EL ABORTO, SIGUE SIENDO UN CRIMEN, AUNQUE LAS LEYES NO LO CASTIGUEN
La vida del ser humano comienza desde el momento mismo en que se unen el óvulo y el espermatozoide. Esto lo sabemos todos desde la primaria. De hecho, el óvulo no puede sobrevivir más allá de un día si no es fecundado, y se desecha de forma natural por el cuerpo de la mujer.
El espermatozoide, una vez que es emitido puede permanecer vivo alrededor de 72 horas, después de las cuáles muere. Sin embargo, cuando el espermatozoide penetra el óvulo, se convierte en una unidad nueva, cuya vida no tiene la duración de la del óvulo, ni la del espermatozoide, tampoco la de la suma de ambos, sino que puede vivir por semanas, meses y años, en algunos casos hasta 100 años.
La vida del ser humano, una vez concebido es continua, así como su desarrollo, y debe ser respetada, protegida y defendida por todos, especialmente por su madre.
En cuanto se unen los gametos femenino y masculino, comienza la vida de un hombre o una mujer que no sólo crecerá desde ese momento hasta la edad adulta en estatura y peso, sino que se desarrollará empezando por el aspecto físico de su organismo corporal hasta su máximo desarrollo como persona, ser racional y libre de la especie humana.
Lo que acaba de suceder en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es una verdadera aberración, porque resulta totalmente injusto para quienes comienzan a vivir, se encuentran totalmente indefensos en el vientre de su madre, como ellos lo estuvieron hace muchos, muchos, años, el determinar que su vida no vale tanto como la de la madre o la de los demás seres humanos, y que es lícito disponer de esa vida por la razón, o la sinrazón, que sea.
En primer lugar, el embarazo no ocurre por arte de magia, ni por casualidad. En la mayoría de los casos, el embarazo surge por la unión voluntaria, libre, de una mujer con un hombre. Además, nunca como hoy, se ofrecen incluso de forma gratuita todo tipo de medios para evitar el embarazo, aunque, dicho sea de paso, todos ellos son altamente ineficaces. Por otro lado, es de todos conocido que la única forma cien por ciento efectiva para evitar el embarazo es evitar la relación sexual, es decir la unión corporal del hombre y la mujer por medio de su aparato genital.
Hoy en día muchos de los embarazos son causados por la inadvertencia, la irresponsabilidad, la falta de educación de la afectividad y la voluntad para tomar decisiones acertadas y asertivas. Todo esto sumado al consumo del alcohol y las drogas, que oscurecen la capacidad de razonar y paralizan la capacidad de decidir libremente sobre la propia conducta.
La vida desordenada de muchas personas, jóvenes y no mayores, es la causa de muchos embarazos. Eso no se arregla con la despenalización del aborto. Ni siquiera en el caso de la violación, donde a un inocente se le arranca la vida, por la culpa de un hombre que debería pasar muchos años en la cárcel y que, con esta decisión de la Corte, queda en la total impunidad. Son los hombres acosadores, abusadores, violadores, los que han de estar de plácemes ante la decisión de la Corte.
Démonos cuenta de la enorme necesidad de educar a los niños, adolescentes, jóvenes y aún a los adultos sobre la grave responsabilidad de reconocer y proteger la vida humana desde el momento mismo de la fecundación y hasta la muerte natural, no inducida.
No se puede hablar de cultura cuando este tema no está perfectamente integrado en la conciencia de los miembros de una sociedad. Hoy vivimos en una contra-cultura, en una sociedad que ha perdido el rumbo, que ya no sabe discernir entre lo que está bien y lo que está mal. La confusión de grandes sectores de nuestra sociedad ha perdido el norte del sentido común. Tal vez podía ser comprensible que, en civilizaciones antiguas, donde la ignorancia sobre aspectos biológicos se desconociera cómo es el principio de la vida humana, pro hoy, cuando las diversas ciencias nos dan a conocer estos temas, que además se estudian, por lo menos, desde la secundaria, no podemos alegar ignorancia inculpable. El que quiera saber puede hacerlo, medios no faltan, incluso en internet hay contenidos extraordinarios sobre todo el periodo de la gestación del ser humano.
No queda más remedio que apostarle a la educación que se puede dar en la familia. Sólo en ese ámbito se pueden aprender los principios y valores que nos lleven a vivir apegados a la justicia y al respeto de los demás, si queremos gozar también nosotros de esa misma justicia y respeto. Se trata de una educación que busca el crecimiento y desarrollo de cada miembro de la familia, particularmente de los hijos, en todos los aspectos de su ser personal: corporal, emocional, racional u por lo tanto moral, para vivir una vida verdaderamente humana que logra ahora, y después, la tan esperada felicidad a la que aspira el ser humano.