Anunciación.- Eugenio Lira Rugarcia, Obispo Auxiliar de

Puebla, secretario general de La  Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) dio a conocer  la carta que le fue enviada al Santo Padre, cuyo mensaje   era el siguiente:
 Beatísimo Padre Francisco:
Con inmensa gratitud a Dios nuestro Señor, que no deja de dar a su pueblo pastores según su corazón , la Iglesia que peregrina en la República Mexicana le saluda, expresándole el amor, el respeto, la obediencia y la fidelidad de las y los católicos de esta noble nación que, al igual que la patria que lo vio nacer, Argentina, forma parte de nuestra querida América Latina, empeñada en la Misión Continental, a la que nos ha impulsado Aparecida.
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. Su Santidad ha escuchado estas palabras que el Señor le dirigió a través de los Cardenales electores, y fortalecido por la gracia divina, dijo “sí”, eligiendo por nombre el de un gigante de la santidad: Francisco, de quien el poeta Dante, refiriéndose a su nacimiento, exclamaba: “Nacióle un sol al mundo” (Divina Comedia, Paraíso, Canto XI).
Del “Poverello” de Asís, su venerable predecesor, el Papa emérito Benedicto XVI afirmó: “sabía que, sólo en la comunión de la Iglesia construida sobre la sucesión de los Apóstoles se renueva también la obediencia a la Palabra de Dios” (Audiencia, 27 de enero de 2010). Por eso entendemos muy bien que el día de ayer, al presentarse ante la Iglesia de Roma, que preside en la caridad a todas las iglesias (cfr. San Ignacio de Antioquía, Ad Romanos, praef.), haya pedido la oración del pueblo, rogando la bendición para el Obispo de Roma.
Su Santidad, que conoce muy bien las riquezas, los gozos, las oportunidades, los sufrimientos, las carencias y los problemas que enfrentan los pueblos de América Latina, nos ha invitado, con toda la Iglesia, a caminar, construir y confesar, “sobre la piedra angular que es el Señor mismo” (Homilía, 14 de marzo de 2013). Así queremos hacerlo, exclamando con san Jerónimo: “Yo no sigo un primado diferente del de Cristo; por eso, me pongo en comunió, con la cátedra de Pedro” (Cartas I, 15, 1-2).
Santo Padre Francisco, estamos verdaderamente emocionados por su elección al Supremo Pontificado, y también muy agradecidos con Su Santidad por haber aceptado la pesada Cruz del ministerio petrino. Queremos que sepa que las y los católicos mexicanos procuraremos aligerarle la carga con nuestra oración, nuestro amor y nuestra fidelidad.
Con estos sentimientos, rogamos al Señor que, por intercesión de Santa María de Guadalupe, a quien sabemos que Su Santidad profesa especial devoción, le conceda un fructuoso ministerio, e imploramos que imparta sobre el pueblo de México la bendición Apostólica.
Por los obispos de México:
Javier Navarro Rodríguez, Obispo de Zamora Vicepresidente de la CEM
Eugenio Lira Rugarcia, Obispo Auxiliar de Puebla , Secretario general de la CEM