La importancia de formar la autoestima en los niños

29 octubre, 2020
Adriana García Ruiz

La autoestima es la aceptación de uno mismo, el reconocimiento de nuestras cualidades, defectos, fortalezas y debilidades. Surge del auto conocimiento y del amor a uno mismo.

La autoestima, la vamos formando con nuestras experiencias afectivas y emocionales; experiencias que nos hacen sentir aceptados reconocidos y amados, principalmente por nuestros padres y seres queridos.

La visualización y apreciación de sentirnos capaces, para realizar aquellas cosas que creemos importantes, nos van generando el sentirnos competentes, capaces, preparados para enfrentar la vida. Lo cual nos da la posibilidad de la autosuficiencia y autonomía.

Por ello, es que los padres de familia y los maestros deben siempre estar pendientes, y conscientes de que aquello que se le pide a un infante está dentro de sus competencias y periodos de desarrollo.

Impulsar a los niños a alcanzar sus metas. Favorecer en ellos la laboriosidad, el trabajo bien hecho. Motivarlos a la perseverancia al esfuerzo constante para ir formando en los niños ese sentimiento de ser capaces de alcanzar sus metas, sus sueños y deseos.

Cuando una persona vive en coincidencia y armonía con sus valores se siente digno de merecer, pedir, dar, ofrecer. Por el contrario, cuando hacemos cosas, en contra de los valores humanos, morales, éticos, hay un sentimiento de no merecimiento, de vergüenza. 

Por ello los padres de familia, deben tener como misión principal la transmisión y vivencia de valores, siendo virtuosos y favoreciendo la virtud en sus hijos. Cuando actuamos a través del bien, lo que sentimos y creemos merecer, es el bien; por lo tanto, buscamos lo bueno, la verdad, lo bello, y de esta manera nos encontramos con la felicidad.

Cuando todo esto sucede, el infante siente que tiene la posibilidad de influir positivamente en los demás, de aportar, de trascender. Y por consiguiente tiene y crea un propósito, un sentido de vida. Se siente con el poder de guiar su vida, de construir su camino, de llevar su vida con libertad, con responsabilidad para cumplid su misión.

Con todo lo anterior el niño sabe, intuye y siente que tiene derecho y tiene la posibilidad de satisfacer sus necesidades, que puede a través de sus competencias y capacidades lograr sus metas. Ya que confía en sí mismo, en sus decisiones, en sus elecciones y en sus posibilidades, y con ello percibe el “fracaso” el error, como una experiencia que lo lleva al aprendizaje, a la mejora personal, a la superación de sus limitaciones, debilidades y las convierte en posibilidades en puntos de oportunidad para el desarrollo y el crecimiento personal.

La baja autoestima crea personalidades, débiles, inseguras, insatisfechas, y también provoca sentimientos de envidia, de soberbia, de incapacidad. Hagamos una reflexión como padres de familia y preguntémonos ¿si estamos favoreciendo y procurando en nuestros hijos una sana y buena autoestima? o ¿si, por el contrario, estamos formando hijos débiles, inseguros?

La autoestima es un componente importante, indispensable para el encuentro con la felicidad, la autonomía y la autosuficiencia.