Anunciación.- El Papa Francisco agradeció con gran alegría a los donadores del árbol de navidad y del pesebre que adornan la Plaza de San Pedro durante el Adviento y la festividad del Nacimiento de Jesús de 2016, brindando a los peregrinos de todo el mundo el mensaje navideño de esperanza, amor, ternura y misericordia del Niño Dios manso y humilde.

“El pesebre y el árbol de navidad forman un mensaje de esperanza y de amor y ayudan a crear el clima navideño favorable para vivir con fe el misterio del nacimiento del redentor, venido a la tierra con sencillez y mansedumbre. Dejémonos atraer, con alma de niños, ante el pesebre, porque allí se comprende la bondad de Dios y se contempla su misericordia, que se hizo carne humana para enternecer nuestras miradas”.

La audiencia tuvo lugar pocas horas antes de la inauguración del pesebre y del árbol y el Santo Padre, en sus palabras de gratitud, se dirigió a las delegaciones de los Obispos y del gobierno de Malta que donaron e instalaron el pesebre; así como a las de la Provincia italiana de Trento.

En especial, el Papa agradeció a los niños que decoraron el abeto con la ayuda de la Fundación Lene Thun, que anima laboratorios de cerámico-terapia en diversos hospitales.

“Las esferas de colores que ustedes han creado representan los valores de la vida, del amor y de la paz que la natividad de Cristo viene a proponernos cada año”.

“En la experiencia dolorosa de estos hermanos y hermanas, vemos la del Niño Jesús, que al nacer no encontró un lugar que lo acogiera y fue alumbrado en la Gruta de Belén. Luego, fue llevado a Egipto para huir de la amenaza de Herodes. Cuantos visitarán este Pesebre estarán invitados a redescubrir su valor simbólico, que es un mensaje de fraternidad, del compartir, de acogida y de solidaridad. También los pesebres instalados en las iglesias, en las casas y en tantos lugares públicos son una invitación a hacerle lugar en nuestra vida y en la sociedad a Dios, escondido en el rostro de tantas personas que están en condiciones de dificultad, de pobreza y de tribulación”.