No crea que los demás valen más que usted. Recuerde que -en general- los demás están tan asustados como usted.
Frecuentemente cada día repita estas palabras: “Si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros”? (Rom 8,31).
No crea que los demás valen más que usted. Recuerde que -en general- los demás están tan asustados como usted.
Frecuentemente cada día repita estas palabras: “Si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros”? (Rom 8,31).