Resiliencia: ¿cómo superar la crisis?
Por: Fernando Óscar García Chávez
“La comodidad y la prosperidad nunca han enriquecido al mundo tanto como la adversidad lo ha hecho”.
Billy Graham (1918-2018), estadounidense, uno de los predicadores evangélicos más importantes e influyentes del siglo XX. La audiencia durante toda su vida superó los 2,200 millones.
¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia, como el amor, es difícil de definir. Sin embargo, todos -desde los presidentes y jefes de gobierno, los organismos gubernamentales, los consejos de administración y directores de las empresas y los grupos comunitarios, entre otros-, hablan de cómo construirla o mantenerla.
¿La resiliencia es entonces un concepto útil, o sólo una palabra de moda fugaz?
Para responder a esta interrogante, necesitamos empezar por otra: ¿cuánto creemos que podemos cambiar sin convertirnos en una persona diferente? ¿Cuánto puede cambiar un ecosistema, una ciudad o una empresa antes de parecer y funcionar como un tipo diferente de ecosistema, ciudad o empresa?
Todos esos son sistemas que se “autoorganizan”. Nuestro organismo, por ejemplo, mantiene una temperatura constante de aproximadamente 37 °C. Si la temperatura del cuerpo sube, empezamos a sudar para bajarla; si la temperatura baja, los músculos generan contracciones musculares que consumen energía que se transforma en calor. Nuestro organismo depende de informaciones negativas para seguir funcionando de la misma manera.
Surprised businessman looking at the perspiration mark under his arm
Esta es, esencialmente la definición de resiliencia: la capacidad de un sistema para absorber la alteración, reorganizarse y seguir funcionando prácticamente como antes.
Sin embargo, existen límites, o umbrales, para la resiliencia de un sistema; más allá de los cuales éste adopta una manera diferente de funcionamiento. Muchos arrecifes de coral que alguna vez albergaban una diversidad rica de peces, por ejemplo, se han vuelto ecosistemas de algas o turba con muy pocos peces.
Siguiendo con este ejemplo, ¿Qué son las algas y los corales?
Las algas microscópicas son plantas que viven en el medio acuático y pueden ser pluricelulares o unicelulares y alimentan a los corales para formar arrecifes. Estas algas recogen el nitrógeno disponible, almacenan el exceso en forma de cristal y poco a poco alimentan con él a los corales según sea necesario.
Los arrecifes de coral tienen un valor incalculable porque protegen las costas contra la erosión y los embates de las olas, sirven como hábitat para muchas especies marinas, incluyendo las de consumo humano y son de gran importancia para la pesca e ingresos del turismo.
Gracias a las células urticantes que los corales poseen en sus tentáculos, pueden atrapar pequeños peces y algas.
Dos umbrales principales dictan un cambio en los arrecifes de coral. Cuantos más nutrientes ingresan al agua (que se desprenden de la tierra cercana) más beneficiadas las algas que, llegado un momento, terminan imponiéndose. De la misma manera, si se eliminan demasiados peces herbívoros, las algas adquieren una ventaja competitiva sobre los corales.
Éstos dos umbrales interactúan cuando más nutrientes hay y/o cuando menos peces hay. Es más, los umbrales pueden alterarse con un cambio del medio ambiente. En el ejemplo de los arrecifes de coral, tanto el umbral de los nutrientes como el de los peces bajan, cuando las temperaturas del agua suben y los océanos se vuelven más ácidos. Así, conforme se produce el cambio climático, los aumentos incrementales menores en los niveles de nutrientes y las caídas en la cantidad de peces harán que los arrecifes de corales se transformen en algas.
Los umbrales también existen en los sistemas sociales: pensemos en las modas pasajeras o, más seriamente, en el comportamiento vandálico de las multitudes. En los negocios, la relación deuda-ingreso es un umbral bien conocido, que puede modificarse al compás de los tipos de cambio. También se han identificado los efectos de los umbrales en la oferta de mano de obra, los servicios de transporte y otros determinantes del bienestar de las compañías.
En vista de la importancia de los efectos de los umbrales, ¿Cómo se puede mantener la resiliencia de un sistema?
Para empezar, hacer que un sistema sea muy resiliente en un sentido puede hacer que pierda resiliencia en otros. De modo que debemos entender y mejorar la resiliencia general, la capacidad de un sistema para hacer frente a una variedad de sacudidas, en todos los aspectos de su funcionamiento.
A partir de la investigación de una variedad de sistemas, se ha comprobado que los siguientes atributos confieren una resiliencia general:
- Un alto grado de diversidad, especialmente diversidad de respuesta (diferentes maneras de hacer lo mismo, lo que muchas veces se confunde con “redundancia”).
- Una estructura relativamente modular que no conecta el acceso a sus componentes.
- Una marcada capacidad para responder rápidamente al cambio.
- Una apertura significativa que permita la emigración e inmigración de todos los componentes.
- El mantenimiento de reservas adecuadas -por ejemplo-, los bancos de semillas en los ecosistemas o la memoria en los sistemas sociales.
- Estímulo de la innovación y la creatividad.
- Alto capital social, particularmente confianza, liderazgo y redes sociales.-Gobernanza adaptativa (flexible, distributiva y basada en el aprendizaje).
Estos atributos incluyen los puntos esenciales de un sistema resiliente. Pero la resiliencia en sí no es ni buena ni mala. Los sistemas indeseables, como las dictaduras y los paisajes salinos, pueden ser muy resilientes. En estos casos, la resiliencia del sistema debería reducirse.
No debería confundirse resiliencia con resistencia al cambio. Por el contrario, intentar impedir el cambio y la alteración de un sistema reduce su resiliencia. Un bosque que nunca se incendia termina perdiendo especies capaces de tolerar el fuego. Los niños a los que se les prohíbe jugar en el lodo crecen con sistemas inmunes comprometidos. Para generar y mantener la resiliencia es necesario indagar sus límites.
Si ya se produjo un cambio a un “mal” estado, o este cambio es inevitable e irreversible, la única opción es una transformación en un tipo diferente de sistema, una nueva manera de vivir. La capacidad de transformación y la resiliencia no son opuestos. Para que un sistema se mantenga resiliente en una escala, tal vez tengan que transformarse partes de él en otras escalas.
La transformación requiere superar la negación, crear opciones para el cambio y respaldar la innovación y la experimentación. El apoyo financiero de los niveles superiores (gobiernos) muchas veces adopta la forma de ayuda para no cambiar (los rescates de los bancos demasiado grandes para quebrar, por ejemplo), en lugar de la ayuda para cambiar.
La resiliencia, en resumen, tiene que ver en gran medida con aprender cómo cambiar para no cambiar. La certeza es imposible. El punto es construir sistemas que sean seguros cuando fallan, no crear sistemas a prueba de fallas.
¿Cómo saber si las personas son resilientes?
- Pueden identificar las causas de las dificultades, permitiéndoles evitarlas en un futuro.
- Pueden controlar sus emociones ante situaciones adversas y con capaces de mantener la cordura.
- Saben controlar sus impulsos y su conducta en situaciones de alta presión.
¿Cuáles serían las formas de construir resiliencia?
- Establecer relaciones con familiares cercanos, amistades y otras personas importantes en su vida.
- Evitar ver las crisis como obstáculos insuperables y cambiar la manera cómo se interpretan y se reacciona ante ellos.
- Aceptar que el cambio es parte de la vida.
- Moverse hacia metas realistas.
- Llevar a cabo acciones decisivas de la mejor manera que pueda.
- Buscar oportunidades para descubrirse a sí mismo.
- Cultivar una visión positiva de sí mismo.
- Mantener las cosas en perspectiva de largo plazo.
- Nunca perder la esperanza que ocurran cosas buenas en su vida.
- Cuidar de sí mismos atendiendo a sus necesidades y deseos, interesándose en actividades que se disfruten, ejercitarse regularmente y comer sano.
La palabra “Resiliencia” se ha tomado de la metalurgia y designa la capacidad de los metales de resistir a los golpes y recuperar su estructura interna. En osteología, se ha usado para expresar la capacidad que tienen los huesos para crecer en sentido correcto, después de una fractura.
En el campo del desarrollo psicosocial del ser humano tiene similar sentido: la capacidad para recuperarse de la adversidad.
Es oportuno entonces hacer un pequeño recorrido por las diversas formas en que se presenta el concepto de resiliencia:
-La resiliencia es ante todo un concepto de acción que se le puede profundizar por los aportes de las ciencias, de las experiencias concretas de base e incluso de las artes. La resiliencia es una interacción creativa entre los recursos personales y los recursos sociales. (Gardiner, Meg. 1994).
-La resiliencia es un fenómeno multifacético que abarca factores ambientales y personales. (Rutter, M. 1985).
-Es la aptitud para resistir a la destrucción, es decir, preservar la integridad en circunstancias difíciles; la actitud de reaccionar positivamente a pesar de las dificultades. (Vanistendael, 1994).
-La resiliencia es la habilidad de crecer, madurar e incrementar la competencia de cara a circunstancias adversas y obstáculos, recurriendo a todos los recursos, tanto personales como ambientales. (Gordon, K., 1996).
-Resiliencia significa las habilidades, destrezas, conocimientos, insight (introspección) que se acumula con el tiempo a cómo las personas luchan por levantarse de la adversidad y afrontar retos. Es un continuo y desarrollador donde de energía y destrezas que puede ser utilizado en las luchas actuales. (Garmezy, 1994).
-Resiliencia no debe ser entendida como la animada negación de las difíciles experiencias de la vida, dolores y cicatrices. Es más bien, la habilidad para seguir adelante a pesar de ello. (Rutter, 1985; Wolin & Wolin, 1993
Una organización tiene resiliencia cuando posee la capacidad de resistir a la incertidumbre, a las crisis, a los cambios y situaciones conflictivas y de aprender de estas experiencias aprovechándolas como camino hacia el progreso y no sólo como mecanismo de supervivencia. El elemento que diferencia a la resistencia de la resiliencia es que en el segundo concepto la organización no sólo se limita a capear el temporal, sino que emerge transformada por las experiencias de la adversidad.
El término también se utiliza en el campo de la ingeniería, donde la resiliencia es la unidad que mide la capacidad que tienen los materiales de recuperar su antigua forma después de haber sido deformados por una presión externa. Deriva del verbo en latín resilio, resilire, que significa “saltar hacia atrás, rebotar”.
En los años setenta el concepto se trasladó al campo de la psicología fruto de las investigaciones sobre víctimas de catástrofes o tragedias personales. En esta nueva acepción, la resiliencia pasó a significar la capacidad del individuo para afrontar con éxito una situación desfavorable, de riesgo o amenazadora, y para recuperarse, adaptarse y desarrollarse positivamente ante las circunstancias adversas.
Este concepto ha ganado fuerza con la crisis económica actual, pero lo cierto es que el ritmo de los cambios sociales, económicos y tecnológicos pone a las organizaciones en un estado de crisis continua. Si los cambios se ven como una amenaza, generan estrés. Si los cambios se ven como una oportunidad para la mejora, generan nuevos sentidos.
La investigación ha demostrado que la resiliencia es ordinaria, no extraordinaria. La gente comúnmente demuestra resiliencia. Un ejemplo es la respuesta de las personas en los sismos ocurridos en septiembre de 1985 o 2017, así como los esfuerzos individuales y colectivos para reconstruir sus vidas.
Ser resiliente no quiere decir que la persona no experimenta dificultades o angustias. El dolor emocional y la tristeza son comunes en las personas que han sufrido grandes adversidades o traumas en sus vidas. De hecho, el camino hacia la resiliencia probablemente está lleno de obstáculos que afectan nuestro estado emocional.
Para resumir varios de los puntos principales, piense en la resiliencia como algo parecido a tomar un viaje río abajo en una balsa.
En un río, puede encontrar rápidos, virajes, aguas lentas y áreas poco profundas. Como en la vida, los cambios que experimenta en el camino le afectan de forma diferente.
Viajar por el río, le ayuda el conocer y recordar las experiencias pasadas que ha tenido con él. Su viaje debe ser guiado por un plan, una estrategia que considere funciona para usted.
La perseverancia y la confianza en su capacidad para evitar los peñones y otros obstáculos son importantes. Puede ganar valor y perspicacia al navegar con éxito en las aguas embravecidas. Las personas en quienes confía y le acompañan en el viaje, pueden especialmente ayudarle a enfrentarte a los rápidos, las corrientes y otras dificultades del río.
Puede bajarse de la balsa y descansar en la orilla del río. Sin embargo, para terminar su viaje debe remontar la balsa y continuar.
¿Qué dice la Biblia sobre la adversidad?
No importa donde vivamos, con quien vivamos, o lo que hagamos en esta vida, tendremos adversidad. La adversidad levantará su cabeza y exigirá que le prestemos la debida atención. Pondrá a prueba nuestra fe, desafiará nuestras relaciones y nos tentará a inclinarnos ante el miedo al conflicto.
Proverbios 24:10.
Envío un agradecimiento especial a Beatriz Mendivil de Holtz por su contribución conceptual a este artículo y por el tiempo que dedica en la lectura de este espacio.
Con información e imágenes de:
https://m.infosalus.com/actualidad/noticia-resiliencia-12-consejos-sencillos-dia-dia-20140316100133.html
https://factorhuma.org/es/unidades-de-conocimiento-blog/8264-la-resiliencia-en-las-organizaciones
http://psiquiatria.facmed.unam.mx/docs/mpc/Tema17.pdf
https://www.df.cl/noticias/opinion/columnistas/que-es-la-resiliencia/2013-08-13/211804.html
https://www.nacion.com/opinion/foros/que-es-la-resiliencia/KBLWEWBBRBH4NJDWCEFEN34QVM/story/
https://cuidateplus.marca.com/ejercicio-fisico/2018/02/09/-le-ocurre-cuerpo-entrenamos-fri