Patrimonio en llamas: La Catedral de Notre Dame: su historia y la tragedia (Parte 1)
Por: Fernando Óscar García Chávez
Fotografía: Archivo ‘Esgrima Empresarial’
“Es tan horrible ver el enorme incendio en la catedral, tal vez se puedan usar aviones cisterna para apagarlo”.
Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos de América.
Con el mismo asombro de cuando las enormes Torres Gemelas de Nueva York se derrumbaron el 11 de septiembre de 2001 ante el ojo frío de miles de cámaras de televisión, millones de personas vieron caer envuelta en llamas la esbelta aguja de Nuestra Señora de París, abatida por la lumbre incontrolada.
El proyecto fue impulsado por el obispo de París, Maurice de Sully, durante el reinado de Luis VII. Contó con el apoyo del rey y la participación económica de todas las clases sociales de París, gracias a lo cual el trabajo no sufrió interrupciones. Se inspiró, como era propio en la época, en el modelo de la abadía de Saint Denis, donde el abad Suger había aplicado por primera vez la llamada «estética de la luz», corazón del arte gótico, y según él, la contemplación de la belleza material permite elevarse al conocimiento de Dios.
La catedral de Notre Dame comenzó a construirse en junio de 1163, en una lujosa ceremonia a la que asistió el Papa Alejandro III, quien puso la primera piedra. Podemos decir que Notre Dame fue construida a fuego lento, puesto que se da por terminada en el año 1345. Hablamos de casi dos siglos de trabajo infatigable, generaciones enteras que vivieron al servicio de esta magnífica obra, sin mayor interés que dejar el testimonio de su fe inscrito en la piedra. De eso se trata justamente el arte gótico: una ofrenda literalmente elevada al cielo.
La Isla de la Cité de París, emplazamiento de la catedral, es una pequeña isla situada en el medio del río Sena, que siglos atrás había sido un lugar de culto celta y romano. Incluso en ella había un templo dedicado a Júpiter.
Etapas de construcción, transformaciones y restauraciones de Notre Dame
* 1163: Inicio de la construcción.
* 1182: la catedral comienza a prestar servicios religiosos al concluir área del coro.
* 1182-1200 aprox.: culminación de la nave principal.
* Inicios del siglo XIII: construcción de fachadas y torres.
* 1250-1267: culminación del transepto (trabajo de Jean de Chelles y Pierre de Montreuil).
* 1250: instalación de la primera aguja.
* 1345: fin de la construcción.
* 1400: instalación de la campana en la torre sur.
* Siglo XVII, reinado de Luis XIV: destrucción de los vitrales para sustituirlos por decoración barroca.
* 1630-1707: elaboración de un total de 77 pinturas de las que solo se han recuperado 12.
* Siglo XVIII, Revolución Francesa: saqueo y destrucción parcial de la catedral por parte de los revolucionarios. Deterioro causado por su uso como almacén de alimentos. Extracción de las campanas para hacer cañones con el hierro fundido.
* Siglo XIX: proyectos de restauración a cargo de Eugène Viollet-le-Duc y Jean-Baptiste-Antoine Lassus.
* 1831, dato curioso: Víctor Hugo publica la novela Nuestra Señora de París.
* 1856: instalación de 4 campanas nuevas en la torre norte.
* 15 de abril de 2019: la catedral sufre un devastador incendio que destruye la aguja o pináculo principal, obra de Viollet-le-Duc, así como el techo, por lo que quedará escrito en la memoria de los franceses y en la historia universal, como una de las fechas catastróficas para el Patrimonio de la Humanidad.
En sus ocho siglos de historia, la Catedral de Notre Dame ha sido reformada en varias ocasiones, siendo la más importante la de mediados del siglo XIX. A lo largo de estos años se sustituyeron los arbotantes, se insertó el rosetón sur, se reformaron las capillas y se añadieron estatuas.
Aunque la mayoría de los turistas se conforma con la foto de rigor, siempre hay quien se detiene a descubrir qué se esconde detrás de aquella «señora de piedra», como muchos la llaman. ¿Quiénes la hicieron posible y dónde encontraron el aliento para una obra así? ¿Qué la caracteriza? ¿Cuál es su significado?
La primera característica destacada de esta obra es su monumentalidad y su poder simbólico, pero en honor a la verdad, así solía ser el arte gótico. Con una visión de mundo teocéntrica, cada espacio de un edificio gótico era diligentemente cuidado y, aunque no tuviera una función, recibía la detallista atención de artesanos que creían que Dios los observaba.
Notre Dame tiene dos torres de 69 metros en su fachada. Accediendo a la parte superior de las torres, al subir 387 empinados escalones, se aprecian fantásticas vistas de París y se puede acceder al campanario en el que vivió el mítico Jorobado de Notre Dame, así como a las múltiples gárgolas.
La planta de la catedral tiene forma de cruz latina. La nave principal tiene un total de 127 metros de largo y 48 de ancho. El transepto, particularmente corto, tiene 14 metros de ancho y 48 metros de longitud, es decir, la misma medida del ancho de la nave. Se distingue una nave principal y 4 laterales, para un total de 5 naves con doble deambulatorio. A su vez, la edificación alcanzaba en la aguja una altura máxima de 96 metros y una superficie total de 5500 m².
La fachada occidental de Notre Dame se compone básicamente de tres secciones horizontales. En su base, tres pórticos preparan la entrada de los fieles a un espacio interior absolutamente subyugante. Los tres pórticos, aunque semejantes, difieren en los procesos de creación, las dimensiones y los temas, tal como se expresa en los tímpanos respectivos.
El primer tímpano (izquierda) está consagrado a Santa Ana, madre de María.
El pórtico central está dedicado al Juicio Final. Cristo como juez preside el tímpano en la franja superior.
El pórtico de la derecha está dedicado a la Virgen Maria. El tímpano muestra la escena de la coronación de la Virgen.
La galería de los reyes, situada en la sección media de la fachada occidental, fue elaborada en la Edad Media, y representa un grupo escultórico de 28 figuras reales de Judea e Israel. La galería de los reyes, al igual que parte de los pórticos, sufrió importantes destrucciones en tiempos de la Revolución Francesa, ya que los revolucionarios pensaban que los personajes eran los reyes de Francia.
El arquitecto Eugène Viollet-le-Duc, quien como hemos visto recibió el encargo de restaurar la catedral, no se limitó a una restauración. También creó y recreó elementos nuevos. Por un lado, Viollet-le-Duc incorporó su rostro en alguno de los retratos de los reyes. Por otro lado, valiéndose de la imaginación y con base en la fantasía romanticista del siglo XIX, el arquitecto adaptó los restos de la galería de las gárgolas a figuras monstruosas y fantásticas.
¿Qué significado tienen las Gárgolas?
Originalmente, la palabra gárgola deriva de la palabra francesa gargouille, que significa garganta.
Las gárgolas son uno de los elementos arquitectónicos más característicos de la catedral de Notre Dame, las cuales tienen como principal función evacuar el agua de los tejados. Sin embargo, por alguna extraña razón, las quimeras y gárgolas que adornan la catedral de Notre Dame están rodeadas de un sutil halo de misterio.
Son tétricas, algunos las catalogan de feas, y su significado resulta una verdadera intriga para quienes se detienen a contemplarlas. Muchas de las leyendas de la catedral giran en torno a sus gárgolas. Una de las más llamativas es la que tiene que ver con la muerte de Juana de Arco.
Se dice que cuando la heroína fue quemada, las gárgolas cobraron vida y volaron por todo París para vengar su muerte, causando el terror entre los habitantes de la ciudad. Al día siguiente, las calles estaban llenas de los cadáveres de aquellas personas que habían presenciado la muerte de Juana y no la ayudaron.
El techo de Notre Dame se encontraba sostenido por una armazón de madera que recibió el nombre de «el bosque de Notre Dame». La razón de este nombre se halla no sólo en lo numeroso de las vigas, sino en que cada una de ellas fue un árbol de roble entero, muchos de ellos con cientos de años de antigüedad.
Sobre el techo de la catedral de Notre Dame destacaba la aguja. Esta aguja fue añadida en el siglo XIX por Viollet-le-Duc, en sustitución de una antigua aguja tipo campanario, que había sido colocada hacia el año 1250 pero fue desmantelada a finales del siglo XVIII.
Viollet-le-Duc reprodujo una serie de estatuas en bronce de los doce apóstoles, quienes vigilan la ciudad desde lo alto. Uno de ellos, Santo Tomás, sería el mismo Viollet-le-Duc quien, de espaldas a París, vigila la aguja. De esta manera, Viollet-le-Duc se convirtió a sí mismo en un custodio inmortal del edificio sagrado.
No es difícil imaginar el impacto emocional de aquellas luces coloridas provenientes de los vitrales, en una época en que la única fuente de iluminación interior provenía del fuego. Uno de los elementos característicos de Notre Dame son sus hermosos rosetones, presentes en la fachada occidental, en la fachada norte y sur. El del norte estaría dedicado a la Virgen María y el del sur estaría dedicado a Jesucristo.
Pero algo sucedió y, en medio de reparaciones, la Catedral de Notre-Dame se incendió. Es, obviamente, una tragedia que afecta esta sede episcopal católica de París, pero va mucho más allá, significa la destrucción, esperemos que solo parcial, de uno de los monumentos más representativos de la arquitectura gótica que vino a reemplazar la románica y a conectar de manera distinta a los creyentes con su Dios, desde el momento que sus muros, gracias a bóvedas novedosas y contrafuertes, se podían alzar hacia el cielo, permitiendo la entrada de luz y una espiritualidad distinta.
El fuego se originó en la parte superior de la catedral. Se derrumbó la aguja de 96 metros de alto.
Los bomberos consiguieron salvar la estructura de Notre-Dame de París, rescatar obras de arte y reliquias católicas y tuvieron al mundo en ascuas durante horas. El fuego quemó el techo de madera de más de 100 metros de longitud, conocido como “el bosque” por el gran número de vigas utilizadas para instalarlo.
La torre norte que sobrevivió al incendio, es accesible al público mediante una escalera de 387 escalones, con una parada a la altura de los rosetones.
Unos 400 bomberos tomaron parte en las labores de extinción a lo largo de 15 horas, utilizando 18 mangueras para descartar el uso de aviones cisterna y evitar que la presión del agua provocara un colapso del monumento. A ese cuerpo de bomberos pertenece el único herido, leve, en el siniestro.
Los bomberos aseguran que el incendio está “potencialmente relacionado” con trabajos de restauración del edificio.
Cientos de personas se reunieron en las inmediaciones de la Isla de la Cité, donde está edificado el templo medieval, y entonaron al unísono “La Marsellesa”, el himno nacional de Francia, y realizaron rezos a manera de homenaje, como si se tratase de un ser querido en medio de la agonía.
No obstante, los investigadores respaldan más la hipótesis de que el incendio se debió a un corto circuito. Esto luego que se detectaron irregularidades en la instalación eléctrica, en el tendido para alimentar un juego de campanas que se encontraba en la aguja y otro bajo la misma, y que recorría el envigado de madera de la catedral.
Este dispositivo fue autorizado, de forma provisional, en 2012 a petición de los clérigos de la iglesia durante las obras de renovación de los campanarios principales, con el objetivo de electrificar esas campanas para que pudieran sustituirlas.
En cuanto a las indagaciones, este 24 de abril la empresa Le Bras Frères, encargada de montar los andamios en el techo del templo, admitió que algunos de sus empleados fumaban en la obra, pese a que estaba prohibido. En las indagaciones, la policía halló siete colillas de cigarros dentro de los andamios, pero excluyó que una colilla mal apagada haya causado el incendio en el templo.
André Finot, responsable de comunicación de Notre Dame, indicó que en las próximas semanas, se desplegará un inmenso paraguas, con lonas de plástico para proteger a Notre Dame de la intemperie y la lluvia, mientras duren las obras de reconstrucción.
“Lamento el incendio en la catedral de Notre-Dame, es una desgracia para el arte, la cultura y la religión”.
Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México.