gran Guerra Mundial la cuál irá en aumento”.
  • ¡Este cataclismo mundial no hay quien lo pare porque es irreversible!”
  • Algunos gobernantes y empresarios sostienen: “Hay que alertar a la población sobre una nueva situación que pondría en jaque al planeta”.

“La actual información sobre las supuestas soluciones al COVID no son sino manipulaciones políticas”, y un largo etcétera.

Las posturas excesivamente positivas nos hablan de que:

  • “La batalla contra el COVID prácticamente se ha vencido gracias a los importantes descubrimientos de diversos científicos y que se están implementando en varios laboratorios de prestigio”;
  • Para marzo o abril, comenzaremos a ver importantes resultados y mejorías a nivel internacional”;
  • “Todo volverá a la normalidad en poco tiempo y en la medida que se vayan aplicando las medidas oportunas”;
  • “Nada ni nadie podrá detener el progreso irreversible de la ciencia y la tecnología. Es cuestión de esperar un poco de tiempo, ¡y listo!”.

En conclusión, abundan las visiones catastrofistas o de un optimismo francamente ingenuo o simplista. Porque el COVID no se solucionará “como por arte de magia”. Requiere de sus procesos y complejas etapas.

Por otra parte, en miles y miles de personas de todo el orbe el actual confinamiento en sus casas –aunque sea “home-office” – les está produciendo ansiedad, angustia, irritabilidad, impaciencia, explosiones de carácter e importantes trastornos emocionales tanto en los mayores como en los chicos.

Hay personas que ven, leen o escuchan noticias sobre el COVID mañana, tarde y noche. Incluso, en bastantes casos les produce frecuentes insomnios.

Me he enterado de personas que se obsesionan tanto con esta pandemia que dejan de comer, pierden ilusión por la vida, o bien, tienen la equivocada impresión que ellas, sus hijos o sus familiares cercanos se contagiarán ante el más mínimo detalle o descuido. Es decir, sufren de una cierta paranoia y se salen de la realidad, con lo que su sistema nervioso se ve seriamente afectado. En muchos casos, tienen que acudir a Psiquiatras o a Psicólogos.

He leído con interés en la institución española “Hacer Familia” la cantidad de alternativas que ofrecen desde su página web con la finalidad de alentar a tener una serie de actividades sanas en el hogar entre los cónyuges y los hijos. Incluso, últimamente presentan conferencias en las plataformas digitales con sesiones para preguntas y respuestas a cargo de orientadores familiares, y psicólogos. Realmente es un esfuerzo encomiable para ayudar a millones de familias.

Muchos otros expertos dan conferencias virtuales sobre las virtudes para vivir conjuntamente en el seno del hogar ante esta crítica situación, como: paciencia, serenidad, aprovechamiento del tiempo, espíritu de trabajo o laboriosidad; practicar con los hijos diversos juegos o entretenimientos; hay personas que se han propuesto aprender un idioma “on line”, o bien tomar cursos de actualización en sus respectivas especialidades profesionales, etc.

Me parece que una actitud sana es pensar en el “hoy y ahora” qué actividad voy a realizar y aprender a gozar del momento presente, aún de las cosas más sencillas de la vida. Y así planear toda la semana de manera que la vida esté llena de constructivas ilusiones.

Hoy en la mañana me encontré con un amigo que me preguntaba: “¿Cuándo acabará esta maldita pandemia?” Le hacía ver que nada se gana con mantener una actitud negativa, de desesperación, de ansiedad y menos transmitirla de esa forma a sus seres queridos.

Otras virtudes que son clave para mantener “la mente sana en cuerpo sano” –sin dejar de tener los pies bien puestos en la tierra-  son: conservar la alegría, la visión positiva de la situación circundante; ser realistas, pero sin dramatizar y el buen humor. En suma, como decía aquella popular sección fija de la revista “Selecciones del Reader’s Digest” “La risa es un remedio infalible”. Porque esa actitud ayuda a redimensionar los problemas.