Participación ciudadana
Por: Ana Teresa López de Llergo
Este año de 2018 todos tenemos la responsabilidad de hacer que nuestra patria sea más fraterna y acogedora para quienes la habitamos, y también cuente con instituciones que diseñen proyectos para salir al paso de los problemas que se resuelven a largo plazo. Son dos asuntos a que hemos de saber dar respuesta. Por eso conviene que tengamos claro qué queremos.
Si sabemos qué queremos tendremos más criterio para estudiar las propuestas de los candidatos, podremos interactuar con ellos opinando sobre sus planteamientos y sobre los medios para lograrlos. Muchas veces los planes nos gustan pero son irrealizables, con lo cual, una vez más todo queda en el entusiasmo de los ofrecimientos en las campañas. Y, seguimos en las mismas.
Es necesario que cada ciudadano nos llenemos de esperanza. Si desde nuestro sitio en la sociedad nos damos cuenta de lo que debemos hacer, ya estamos dando el primer paso para forjar una mejor patria. Pero nos damos cuenta que hacen falta muchos pasos más. Consisten en analizar la trayectoria de los candidatos, analizar sus propuestas y pedirles que expliquen su plan para llevarlas a cabo.
Conservar las propuestas de cada candidato primero para estudiarlas y decidir a quién le daremos nuestro voto. También conviene dialogar sobre estos temas con personas de criterio. Esto nos ayudará a tomar en cuenta aspectos que no habíamos considerado, así afirmamos nuestra decisión o podemos reconsiderarla.
La democracia exige la participación de cada ciudadano porque tenemos la responsabilidad de influir. Quien se excluye hace daño a la sociedad porque no colabora. Si conocemos a alguien que tenga esta actitud, debemos poner todos los medios para sacarlo de esa apatía, con esa conducta no solamente se hace daño sino que nos lo hace a todos.
Una vez que salgan los candidatos elegidos, hemos de conservar sus propuestas y revisarlas periódicamente para ver cómo las cumplen. Si no lo hacen, demandárselo por los cauces debidos. Sólo así se puede decir que se respeta la democracia, porque los elegimos precisamente porque nos convencieron sus planes. Si no lo hacemos seguiremos cooperando al malestar del pueblo, y allí estamos cada uno.