Liderazgo familiar con sentido humano

21 enero, 2020

Por: Adriana García Ruiz
Fotografía: Derechos Reservados

Hablar de liderazgo es hablar de valores, de experiencia, conocimiento y habilidades.

Líder, es quien es ejemplo de virtudes, quien revela su experiencia, quien sabe de la importancia de crear y promover condiciones que permitan alcanzar el pleno desarrollo del potencial humano; genera en quien lo sigue, sentimientos de identidad y pertenencia en los fines de una misión; a través de objetivos y metas suscita el impulso necesario para lograr con éxito la visión; además, promueve la adquisición de conocimientos y habilidades para alcanzar objetivos personales, escolares, de desarrollo o familiares; favorece y promueve hábitos que los lleven a alcanzar la satisfacción, el éxito, la plenitud y la felicidad.

El líder busca, a través del liderazgo familiar, influir, conducir, guiar y dirigir; entiende, que aquellos que lo siguen son personas, que a su vez son líderes, y que, por medio de sus dones, virtudes, habilidades y conocimientos, participan en la construcción de metas, objetivos y desarrollo de éstos.

Un líder familiar tiene como meta principal motivar a descubrir el sentido de vida, ya que éste permite la trascendencia, la auto-satisfacción y la realización como ser humano; promueve la creación y desarrollo de un proyecto de vida, en cada uno de los integrantes de la familia. Lo hace con objetivos y metas, de tal manera que esto se vea reflejado en el éxito personal, y por ende en la familia.

El proyecto de vida, es el camino que el hombre elabora, con el objetivo de trascender. Cuando hablamos de trascendencia, hablamos de superación, de escalar peldaños, de ir de un lugar a otro, con objetivos rectos, sustentados en valores y principios.

El hombre virtuoso, comprende que los valores están al alcance de su mano y los conquista, por medio de hábitos buenos que ejecuta y vive diariamente, con el objetivo principal de alcanzar la felicidad. Ya que felicidad significa “buenaventura” (el bien que nos espera).

El líder familiar sabe que la felicidad se encuentra en la autosatisfacción, en la realización personal, en el amar, en el servir, en el ser útil y el bienestar, por lo que procura que cada uno de los miembros de la familia encuentren la oportunidad y la posibilidad de auto trascender.

Tan importante, es tener conciencia de: “¿dónde estoy?, ¿quién soy? y ¿qué quiero?”, como el saber a dónde quiero ir; y no menos importante es tener en consideración el cómo voy a llegar y qué camino voy a tomar. La importancia de esto, radica en que obtener ciertas metas y logros sin rectitud en el actuar, no nos brinda la auto trascendencia, ni la satisfacción ante un logro.

Sí el camino que se elige no lleva rectitud en el hacer y en el actuar, posiblemente se vean materializados los deseos, más no se experimentará felicidad, plenitud y satisfacción personal. Parece idealista, sin embargo, tenemos claros ejemplos de personas, empresas e instituciones que logran cumplir objetivos, con y en caminos turbios, y en algún punto quiebran o sufren las consecuencias de las malas elecciones, y de los caminos elegidos. Así, los hijos experimentarán sentimientos de insatisfacción, consecuencias desagradables, si no conquistan sus metas con una recta intención.

Un buen camino para seguir, es tener plena conciencia de nuestros sueños, metas, dones, principios, valores, objetivos y necesidades; con el objetivo de elegir lo posible, lo viable, lo positivo y lo legítimo; ya que de esta forma alcanzaremos la trascendencia.

Lo anterior, será posible, en la medida que seamos capaces de respetarnos a nosotros mismos, así como a nuestros principios, valores y necesidades; ya que cuando hablamos de respeto, hablamos, de la acción de volver a mirar. ¿Mirar qué?  Nuestro valor como seres humanos.

El respeto a uno mismo y a los demás, es la fortaleza de un líder dentro y fuera del ámbito familiar, es el pilar que guía sus pensamientos, sus acciones y sus proyectos.

Sin respeto, lo que existe es control, manipulación, autoritarismo, imposición, intolerancia, y se convierte uno en dictador; de este modo, no existe liderazgo sino autocracia; de tal forma que se anulan los intereses, necesidad de los demás.

Siempre que se anula al otro o a los otros, se fractura el liderazgo con sentido humano y recto, y se infringe el derecho inalienable del respeto a los derechos humanos. Por ello, es que la forma y el camino a seguir para alcanzar una meta es de suma trascendencia.

Al mismo tiempo que el respeto a nosotros mismos, nos mantiene la mirada en los valores, nos permite, no perder de vista, el valor del valor mismo.