Anunciación.- El Papa Francisco en la cárcel de Ciudad Juárez dijo a los reclusos que la misericordia es el principio de la salud social que busca tener una cultura que prevenga el deterioro del tejido social.
La misericordia divina, agregó, nos recuerda que las cárceles son síntoma de cómo estamos como sociedad. Es una sintonía en muchos casos de silencio y omisiones que han provocado una cultura de descarte, es un síntoma de una cultura que ha dejado apostar por la vida, que ha ido abandonando a sus hijos.
Celebrar con ustedes el Jubileo de la Misericordia es aprender a no quedar presos en el pasado, es aprender a abrir la puerta del futuro, es creer que las cosas pueden ser diferentes, es levantar la cabeza y trabajar para ganar ese espacio de libertad anhelado.
A veces pareciera, dijo que las cárceles se proponen incapacitar a las personas a seguir cometiendo delitos más que promover los procesos de rehabilitación que permitan atender los problemas sociales, psicológicos y familiares que llevaron a una persona a determinada actitud.
También expuso que el problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social, que desea tener las condiciones necesarias para una mejorn convivencia”.
“La preocupación de Jesús por atender a los hambrientos, a los sedientos, a los sin techo e3ra para expresar las entrañas de la misericordia del Padre, que se vuelve un imperativo moral para toda la sociedad.
El Papa llegó a la cárcel de Ciudad Juárez a las once horas. Fue recibido en el aeropuerto por el gobernador de la entidad César Duarte y en representación del Presidente, el secretario de energía Pedro Joaquín Coldwell.
Su Santidad saludó a los fieles que hicieron valla y fue recibido con la música del tango “La Comparsita”.
En el penal una reclusa dijo a nombre de 3 mil internos y 200 mujeres: “Nos sentimos bendecidos por cobijarnos con su presencia, gracias por tomarnos en cuenta y traernos una caricia de dios”.