La tragedia de Notre Dame: Reconstrucción y Reacción (Parte 2)
Por: Fernando Óscar García Chávez
Fotografía: Derechos Reservados
“No creo que actualmente exista en México una política con respecto a la eventualidad de un incendio de nuestro patrimonio significativo ni que el sector cultural cuente con algún protocolo de actuación para prevenir esta catástrofe o prevenirla”
Gabriel Merino Basurto, Doctor en Arquitectura, Facultad de Arquitectura UNAM/C.I.U.P.
“Fue como ver morir a una persona”, escribió Michael J. Crosbie, doctor en arquitectura, reconocido historiador y crítico de la materia; un pensador fascinado por la relación entre la arquitectura y lo sagrado.
Y un templo que por definición quiere ser un espacio intemporal -la casa de Dios-, hecho para soportar el peso de los siglos, pareciera estar exento de la posibilidad de una catástrofe.
Mientras sucedía el incendio nada se sabía de la suerte que habían corrido 200 mil abejas. Aunque pocos conocían que en sus techos habitaban tres grandes colmenas, los que sí lo sabían esperaban ansiosos alguna novedad… Hasta que la información llegó: sobrevivieron.
«Las abejas están vivas», confirmó emocionado a la agencia AFP el apicultor Nicolás Géant, quien se ocupa de las colmenas de Notre-Dame situadas en la sacristía, a un costado del templo.
Cada colmena produce en promedio cada año 25 kilos de miel, vendido al personal de Notre-Dame, que las alberga desde 2013.
Pero, ¿qué hacen 200 mil abejas en Notre-Dame? En los últimos años se ha vuelto común que se instalen en la capital francesa colmenas en diversos e inesperados lugares, como por ejemplo la Ópera de París.
El presidente francés, Emmanuel Macron, estableció como objetivo, concluir en cinco años la reconstrucción de la catedral, aunque varios expertos han señalado que podría durar una década.
El gobierno de Francia presentó este 24 de abril un proyecto de ley que tiene como objetivo acelerar la reconstrucción de Notre Dame y transparentar la manera en que se gastarán las enormes sumas de dinero donadas para estas obras.
“La reconstrucción”
Mientras las llamas envolvían Notre Dame, gente de todo el mundo comenzó a hacer donaciones. En dos días se recaudaron casi mil millones de dólares para la restauración de la catedral parisina de 856 años de antigüedad.
Entre las donaciones anunciadas por grandes fortunas francesas, destaca la de la familia de Bernard Arnault, propietario del grupo de productos de lujo LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy), que prometió 200 millones de euros.
En Costa de Marfil el rey de Krindjabo, la capital del Reino de Sanwi, en el sureste del país, prometió un donativo, pero sin especificar el monto. Un príncipe de su reino fue bautizado en la catedral parisina en el siglo XVIII.
Otras compañías, como Groupama, anunciaron una donación de mil 300 robles de sus bosque en Normandía para reconstruir «la techumbre» de la catedral, y la compañía Air France dijo que «transportará gratuitamente a todos los responsables oficiales que participarán en la reconstrucción».
Pinturas de 400 años de antigüedad colgadas al interior de Notre Dame resultaron dañadas por el incendio, pero los trabajadores de emergencias formaron una cadena humana para poner fuera de peligro objetos de incalculable valor como cálices con gemas y el gallo que coronaba la aguja de la catedral, entre otros.
Las famosas rosetas de vitrales y la mayor parte de sus reliquias religiosas parecen haber escapado de lo peor del incendio, un alivio para el tesoro de obras de arte de la catedral.
Entre los objetos más preciados se encuentra la Sainte Couronne (santa corona), elaborada con caña trenzada llevada a Francia desde Constantinopla, en el siglo XII. Aunque carece de sus espinas originales, la corona ha sido venerada como un objeto de culto cristiano durante siglos. La corona de espinas que, según la tradición, habrían colocado sobre la cabeza de Jesucristo antes de su crucifixión y la túnica de San Luis, rey de Francia, las sacaban un viernes de cada mes para exponerla a los feligreses que quisieran besarla (el vidrio que la protege, por supuesto) en solemne ceremonia presidida por sacerdotes provenientes del Oriente jerosolimitano.
No hay que ser un conocedor de la historia, religión o arquitectura para sentirse impactado con semejante belleza de estilo gótico, ni hay que ser católico para sentirse conmovido por la Catedral y por su soberbia luminosidad que emocionó a Víctor Hugo, con la complicidad de sus rosetones y vitrales, de colorido extraordinario, y sus terribles gárgolas al servicio de las techumbres.
Para muchas personas la relación a distancia con esa catedral se la debemos a Víctor Hugo, quien con la novela Nuestra Señora de París (1831) llevó el imaginario de este lugar al mundo entero. Un siglo y medio más tarde, Disney haría los mismo, creando en una adaptación basada en este libro, la cinta El jorobado de Notre Dame, y volviéndolo todo un objeto de deseo cultural y emocional para las nuevas generaciones.
La novela de Víctor Hugo Nuestra Señora de París se convirtió en la obra más vendida en la plataforma de Amazon Francia, al día siguiente del incendio que devastó parcialmente la catedral de París.
“La historia del jorobado”
¿Quién no recuerda a Quasimodo? Son muchos los que se preguntan si fue un personaje real o simplemente una leyenda de las muchas que envuelven este magnífico templo. Pues bien, no existió tal personaje, pero sí existió un escultor del edificio que se caracterizaba por tener una joroba.
Ese artista fue la inspiración de Víctor Hugo para crear uno de los personajes de su novela Nuestra Señora de París. Novela que narra la triste historia de Esmeralda, una gitana, y Quasimodo, un hombre sordo y jorobado que vive en la catedral.
«Los que padecéis porque amáis: amad más todavía; morir de amor es vivir»
-Victor Hugo-
Esta catedral ha sobrevivido a las guerras francesas, incluyendo las religiosas, la Revolución y la guerra franco-prusiana; a los bombarderos de la Primera Guerra Mundial, que llevaron a tocar otra iglesia cercana, la de Saint Gervais y Protais, así como a la Segunda Guerra Mundial; perduró a la locura de Hitler, que ordenó bombardear París y arrasar con sus principales obras arquitectónicas, entre ellas Notre Dame. Para fortuna de la humanidad, el gobernador militar alemán de París, Von Choltitz, desobedeció las órdenes del Führer y nunca se concretó ese abominable.
Desde su fundación, Notre-Dame ha sido escenario de importantes sucesos que han dejado huella en la historia del mundo. Por ejemplo, el 16 de diciembre de 1431 y tras la muerte de su abuelo materno Carlos VI de Francia, el monarca inglés Enrique VI fue coronado rey de Francia en el interior de la catedral.
Una escena similar tuvo el 2 de diciembre de 1804, con la coronación de Napoleón Bonaparte. Es esta ocasión se dispusieron las coronas del emperador y la emperatriz: la corona de Napoleón era una diadema de hojas de roble y laurel en oro; diamantes formaban los bálanos y los frutos.
El propio Napoleón la tomó con sus manos y la colocó sobre su cabeza. Hecho esto, el emperador tomó también la corona destinada a la emperatriz, y la puso sobre la cabeza de Josefina arrodillada ante él.
La coronación y la consagración tuvieron lugar en Notre Dame, delante del Papa Pío VII, todo el alto clero francés y la más alta representación de la sociedad política y aristocrática de Francia y Europa. Una manera para Napoleón de poner de manifiesto que era un hijo de la Revolución, designaba a París como el centro político, administrativo y cultural de Francia. La famosa pintura de Jacques-Louis David es un testimonio de aquel momento histórico
Se sabe que el manto imperial que se utilizó en la coronación medía 22 metros cuadrados y pesaba 40 kilos, estaba sembrado de abejas de oro, consideradas como el emblema más antiguo de los soberanos franceses y el águila como símbolo personal del Emperador, emblema de la Roma Imperial.
Otro de los hechos históricos ocurridos en el interior de la catedral de Notre Dame fue la beatificación de Juana de Arco en el año 1909. Personaje clave en la Guerra de los Cien Años y símbolo de unión de la nación francesa, la heroína francesa fue quemada viva en la hoguera el 30 de mayo de 1431, en la plaza del Mercado Viejo de Ruán.
El 11 de febrero de 1931, en la catedral de Notre Dame, Antonieta Rivas Mercado, hija del arquitecto y escultor Antonio Rivas Mercado, entre cuya obra destaca el Ángel de la Independencia de la capital del país y la Victoria que lo corona, se dio un tiro en el corazón y puso fin a una corta pero productiva y apasionada vida dedicada al impulso de las artes y de los valores democráticos en México.
Se realizó en esta catedral el Te Deum de acción de gracias tras la Liberación de París de los nazis en 1944 y los funerales de jefes de estado como Charles de Gaulle (1970), Georges Pompidou (1974) y François Mitterrand (1996).
Datos Curiosos
-En 2013, el edificio de la Catedral, Patrimonio de la Humanidad, celebró su 850 Aniversario. Recibe 13 millones de visitantes al año.
-Es el monumento más visitado de Europa, por encima de la propia Torre Eiffel y el Coliseo de Roma, por poner dos ejemplos. Junto con la Gran Muralla, en China, y el Taj Mahal, en la India, ocupa un lugar dentro de los 10 monumentos más visitados en el mundo.
-Es el “punto cero” de Francia y de París. Hay un medallón parecido a la Rosa de los Vientos que señala este punto.
-En el interior de la catedral se encuentra un órgano que data del siglo XVIII. Este fue elaborado por Aristide Cavaillé-Coll y, desde su instalación, todos los músicos sueñan con tocarlo.
-Un elemento destacado son las gárgolas, esas figuras de piedra que son un sello de Notre-Dame. Estas criaturas fantásticas, amén de su aspecto atemorizante que simboliza al mal, tienen una función práctica: forman parte del sistema de desagüe en las techumbres de la catedral.
-Los vitrales de la catedral, en especial los tres rosetones que se localizan al oeste, al norte y al sur de la edificación, fueron construidos en el siglo XIII, aunque gran parte de los vidrios originales que los conforman han sido sustituidos a lo largo del tiempo. Estos vitrales que resaltan por su belleza y estética tienen dos funciones principales en las catedrales góticas: la primera es iluminar las grandes naves del edificio y la segunda es presentar visualmente textos religiosos y escenas de culto al pueblo católico que, en la antigüedad, no sabía leer.
-En el interior de la catedral es posible encontrar 37 capillas y más de 100 vidrieras que son consideradas obras de arte. La catedral parisina tiene una capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe que fue construida en 1949 y se encuentra ubicada en el ala izquierda de Notre Dame donde reposa una réplica de la virgen del Tepeyac. Ese punto atrae la atención especialmente de los mexicanos y de quienes son devotos de esta imagen.
-El templo tiene un total de 10 campanas, las cuales tienen nombres propios como Emmanuel (13 toneladas), Marie (6 toneladas), Gabriel, Denis (en honor a Saint Denis), Étienne, Benoit-Joseph (en honor al Papa Emérito Joseph Ratzinger), Maurice (Maurice de Sully, el obispo que puso la primera piedra en 1163), Jean Marie (Cardenal Jean-Marie Lustiger, obispo de París 1981-2005), Marcel y Anne Geneviève.
-La mayoría de las puertas de la catedral tienen nombres religiosos, específicamente hay tres de ellas que destacan: la Puerta de la Virgen, la Puerta del Juicio Final y la Puerta de Santa Ana. Esta última guarda una leyenda que explica que su constructor fue asignado con la elaboración de la puerta, pero, para que pudiera hacer un excelente trabajo, invocó al diablo. El resultado fue simplemente maravilloso, sin embargo, el diablo jamás lo abandonó, motivo por el que se cree que fue él quien lo mató y dejó su cuerpo frente a la puerta en cuestión. Hasta ahora algunos llaman a la Puerta de Santa Ana, “la Puerta del Diablo”, y muchos afirman que el alma del hombre vaga por Notre Dame.
-Nuestra Señora de París, de Victor Hugo es una obra emblemática y una historia de amor no correspondido entre el jorobado Quasimodo, campanero de la Catedral, y la bella pero ingenua Esmeralda. En 1923, el actor Lon Chaney encarnó al jorobado en la película muda dirigida por Wallace Worsley. Jean Delannoy dirigió en 1956 otra adaptación, con Gina Lollobrigida como Esmeralda y Anthony Quinn como el jorobado. La versión animada de Disney, estrenada en 1996, propició que un mayor número de personas supiera de la catedral.
Tal vez suena a debate estéril ante la tragedia y la pérdida con la catedral de Notre Dame, pero la discusión respecto a las miles de personas que desbordaron las redes sociales con sus fotografías frente a la hoy devastada edificación dice mucho sobre quienes somos hoy en día, como es que participamos en la sociedad y, si, como es que tenemos una perspectiva bastante reducida ante la enormidad de la historia y el arte.
En cuanto se dieron a conocer esas primeras imágenes del fuego que consumía este centro religioso, emocional y arquitectónico de Francia, comenzó la avalancha de imágenes. Y del mismo modo comenzaron las respuestas: “Claro, una pérdida irreparable para la humanidad, cientos de años de historia en llamas”, decía uno de los tuits más reproducidos al respecto.
Y pues sí, artistas, estudiantes, académicos, políticos, periodistas, deportistas y, sobre todo, turistas ocasionales lo hicieron. Subieron su foto a las redes sociales con comentarios como: “No puedo creer que apenas estuve ahí y ya no existes” y muchos le hablaban en primera persona a la catedral, como si fuera un amigo personal viviendo sus últimos respiros frente a ellos.
Muchas personas sintieron que ese momento era el correcto para el tributo vía selfi y demuestra una manera de interactuar con lo importante.
Hay escenas con una dimensión histórica, aunque tenga razón el escritor italiano Aldo Cazzullo cuando dice que aquella que ardía en las pantallas de los teléfonos celulares sólo era madera y metal, no la Catedral de Nuestra Señora de París, pues no pueden morir así ni un símbolo, ni una fe, ni una nación. Tampoco el alma, ni el espíritu de un pueblo.
Hay algo de majestuosidad y de eternidad, aun de desmesura, como se adivinaba para Notre-Dame desde su construcción, hoy en camino a un renacimiento desde sus cenizas. Lo inmortal siempre sobrevive a las llamas.
“Tras el incendio de Notre Dame, es pertinente cuestionarse si los más de 110 mil monumentos históricos y artísticos del país cuentan con las estrategias de prevención y reacción ante siniestros de este tipo”.
Gabriel Merino Basurto, Doctor en Arquitectura, Facultad de Arquitectura UNAM/C.I.U.P.