Ana Teresa López de Llergo
Anunciación.- En el mes de mayo celebramos el día de la madre, en junio al padre. Y son madre y padre respectivamente porque tienen hijos. Aunque resulte una verdad de perogrullo –verdad evidente-, conviene reconocer que aunque los progenitores busquen una relación horizontal, igualitaria, esta posición es ficticia, porque como les llevan bastantes años de experiencia a sus hijos, necesariamente los hijos esperan apoyo, enseñanza, seguridad. No pueden ser horizontales.
Por eso, para que el padre o la madre celebren su fiesta con auténtica tranquilidad, sin que aparezcan reproches por no haber vivido adecuadamente su papel, conviene a cada uno hacer una revisión para ver las tareas asumidas con soltura y responsabilidad, para ver las asumidas de no buen modo y aquellas que se han evadido.
Obviamente las respuestas tienen relación con la preparación, con las facilidades personales para realizarlas, con las dificultades también personales, o incluso con el disgusto para hacer algunas tareas propias de las ocupaciones dedicadas al trato con las personas dentro del hogar.
La educación es un modo imprescindible, intransferible de las relaciones entre los progenitores y los hijos. Es un tema de mucha trascendencia porque, más adelante, cuando los hijos crecen y actúan en el entorno social, mostrarán la huella que las orientaciones familiares les han dejado. Como la infancia es la etapa más moldeable, siempre aparecen esos aprendizajes o lagunas si faltó dedicación de la madre y del padre, porque cada uno da lo correspondiente.
Actualmente hay un notorio desarreglo social que cada vez termina en muchas manifestaciones de corrupción. Se ponen medios externos para resolver este problema, como la multiplicación de la vigilancia policial o cámaras para detectar los movimientos de las personas. Todo esto no incide en las causas del problema, se quedan en aspectos externos, que cuando faltan, dan pie a cometer nuevamente actos ilícitos.
Quienes tienen el auténtico remedio a la corrupción son los padres, por eso, urge tomen con seriedad su papel de educadores, de forjar seres humanos con principios sólidos, capaces de vivir honestamente en cualquier lugar y ante cualquier tipo de influencias. Personas honestamente convencidas de actuar bien estén donde estén, o en compañía de variadas persona.
Mamás y papás: nos urge que tomen en serio su papel.