Del mismo modo, también los hombres son inimitables y necesarios. Esto explica la realidad equilibrada de la complementariedad de un sexo respectos al otro.
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Del mismo modo, también los hombres son inimitables y necesarios. Esto explica la realidad equilibrada de la complementariedad de un sexo respectos al otro.
En la maternidad se encuentran una serie de valores incomparables que, a su vez, forjan el carácter de la mujer. Cito el que me parecen más importante: la capacidad de sufrir incomodidades por un bien ajeno.