LA UNIDAD DE MAMÁ Y PAPÁ

11 junio, 2021

En el mes de mayo celebramos el día de las madres, aunque “¡madre, sólo hay una!” En junio celebramos el día del padre; esto está muy bien, pero ¿no sería mejor celebrar en la misma fecha a los padres, es decir, a la mamá y el papá? En realidad, ambos han sido la causa sin la cual nosotros no existiríamos. Su participación para darnos la vida es igualmente importante, y de la misma manera su participación en nuestro proceso de crecimiento y desarrollo es también fundamental para que podamos sobrevivir y llegar a ser personas adultas, con una madurez que se refleja en las cualidades, virtudes y valores asumidos y efectivamente practicados.

Pero, de quién van a aprender los hijos todo lo necesario para crecer como personas. Los primeros maestros de la vida, los que nos enseñan a vivir desde nuestra tierna infancia son realmente nuestros padres. Por eso es tan importante contar con ellos dos, cerca de nosotros, e interactuando en la intimidad del hogar, porque la vida es algo de todos los días y en todos los horarios. Por eso, no sólo son necesarios los padres para comunicar la vida a sus hijos, sino que se requiere que permanezcan unidos para realizar la tarea de ayudarlos a aprender a ser personas, a comportarse como seres libres, con la capacidad de pensar y decidir sus acciones mirando a su propio bien, pero también al bien de los demás.

Dicho todo esto, queda clara la necesidad de que papá y mamá estén presentes en la vida, crecimiento y desarrollo de los hijos, pero además la unidad entre ellos es algo muy importante.  ¿De qué serviría contar con papá y mamá si estos vivieran como perros y gatos, en constantes discusiones y pleitos, incluso violentos? El hijo, cada uno de ellos, es una unidad que procede tanto de mamá como de papá. Si han vivido con los dos, habrán aprendido a quererlos a los dos, con un amor que es único. Por eso, cuando los papás se muestran divididos, para el niño, sobre todo en las primeras etapas de desarrollo, le provoca un impacto negativo en su afectividad. El los ama a los dos, y le duele verlos divididos y hasta enfrentados.

Muchas veces los papás no se dan cuenta de lo que sufren los hijos cuando los ven discutir, pelear y hasta agredirse verbal o físicamente. Los niños en edades que van desde el nacimiento hasta la juventud tienen un solo amor con el que aman a su mamá y su papá. En la adolescencia, cuando comprenden lo que es la sexualidad y cómo a partir de una unión amorosa de sus padres ellos vinieron a la vida, no entienden cómo, entonces sus padres parecen enemigos en lugar de esposos que se aman. Los hijos se sienten divididos en su interior ante estos conflictos de sus padres.

Por todo esto es muy importante que los papás comprendan que tienen un compromiso frente a sus hijos: dar testimonio de que se quieren y que, aunque son diferentes y tienen modos distintos de ver la vida, de enfrentar los problemas y tomar decisiones, son también capaces de llegar a acuerdos, muchas veces, aunque tengan que renunciar a su punto de vista respecto algún problema, con tal de conservar la unidad.

La unidad entre los esposos debe ser una auténtica prueba de que se quieren, de que se siguen queriendo y hasta de que se quieren cada vez más; lograr esto no es algo fácil, pero vale la pena que dialoguen entre ellos y se pongan de acuerdo en poner cada uno de su parte para aumentar la unidad entre ellos, a partir de una comunicación sincera y respetuosa de los puntos de vista del otro. Este esfuerzo, redundará no sólo en los acuerdos necesarios, sino que será ya una verdadera manifestación de un amor que quiere crecer y madurar.

Esto no supone que no volverán a tener pequeños roces y conflictos, pero estos deben dirimirse en privado sin que los hijos se vean afectados por ellos, y procurando resolverlos para que al estar presentes los hijos no existan ya motivos de conflicto. Muchas veces habrá que cuidar que no se den silencios prolongados que harán ver a los hijos que algo no está bien entre ellos.

Es necesario tomar en cuenta que la primera escuela para aprender lo que es el matrimonio y la familia es la propia experiencia personal, de modo que, cuando los hijos lleguen a la edad de tomar decisiones importantes sobre fundar o no su propia familia, el ejemplo que hayan visto en sus padres será crucial, no sólo para decidirlo sino para llevarlo a cabo con éxito. También influirá mucho en la elección de la pareja con la que quieren formar una familia. Actualmente hay muchos jóvenes que no se sienten inclinados a casarse, precisamente por las malas experiencias que les ha tocado observar en su ámbito más próximo.

No podemos decir que es en el futuro ellos repetirán irremediablemente lo que vieron vivir a sus padres, porque afortunadamente el ser humano es libre y puede sustraerse a sus experiencias pasadas para tomar un camino diferente, pero ciertamente muchos de los fracasos matrimoniales ocurren en parejas donde uno o los dos vienen de padres que no dieron ejemplo de la belleza del matrimonio, de la vida conyugal y familiar.

Es tiempo de darle la vuelta a la tendencia actual de huir del compromiso matrimonial con todas sus características naturales: unidad, fidelidad, permanencia y fecundidad.