Paz mundial, ¿mera retórica?

Luis Fernando Valdés
lfvaldes@gmail.com
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Paradójico: mientras explotaban hombres-bomba en Afganistán, como protesta por la sorpresiva visita del Presidente Obama a Kabul Reuters), en el Vaticano un grupo de intelectuales se reunía para hablar de la paz mundial (2.V.2012). Ante la dura realidad de la violencia, dentro y fuera de nuestro País, ¿no es utópico hablar de los “principios teóricos” que llevarán a la paz?

La Pontificia Academia para las Ciencias Sociales celebró su asamblea plenaria, en Roma, para estudiar las aportaciones de la Encíclica “Pacem in Terris” de Juan XXIII, a la doctrina social de la Iglesia, en el marco del 50º aniversario de su publicación (11 de abril de 1963).

El evento fue encabezado por la Profesora norteamericana Mary Ann Glendon, Presidenta de esta Academia vaticana. Al evento acudieron diversas personalidades mundiales, y en la inauguración del simposio recibieron un mensaje del Papa Benedicto (27.IV.2012). [En español]

El Santo Padre habló de los principios que son el fundamento de la paz. Recordó que el Papa Juan escribió una “carta abierta al mundo” en plena guerra fría, la cual fue un “apremiante llamamiento para promover en todos los ámbitos sociales, nacionales e internacionales la causa de la paz y la justicia”. Cabe recordar que esta Encíclica ha sido la única publicada íntegramente por el “New York Times”.

El Papa Ratzinger explicó que después de los atentados terroristas que sacudieron el mundo en septiembre de 2001, el beato Juan Pablo II insistió en que no puede haber “paz sin justicia, ni justicia sin perdón”.

Benedicto XVI insistió en que la clave de la paz es el perdón. “La noción de perdón tiene que abrirse camino en el discurso internacional sobre la resolución de conflictos, para transformar el lenguaje estéril de la recriminación mutua que no lleva a ninguna parte”.

El Papa alemán aclaró que “el perdón no es una negación del error sino una participación en la curación y el amor transformador de Dios que reconcilia y restaura”. Es una propuesta desde la fe, mediante la cual sabemos que podemos perdonar, porque Dios nos ha perdonado primero. Y, en cambio, rechaza la simplificación de que el perdón consiste en dejarse humillar.

El Pontífice aplica este principio del perdón para la paz, a la situación global. “Los errores históricos y las injusticias se pueden superar solo si los hombres y las mujeres se inspiran en un mensaje de recuperación y esperanza”.

E insistió en la necesidad de un mensaje abierto a lo sobrenatural “que señale un camino para salir del atolladero en que, tan a menudo quedan encerradas las personas y las naciones, sin poder salir del círculo vicioso de la violencia”.

Las reacciones a las propuestas de la Academia Pontificia han sido muy positivas. El fundador de Wikipedia Jimmy Wales, elogió la “Pacem in Terris” como “algo grande”, y señaló que lo que le llamó la atención de la Encíclica “fue lo moderna que es y cómo está en sintonía con el pensamiento moderno” (ACI Prensa, 2.V.2012).

Algunos medios se hicieron eco del mensaje de Benedicto XVI. “El Papa defiende el ‘perdón’ como medio para ‘solucionar conflictos’ ”, publicó la cadena UnivisionNoticias.com. Y en el Vatican Insider apareció el titular: “Sin perdón no puede haber paz”.

Todos deseamos la paz, que no llegará como el mero equilibrio de fuerzas beligerantes ni como fruto de negociar con los violentos. El “precio” de la paz señalado por el Papa es muy alto: querer perdonar. Pero, ¿no valdrá la pena empezar a “pagarlo”, para que la paz no se quede en mera retórica?