15 / 04 / 2019Vivir la Semana Santa es meterse en las sandalias de Cristo y acompañarle principalmente durante la cuaresma en su ayuno e intensa oración. Ayuno hasta sentir hambre de verdad, ayuno de críticas y murmuración y oración recogida pidiéndole escuchar su voz y seguir sus actitudes. Porque el Jesús que vivió como un carpintero más, que predicó la paz y subió al madero de la Cruz para ser crucificado sin querer huir de la Cruz, del que habla Plinio el joven y Flavio Josefo, es el mismo Jesús que puede vivir en mí, en mi alma en gracia, lavada por su sangre en el sacramento de la Confesión.