
El distanciamiento social ha obligado a todos a cambiar sus rutinas y adaptarse a las circunstancias y la casa hogar Matías Romero no es la excepción. Pese a as dificultades continuan trabajando para hacer de las vidas de sus residentes más felices.
El distanciamiento social ha obligado a todos a cambiar sus rutinas y adaptarse a las circunstancias y la casa hogar Matías Romero no es la excepción. Pese a as dificultades continuan trabajando para hacer de las vidas de sus residentes más felices.
Marcela llegó hace cuatro años a la Fundación Casa Hogar para Ancianos Matías Romero IAP, ahí no solo encontró amigos, sino a una segunda familia a la que disfruta cada día de su estancia en ese lugar