La diabetes se ha convertido en una de las mayores emergencias mundiales del siglo XXI, impactando hasta la fecha al 10% de la población mundial. Cada 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la diabetes para hacer consciencia del peligro de la enfermedad y sus consecuencias en la vida de cada persona.
Muchas veces nos preguntamos de dónde surgen las ganas de ayudar, ¿por qué existe gente que lo hace sin pedir nada a cambio y cuál es el beneficio que reciben por realizar ese tipo de acciones? En ocasiones no entendemos que la gratificación por ayudar a los demás, va más allá de cualquier pago. Saber que con tus acciones generas la diferencia y puedes otorgar algo que beneficie a los que lo necesitan es la mejor retribución.
Sara Silvera coincide con este perfil, ella es una mujer que desde muy temprana edad se ha dedicado a ayudar a los demás, procurando llevar felicidad por dónde camina, sin esperar nada a cambio más que la gratificación personal que le deja ayudar.
Nacida en Jerusalén, Sara Silvera, en entrevista para Somos Hermanos, comentó que desde que tiene uso de razón, a ella se le inculcó que todos debemos estar en paz, ser felices y que es nuestro deber ayudar al prójimo. A la edad de quince años, llegó a la Ciudad de México, a esa edad Sara ya se encontraba casada y comenzaba a abrirse paso en su nueva vida. De esta manera, comenzó a trabajar como maestra de hebreo en una escuela judía en lo que lograba adaptarse poco a poco a vivir en México.
Debido a un accidente de un miembro de su familia, Sara tuvo que acercarse a la Cruz Roja Mexicana IAP. Ahí conoció a Bertha Corseni, la cual se desempeñaba como voluntaria. Sara comentó que le encantó la manera en la que los apoyó, ayudó y acompañó durante todo el proceso que vivieron con su familiar; el cual desafortunadamente falleció. Sin embargo, Sara se sintió muy inspirada por el trabajo de Bertha y decidió enfocar las ganas que tenía de ayudar convirtiéndose en voluntaria en la Cruz Roja, a la edad de 27 años.
Dos veces por semana Sara tenía la oportunidad de asistir a urgencias, iba a juntas, cuidaba y acompañaba pacientes dentro de la institución. “Me encantaba cuando podía curar a un niño con una paletita. Algunas veces los niños llegan muy asustados, porque los papás se asustan y los asustan. Muchas veces estos niños no tienen nada, y yo me daba cuenta, así que le daba una paleta y con eso ya se sentía bien, eso me daba mucha satisfacción”. Desde ese entonces ella notaba que a veces un pequeño gesto puede hacer la diferencia para alguien.
A Sara siempre le ha encantado ayudar de cualquier manera y dar algo a los demás. Mientras se encontraba en Israel, en tiempo de guerra, tenía apenas catorce años cuando fue nombrada por parte de su escuela como La Presidenta de la Salud.
“Yo atendía la enfermería de la escuela y en tiempos de guerra siempre cargaba el botiquín de primeros auxilios, cuando sonaba la alarma toda la escuela se metía en un refugio y la última en entrar siempre era yo, porque yo era la encargada”. Sara tuvo una infancia en la que llevaba una gran responsabilidad con el bienestar de los demás y desde ahí fue descubriendo su amor por ayudar.
Después de varios años colaborando como voluntaria en la Cruz Roja Mexicana IAP, Sara pasó a formar parte de las Voluntarias Judeo Mexicanas AC, con las cuales lleva aproximadamente 14 años de trabajo. Sara asiste al Hospital General de Naucalpan junto con una de sus compañeras, en donde se encarga de apoyar a los pacientes, realizar visitas, recolectar fondos para apoyar las necesidades del hospital, entre otras cosas.
Sara Silvera es una mujer que a lo largo de su vida se ha encargado de ayudar al prójimo desinteresadamente y de brindarles alegría con su presencia.
Ella ha trabajado con personas de la tercera edad, acompañándolos y contagiándoles un poco de la alegría que la caracteriza. Asimismo, Sara cantó durante muchos años para niños, a lado de Alberto Lozano, con quien estuvo casada. Tuvieron un popular programa de radio llamado “ La Casa de los Niños” y estuvieron en televisión con el programa “ El Taller de la Alegría”. Además, ha recibido muchos reconocimientos, uno de ellos es el segundo lugar en el Concurso de la Expo Veteranos de la Cruz Roja por la importante labor que desempeñó en la misma, siendo la única mujer en ganarlo este año.
Sara ha pasado por adversidades muy difíciles en su vida. Sin embargo, ha sabido encontrar la fortaleza necesaria para salir adelante y aunque muchas veces sufre, como todas las personas, ella decide mostrar su alegría al mundo y trata de siempre aportar para los demás. Eso la convierte en una persona excepcional, de la cual hay mucho que aprender y sobre todo, mucho que reconocer.
Voluntarias Judeo Mexicanas AC. Página web: www.voluntarias-judeo-mexicanas.federacionfemenina.org Facebook: @voluntariasjudeomexicanas