Plan para rehacer la vida ordinaria
Por: Ana Teresa López de Llergo
Fotografía: Derechos Reservados
Hay dos circunstancias que son el trasfondo de las siguientes ideas para regresar a las actividades propias de nuestra vida cotidiana. Cada uno tiene las suyas, nunca se retoman del mismo modo porque nuestra vida transcurre y las experiencias nos cambian. En este caso, la experiencia del confinamiento es inusitada y, la influencia también lo es. En nuestras manos está que sea para ser mejores.
Una de las circunstancias a la que me referí es estar en el mes de mayo. En México, se festeja a las madres, en la Iglesia católica –este mes y el mes de octubre- se festeja muy especialmente a nuestra Madre Santa María. Madre que nos hermana a todas las personas de todos los pueblos, que tiene la advocación única para Ella de ser Omnipotencia Suplicante. Sus peticiones ante Dios todo lo pueden.
La otra circunstancia es el mensaje del Papa Francisco en el que nos sugiere un plan para resucitar. Estamos en el tiempo litúrgico de Pascua y festejamos la Resurrección de Jesús, un ejemplo para nuestra vida para levantarnos y salir con bien de tantos retos.
Su Santidad nos muestra la actitud de las mujeres que van a terminar de embalsamar el cuerpo muerto de Jesús. Habían iniciado esa tarea, pero no la terminan porque se atraviesa el sábado, día impedido para trabajar. En su mente las abruma el pensamiento de “quién les removerá la piedra que cierra el sepulcro”.
El Papa nos propone reconocer las piedras que nos abruman. Cada quién tiene las de siempre, pero ahora aumentamos las generales para todos: muchas muertes y sufrimiento con el consiguiente temor al contagio; muchas pérdidas de trabajo como los empleos informales; el dolor de admitir que la sociedad ha construido sobre bases precarias que no facilitan la vida honesta. Piedras que pensamos nos aplastan.
Sin embargo, ante nuestros ojos está el ejemplo de quienes están removiendo piedras, las piedras de la desesperanza. Son médicos, enfermeros y todo el personal de la salud; son todas las personas que trabajan para resolver las necesidades básicas de alimentación, información, transporte, higiene y seguridad. Personas sencillas que nunca han estado bajo reflectores.
No hay excusa para no remover nuestras piedras. Con la ayuda de Nuestra Madre María, no podemos regresar al mismo sistema económico, no podemos priorizar las armas sino la salud. La vida nueva se apoya en nuestra fe, en nuestra familia, en nuestro trabajo honesto, en la ayuda mutua en la sociedad.