Los niños, los adultos y los jóvenes que viven en zonas rurales, no cuentan con seguridad social, en cuanto al acceso al derecho de la salud. Se estima que entre el 51% y 67% de la población rural tiene acceso reducido a los servicios de salud esenciales.
La historia de Irene y Lalo es un claro ejemplo de la necesidad de sistemas de salud cercanos que existe en las zonas rurales. Lalo llegó a la Ciudad de México junto con su mamá, Irene, quien estaba diagnosticada con cáncer de mama, por lo que, ambos fueron enviados de Oaxaca, su estado natal, hacia la Ciudad de México, a la Fundación FUCAM al sur de la CDMX.
Provenientes de uno de los municipios del estado de Oaxaca, con poco más de 4,700 habitantes. Desde el año 2019, Irene fue diagnosticada con cáncer, sin embargo, no podía continuar su tratamiento en Oaxaca.
De acuerdo con un estudio de la Secretaría de Salud y CONEVAL, las zonas urbanas tienen 15 veces más hospitales que las zonas rurales. La brecha en la distribución de los hospitales es significativamente amplia y produce que las personas que residen en zonas rurales enfrenten tiempos excesivos para llegar a algún hospital.
Ambos, madre e hijo, se vieron obligados a salir de su lugar de origen y migrar en busca de salud de calidad para su recuperación. Por varias semanas pudieron hospedarse en el municipio de Cuautitlán Izcalli, pero lamentablemente tenían qué viajar de 3 a 4 horas de su hospedaje al hospital y de regreso, por lo que sufrieron con los traslados y el transporte público.
Poco tiempo después encontraron un lugar que les cambiaría la vida a ambos. Irene y Lalo encontraron Albergue La Esperanza IAP, una institución dedicada a apoyar a personas, brindándoles un hogar temporal y apoyos necesarios a personas de bajos recursos económicos que padecen enfermedades, las cuales no pueden ser tratadas en su lugar de origen.
Lalo cuenta que la primera impresión que tuvo del albergue fue muy positiva, la limpieza con la que se mantenía la Institución fue una de las razones para quedarse dentro de ella. Irene, por su parte, permaneció emocionada por haber llegado a un lugar donde podía quedarse con su hijo para asistir al hospital sin traslados eternos.
Ambos estuvieron hospedados por cuatro años en Albergue La Esperanza IAP., donde Lalo, asegura haber tenido tiempo para reflexionar y pensar acerca de la vida y de la oportunidad que tuvo, y a no darse por vencido.
Lamentablemente, y a pesar de sus esfuerzos, Irene pierde la lucha contra el cáncer y fallece en los últimos meses de 2023, sin embargo, su hijo Lalo recuerda con agradecimiento a Albergue La Esperanza, por la ayuda que por cuatro años le brindó a él y su mamá, donde también pudieron convivir entre ellos, aprender, ayudarse y animarse para continuar con su vida. Actualmente Lalo sigue con sus estudios de Universidad, y conserva con él la esperanza.
El albergue, para muchas familias se ha convertido en una esperanza en medio del dolor de las enfermedades que padece la población. La Institución brinda hospedaje, apoyo tanatológico y espiritual, apoyo con medicamentos, acompañamiento en hospitales y alimentación balanceada.
Actualmente el albergue cuenta con 143 camas y una ocupación de promedio de 95% durante todo el año. Las habitaciones cuentan con ropa de cama y toallas limpias, baño con agua caliente y tres comidas balanceadas diariamente. Desde 1987 el albergue abrió sus puertas gracias a un grupo de vicentinas que había descubierto la necesidad de personas de escasos recursos que viaja largas distancias para recibir atención médica de calidad.
Un albergue que se convirtiera en un lugar para descansar y de esperanza. Así fue como nació esta IAP., ofreciendo comida y servicios de aseo personal dignos a muy bajo costo. También se les brinda medicamentos y acompañamiento tanatológico. La problemática que ha atenido la Institución se basa en las problemáticas que las personas viven con los gastos de viajar a otro lugar, población que proviene de otros estados de la República.
Hasta el momento han sido atendidos más de 5,313 personas, entre ellas, la historia de Irene y Lalo, quienes formaron parte de esta red de ayuda y descubrieron el apoyo de otras personas, brindándoles esperanza aun fuera de su lugar de origen.
Fotos: Albergue La Esperanza IAP.