Darle tiempo de calidad a la familia es vital, para que en la vida laboral tengamos la serenidad suficiente de hacer las cosas con orden. La serenidad es la tranquilidad en el orden, lo cual nos permite pensar y trabajar con inteligencia.
Y, en lugares donde no hubo inundación, ocurrieron otras desgracias como el deslave del cerro del Chiquihuite en el Estado de México. ¡Cuántas familias se vieron afectadas por esa desgracia y tuvieron que buscar acogida con algunos familiares!
El mal radical consiste en hacer de tu víctima cómplice de tu iniquidad. Así lo afirmaban Lévinas y otros filósofos judíos, tras analizar los entresijos que condujeron a los grandes genocidios del siglo XX. Innumerables personas, sufriendo un atropello indecible a su dignidad, cooperaron en el exterminio de sus propios hermanos.
Entre los factores que ocasionan este desprendimiento familiar se encuentran la violencia intrafamiliar y de género, desnutrición, pobreza, explotación sexual comercial, narcotráfico, consumo de drogas, migraciones, entre otros, los cuales exponen a los niños, niñas y adolescentes y sus familias a una situación de mayor vulnerabilidad.
Un orden sano y vital consiste en realizarse con la familia, ser exitoso en el trabajo y mantener amistades profundas. Si quitamos a Dios de nuestras vidas, hemos equivocado el camino.