En México, 35 millones de personas experimentaron inseguridad alimentaria en 2022
Autor: Jesús Arizmendi Valdez
Fotos: Alimento para Todos IAP.
La disponibilidad universal de alimentos es un pilar fundamental para el desarrollo de la sociedad. De hecho, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU es lograr el hambre cero para el 2030. Sin embargo, el progreso en este sentido se ha revertido en los últimos años.
El Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias (2022) señala que los conflictos, las perturbaciones económicas y los fenómenos meteorológicos extremos se interrelacionan cada vez más, generando un ciclo de impactos negativos sobre la seguridad alimentaria y la nutrición.
El problema, entonces, no se reduce a la escasez de comida; necesitamos nuevos enfoques para producir, proteger y distribuir alimentos de manera equitativa en todo el mundo. Con la llegada del Día Mundial de la Alimentación, vale la pena examinar el funcionamiento de nuestro sistema alimentario.
El potencial transformador de los bancos de alimentos
En respuesta a los persistentes desafíos para establecer un sistema alimentario capaz de erradicar el hambre, ha surgido un panorama global de iniciativas para la redistribución de alimentos lideradas por ciudadanos; estas buscan abordar el contraste entre el desperdicio y la pobreza alimentaria. En el centro de estos esfuerzos se encuentran los bancos de alimentos.
La presencia de bancos de alimentos en una región mejora el acceso de quienes enfrentan limitaciones económicas a la comida.
La presencia de estas organizaciones en una zona geográfica garantiza un mejor acceso a los alimentos para quienes se ven excluidos del suministro de comida por razones económicas. Además, alimentar a los necesitados mitigando externalidades negativas del mercado (excedentes y desperdicios) es indicativo de la capacidad transformativa de las mismas, abordando estructuralmente la sobreproducción y la distribución desigual de los alimentos.
Es esencial reconocer que, aunque los bancos de alimentos enfrentan limitaciones estructurales y operativas, también tienen el potencial de impulsar una transformación sustancial hacia la seguridad alimentaria de manera sostenible.
La intervención de Alimento Para Todos
Han transcurrido 42 años desde que se conmemoró por primera vez el Día Mundial de la Alimentación y aún queda mucho trabajo por hacer. A pesar de los avances, demasiadas personas se han quedado atrás. Según el Informe sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutrición, en México, 35 millones de personas experimentaron inseguridad alimentaria de moderada a grave durante 2022, lo que significa que no tuvieron acceso a una alimentación adecuada o pasaron varios días sin poder comer.
Para explorar el potencial de la comida como elemento de transformación social, se ha desplegado espacios para imaginar y experimentar nuevas realidades sociales y económicas en función de valores como la autonomía y la solidaridad.
Alimento para Todos IAP apoya a comunidades auto-organizadas, incluyendo proyectos emergentes en la periferia de nuestro sistema alimentario.
En términos ideológicos, la meta es generar conciencia divulgando las causas estructurales del hambre, ampliando visiones de futuros posibles e inspirando nuevas formas de garantizar la justicia alimentaria.
En la dimensión económica, fomentamos la creación de alternativas y prototipos para producir, intercambiar, consumir e invertir de maneras más justas, sostenibles y democráticas.
De esta manera, no sólo se distribuye comida a organizaciones de base, también implementamos programas que sirven a comunidades auto-organizadas, incluyendo a proyectos que surgen de los márgenes actuales de nuestro sistema alimentario.
Lo anterior permite avanzar en múltiples aspectos de nuestros objetivos estratégicos, que incluyen el fomento del empoderamiento colectivo y el desarrollo social con el fin de erradicar el hambre.