Anunciación.- Después de dos meses de que su tlacolol se perdió, los indígenas nahuas de La Montaña en el estado de Guerrero,  continúan trabajando para poder recoger lo poco que les quedó, casi todo lo que juntan es para sus animales. Ya no pudieron cosechar su maíz, su frijol, sus calabazas y su chile como cada año, ya nada quedo para guardar y menos para vender. Las mazorcas que se habían dado terminaron por pudrirse de tanta agua que cayó. Las mujeres, con tristeza y preocupación se levantan en la madrugada para preparar en el fogón, una agüita caliente de té o café y hacer o calentar un poco de tortillas para comer con chile y un poco de frijol para que el padre y los hijos mayores salgan a buscar trabajo (para que nadie muera de hambre), a la cabecera municipal, a Chilapa, a Chilpancingo, a Acapulco, a Cuernavaca o algunos, los más afortunados, a la Ciudad de México donde tienen familiares o conocidos; mientras las madres salen a buscar quelites u otras plantas comestibles para dar de comer a los niños y después, a trabajar a las cada vez más peligrosas laderas, para seguir preparando el nuevo tlacolol, que es su sobrevivencia, su existencia, su cultura, su modo de ver y vivir el mundo, como indígenas, como madres, como comunidad; de nada sirvieron los rezos, las plegarias y rituales, todo se acabó con la lluvia, el lodo y las piedras, ya no hay más que comer. Lo poco que pudieron recibir de quienes les llevaron “despensa” yase acabó. Ya no hay dinero para comprar maíz, frijol, cal, sal, azúcar, café y chile: ya no hay nada, solo la esperanza de conciliarnos con la naturaleza, para seguir sobreviviendo.
En estas tierras montañosas, llenas de laderas y barrancos, la madre tierra nos ha enseñado crudamente que no debemos faltarle al respeto: no nos perdonó haberle cortado sus árboles, no nos perdonó haber acabado con su flora, de haber extinguido su fauna, no nos perdonó haber envenenado sus suelos, no nos perdonó haber dañado su vientre con semillas malditas, no nos perdonó haber contaminado sus manantiales y sus ríos. Ahora, como se teje, poco a poco, hay que volver a luchar trabajando con alegría para construir una nueva relación con élla, fortaleciendo nuestra organización y vida comunitaria, volviendo a emplear, y no olvidar,  las prácticas agrícolas  de nuestros ancestros, preparando el tlacolol con cariñó, sembrando semillas criollas de maíz, frijol y chile, utilizando abono orgánico, ofreciéndole a tiempo con mucha devoción nuestros rituales milenarios, reforestando debidamente  nuestros cerros y lomas, no permitir que vuelvan a cortar de tajo nuestros cerros para hacer carreteras, ni mucho menos que se instalen compañías mineras extranjeras en nuestros territorios, ésto y más es lo que podemos hacer para no volver a perder su respeto, para que nuestra madre nos deje mantener nuestras raíces en su seno.
Dos meses después, en La Montaña, en el municipio de José Joaquín de Herrera, 1 471 indígenas nahuas de 29 comunidades (éstos son datos oficiales del Ayuntamiento hechos del conocimiento a Protección Civil del estado de Guerrero y al CENAPRED y entre las que se encuentras Axolapa, Ajacayán Oriente y Puente Ixtla) esperan la ayuda gubernamental ofrecida para levantar nuevamente 268 viviendas afectadas y saber si se les va a apoyar y cómo por sus cosechas perdidas; así como saber, en su condición de damnificados,  qué tipo de ayuda federal, estatal o municipal se les va a proporcionar y a través de qué institución y programa, cuáles son las Reglas de Operación que los normarán; también esperan saber cuál va a ser su participación como comunidad o pueblos para garantizar la transparencia y efectividad de la aplicación de los recursos gubernamentales de ayuda, esto es, si integrarán una Contraloría Social del Pueblo o Comité Comunitario de Seguimiento a dichos programas, dado que la transparencia gubernamental de los programas oficiales es un derecho social e individual reconocido constitucionalmente.
Las comunidades indígenas nahuas de Axolapa, Ajacayan Oriente y Puente Ixtla, presentan un alto grado de vulnerabilidad y riesgo para sus vidas y sus bienes debido a problemas reales de inestabilidad de las laderas en donde están ubicados estos centros de población,  y hasta este momento no han podido ser reubicadas a lugares seguros, en virtud de que a la fecha, no se han realizado los estudios geotécnicos especializados por parte de Protección Civil del estado de Guerrero y del CENAPRED.
Ante tal situación el Colectivo de estudiantes y profesores de la Unidad Académica de Hueycantenango de la Universidad de los Pueblos del Sur (UNISUR), hemos ofrecido formalmente al CENAPRED a 17 voluntarios (quienes son originarios de 17 de las 29 comunidades afectadas) que, con el apoyo de la doctora Iracema Alcántara Ayala, del Instituto de Geografía  de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), nos estamos capacitando para aprender técnicas de monitoreo y alertamiento permanente para utilizar el Formato de Evaluación del CENAPRED para saber el procedimiento para estimar el peligro y el riesgo de deslizamiento de laderas, usando el concepto de intensidad del peligro, que incluyen la observación de campo y el uso de instrumentos apropiados para medir los movimientos del terreno natural: medición de agua de lluvia, asociada a las características de saturación del material térreo que pueden desencadenar la inestabilidad de una ladera. Uso de pluviómetros, detección y medición directa de deformaciones y agrietamientos de la superficie de las laderas y sus tendencias de crecimiento y monitoreo de las zonas habitadas para detectar oportunamente la aparición de grietas en muros y pisos, con el fin de apoyar a las autoridades comunitarias y municipal para construir una Cultura de Prevención Comunitaria.
También hemos realizado la traducción al náhuatl del guión del video “…Y saltó la tierra “…Oajkotsikuintlajli realizado por el Instituto de Geografía de la UNAM y TVUNAM, y que en fecha próxima haremos la grabación del audio, para presentarlo en cada comunidad del municipio, material que servirá para promover el conocimiento sobre cuáles son las causas de la inestabilidad de las laderas donde habitan, cómo nos pueden afectar y cuáles son las acciones  que debemos tomar antes, durante y después  de su ocurrencia, con la finalidad de mitigar y prevenir consecuencias desastrosas con la participación de todos los integrantes de las comunidades; también nos hemos comprometido a realizar, en fecha próxima, la traducción del guión del video de referencia al idioma tlapaneco, mixteco y amuzgo y grabar el audio correspondiente para el mismo fin.
Nuestro Colectivo Unisureño de Hueycantenango, se encuentra actualmente concluyendo  la elaboración del censo solicitado por Roberto Lucio Olvera Saavedra de la Fundación Ayuda en Acción, México, en base al formato que oportunamente nos hizo llegar, que incluye a las 29 comunidades indígenas nahuas damnificadas; también nos encontramos elaborando, en su etapa inicial, el Diagnóstico Integral de las Comunidades Indígenas Nahuas del Municipio de José Joaquín de Herrera del estado de Guerrero.
Desafortunadamente, por falta de recursos económicos, no hemos podido llevar a tiempo del Distrito Federal a La Montaña, 2 toneladas de alimentos, para entregar a las comunidades damnificadas de Oztotitlán y Tepetitlán, medicinas para los promotores de salud comunitaria de las comunidades de Oztotitlán y Apanguito y suplementos alimenticios para el niño David Gatica Hernández de la comunidad de Tlachimaltepec, así como material de trabajo y bibliográfico para nuestros alumnos y 3 computadoras para realizar nuestros trabajos de sistematización e investigación, que el Instituto de Investigaciones Hematólogicas, A.C. y personas de gran corazón han reunido con muchos sacrificios para llevar a estas comunidades que sobreviven con casi nada, que continúan resistiendo y existen a pesar del olvido, marginación, discriminación y exclusión a que son sometidos sistemáticamente desde siempre, por quienes son los dueños del poder, los dueños de las instituciones y del destino de quienes no tienen raíces fuertes, profundas como los montañeros tlacololeros.

Rosendo Núñez Pérez
Coordinador de la Unidad Académica de Hueycantenango,
Universidad de los Pueblos de Sur (UNISUR)

P.D. Ojalá podamos contar con la ayuda económica solidaria de personas de buen corazón para que nuestro Colectivo Unisureño de Hueycantenango, de la Unidad Académica de Hueycantenango, de la Universidad de los Pueblos del Sur (UNISUR), pueda continuar realizando, en mejores condiciones, el trabajo de investigación, capacitación y acompañamiento permanente a las comunidades indígenas nahuas damnificadas del Municipio de José Joaquín de Herrera, estado de Guerrero, ya que nuestra institución no tiene registro oficial de la Secretaria de Educación Pública (SEP) como institución de educación pública de nivel superior y, por consecuencia, no contamos con apoyo de ningún tipo para realizar nuestro trabajo, como el presente.

Rosendo Núñez Pérez
rosnuper@gmail.com