¿SABES EDUCAR EN TALENTOS?
Por: Diana Servín Domínguez
Para abordar nuestro tema de “Educar en Talentos”, partamos de las siguientes premisas:
- Los talentos son dones, capacidades o habilidades con los que nacemos y que tenemos el derecho y obligación de desarrollarlos en forma positiva, para crecer como personas y ayudar a crecer a los demás.
- Todos somos diferentes, únicos e irrepetibles… De ahí que todos nacemos con talentos distintos.
- No hay persona que no tenga talentos, solo hay que buscarlos y desarrollarlos, insisto, positivamente.
- Tener en cuenta la definición REAL de JUSTICIA: dar a cada quién lo que le corresponde, que es distinto a que todos tengan exactamente lo mismo. Es absurdo “clonar” y “estandarizarnos”, ya que somos seres humanos, como comentaba, con características y talentos distintos, pero con la fortuna de ser creados a imagen y semejanza de Dios. Cito un ejemplo de la diferencia de caracteres y talentos: si tengo un hijo con talentos enfocados al deporte, le aliento y le apoyo para que desarrolle esos talentos; si tengo un hijo con mayores habilidades para la tecnología, le apoyo para que pueda explotar esas competencias… siempre de forma positiva.
De aquí partimos para afirmar que nuestra obligación y como educadores de nuestros hijos, es hacer FRUCTIFICAR LOS TALENTOS, tanto los propios como los de nuestros hijos. Alentar para desarrollar talentos no significa halagar constantemente, sino ayudar a que descubra sus errores en forma positiva, motivar para crecer, y reconocer los avances. Nunca magnificar, pero tampoco minimizar, ya que esto puede tener consecuencias en una sobre autoestima o en una baja autoestima. Por un lado, si una persona está sobre estimada desde pequeño no será capaz de “soltar” alguna situación reconociendo que alguien más puede desarrollar mejor cierta tarea porque creerá que puede hacer todo y no necesita de los demás. Y, por otro lado, si una a persona se le subestima en sus capacidades o talentos con el “no sirves”, “nadie te quiere”, “no puedes” etc., es posible que ésta persona crezca con envidia, frustración y coraje hacia la sociedad y tenga el concepto erróneo de que tiene que humillar o engañar a los demás para tener un puesto, posición o “falso reconocimiento” de los demás.
Dentro de la educación de los talentos tenemos que concientizar que éstos nos fueron dados para participar de la bondad y felicidad propia y de los demás, esto implica enfocarlos para descubrir nuestra verdadera vocación, nuestra llamada a la que tenemos lugar a contribuir para un mundo mejor.
Existe una CRISIS EVIDENTE en la educación en talentos, ya que, en la falta constante de presencia familiar, no se educa en el cuándo, cómo, dónde y porqué; no se educa en la AFECTIVIDAD y en la HUMILDAD para ayudar a reconocer las habilidades, pero también las limitaciones.
Es determinante tener en cuenta que los talentos, capacidades o habilidades no solo son intelectuales o físicos, eso sería caer en un error exorbitante. Hay que encauzarse también en los talentos relacionados con la empatía, la amabilidad, la relación con los demás, la forma de hacer equipo… Todo lo anterior para dirigirse con GENEROSIDAD y por lo tanto al servicio de los demás. Es fomentar una AMBICIÓN SANA para crecer con el objetivo de ser mejor persona y ayudar a la sociedad: PRODUCIR BUEN FRUTO.
Los talentos son medios para crecer y no son el fin, si no sería volverse esclavo de ellos y llevar dicha ambición a algo negativo. No está mal tener ambiciones, pero debemos de analizar si estoy creciendo con ese talento para ser mejor persona, si estoy haciendo bien a la sociedad en el lugar y el momento donde quiero utilizar mi talento, hacia dónde va mi ambición, hacia dónde guío mi talento y muy importante: al reconocer también mis limitaciones y buscar crecer en mis habilidades… ¿reconozco que alguien más se desarrollaría mejor en una tarea, puesto o posición que yo, ¿estoy dispuesto a ser generoso para darle ese lugar y ayudarle también a que esas habilidades las desarrolle en el lugar y tiempo correctos?… Por eso enfatizo la práctica de la Humildad y la Generosidad como virtudes determinantes para el desarrollo correcto de los talentos. Igualmente practicar desde pequeños estas virtudes (hay que tener en cuenta que las virtudes son el resultado de la práctica de hábitos buenos) nos hará voltear a nuestro alrededor para crecer sin humillar o “pisar” a los demás en su desarrollo humano.
Un talento debe de encaminarse para provocar PROMOCIÓN HUMANA, y no hundimiento. Bien dirigido ayuda además a encontrar un SENTIDO TRASCENDENTE de la vida.