Compromiso ignaciano por un México más justo y humano
La Fundación San Ignacio de Loyola es la Oficina de Desarrollo de la Compañía de Jesús en México. Como tal, su misión se centra en colaborar con las diversas Obras Jesuitas, orientadas hacia la construcción de un país más justo, humano y en paz.
Su labor consiste en acompañar y apoyar a las iniciativas de la Compañía, tanto en el ámbito social como pastoral, asegurando su sostenibilidad y crecimiento en un contexto marcado por los retos sociales, políticos y económicos que enfrenta México.
Como organización de segundo piso, la Fundación no se involucra directamente en la ejecución de proyectos, sino que se dedica a la recaudación de recursos y su posterior distribución. Este enfoque le permite brindar un soporte robusto a las Obras Jesuitas, fortaleciendo tanto sus capacidades financieras como institucionales.
Esta función es clave para que las obras puedan desarrollar y sostener su impacto en las comunidades que atienden. A través de este acompañamiento, la Fundación ayuda a que las iniciativas puedan dar respuestas efectivas a los grandes desafíos de la sociedad mexicana, siempre desde la inspiración ignaciana.
La misión de la Fundación se resume en su compromiso de apoyar a las Obras de la Compañía de Jesús, para que puedan operar desde sus contextos específicos y responder a los desafíos de justicia social, paz y dignidad humana.
Este acompañamiento se da tanto en términos financieros como institucionales, asegurando que las obras cuenten con los recursos necesarios para llevar adelante su labor. En cuanto a su visión, la Fundación aspira a ser un aliado estratégico y referente en el fortalecimiento de estas obras, consolidándose como una oficina de desarrollo eficiente y comprometida.
Entre las causas que apoya la Fundación se encuentran diversas áreas clave. En el campo de la economía social y el cuidado de la madre tierra, la Fundación se enfoca en procesos que prioricen la dignidad humana y el respeto por el medio ambiente.
En un contexto global de desigualdad y sobreexplotación, resulta crucial fomentar modelos de producción que promuevan el bienestar de las personas y la protección de nuestro planeta.
Otra causa importante es el acompañamiento a las culturas indígenas y la educación intercultural. En colaboración con los Pueblos Indígenas, la Fundación apoya su lucha por una vida digna, articulada a través del concepto del Buen Vivir, promoviendo una educación inclusiva que valore y respete la diversidad cultural.
El fortalecimiento de los derechos humanos también es una prioridad. A través de diversas obras jesuitas, la Fundación impulsa la reconstrucción del tejido social por la paz y responde a demandas de apoyo de comunidades que buscan justicia y respeto a sus derechos.
Asimismo, la Fundación acompaña a migrantes y refugiados a través de los programas del Servicio Jesuita a Migrantes y el Servicio Jesuita a Refugiados. Estos programas se enfocan en la defensa y promoción de los derechos humanos de las personas migrantes y sus familias, un esfuerzo vital en un contexto donde la movilidad humana enfrenta tantas dificultades y desafíos.
En el ámbito de la salud comunitaria, la Fundación promueve procesos que sitúan la salud como un derecho humano fundamental. La salud no debe ser un lujo inaccesible, y por ello se apoyan iniciativas que empoderan a las comunidades a través de modelos de salud comunitaria basados en la corresponsabilidad.
Finalmente, la espiritualidad es otro pilar fundamental de la Fundación. El apoyo al desarrollo de la Espiritualidad Ignaciana, una espiritualidad de cara al mundo y con profunda sensibilidad hacia el contexto de cada comunidad, es esencial.
Esta espiritualidad se pone al servicio de quienes forman parte de las diversas obras jesuitas, ofreciendo una guía en su camino de transformación social y personal.
En resumen, la Fundación San Ignacio de Loyola cumple una función esencial al proporcionar el apoyo financiero e institucional necesario para que las obras jesuitas en México puedan llevar adelante sus proyectos de justicia, paz y esperanza. Desde su misión hasta sus causas, la Fundación se alinea con los principios ignacianos y con la búsqueda de un país más humano y solidario.