En México hay más de 5,500 Empresas Sociales, unidades económicas de propiedad colectiva, formadas por personas trabajadoras, productoras y/o consumidoras, que se asocian y se constituyen formalmente. Son un subconjunto de la economía que aporta 1.6% del PIB nacional y genera 1.7 millones de empleos remunerados, de acuerdo con los datos más recientes del INEGI (Estudio de caso de la economía social).
Las Empresas Sociales se han consolidado en diversos estados del país, principalmente en zonas rurales y comunidades indígenas.
Sin embargo, con respecto a otros lugares del mundo, México está a la zaga. Por ejemplo, en España el sector de la economía social genera el 10% del PIB y emplea a 2.3 millones de personas; y entre países de Europa genera el 8% del PIB y emplea a 13.6 millones.
Con la finalidad de crear un mecanismo de vinculación entre este tipo de unidades económicas con personas consumidoras, productoras, autoridades, organizaciones de la sociedad civil, la academia y el sector privado, el Grupo Promotor de la Economía Social creó el portal https://empresas-economiasocialysolidaria.com.mx/ el cual fue presentado hoy en conferencia de prensa.
Adriana Gómez-Chico, secretaria técnica del Grupo Promotor de la Economía Social, refirió que el portal es una herramienta de difusión, articulación e interacción de las Empresas Sociales y para el conjunto del ecosistema de Economía Social en México.
Como una de las acciones para la visibilidad, el sitio cuenta con una sección de perfiles donde, mediante fichas, se difunde la identidad y los orígenes de estas empresas, la base social que conforman sus socios, los empleos generados, su actividad productiva, productos o servicios, su localización y datos de contacto, entre otros.
“El portal es la herramienta para que las mismas Empresas Sociales lo utilicen y promuevan; además, para que las personas involucradas en el tema desde la academia, desde la iniciativa privada y los distintos niveles de gobierno sepan que hay un espacio que aglutina este tipo iniciativas de economía social”, expuso.
Ante las causas estructurales que generan pobreza, en México se requieren acciones efectivas de los gobiernos y de la sociedad. Una estrategia que puede ser impulsada desde los gobiernos locales es el fortalecimiento de la Economía Social.
Ante este panorama, Rogelio Gómez Hermosillo, presidente ejecutivo de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, indicó que las empresas de la economía social son una alternativa de desarrollo económico en zonas rurales e indígenas de mayor rezago social. Tienen un claro efecto frente a la pobreza pues permite a pequeños productores asociarse para evitar el intermediarismo de los “coyotes” que acaparan y fijan precios bajos, así como crear empresas de valor agregado sobre sus productos. Estas acciones mejoran de manera inmediata el ingreso para quienes se asocian y participan en las empresas de la economía social.
Además, este tipo de empresas tienen un impacto ambiental muy positivo, pues adoptan técnicas agroecológicas y protegen el territorio con sus recursos naturales. De hecho, el PIB forestal de México depende del sector social de la economía, abundó Gómez Hermosillo.
En la presentación del portal participó Guillermo Woo G. director del Fideicomiso para el Desarrollo Regional del Sur Sureste (Fidesur), quien expuso que una base para el planteamiento del desarrollo integral es el reconocimiento de “economías plurales”
Tenemos hoy una yuxtaposición, y coexistencia de economías diversas y es momento de buscar que los procesos sean mutuamente positivos especialmente para las economías que más beneficien a los pobres en situaciones tan desiguales. Tenemos que transformar estos procesos y estructuras en forma que den a las diversas economías la posibilidad de florecer.
Cada lugar es portador de una temporalidad y una historia y de formas sociales propias en las que están encarnadas (“embedded”) sus economías
La economía social y solidaria tiene potencialidades importantes en la situación actual para promover la innovación social, el fomento de actividades y trabajo decente. Puede responder a los choques coyunturales por sus formas de gobernabilidad, su anclaje a los territorios y sus posibilidades de responder a las necesidades del desarrollo sostenible y de realizar innovaciones comunes, así como de formar a sus participantes.
La economía social y solidaria constituye, en ese contexto, una oportunidad para muchísimas personas y comunidades del Sur Sureste en las que prevalece “la permanencia estructural de la pobreza en las zonas rurales e indígenas, especialmente en la región Sur Sureste del país.
En estos territorios donde abunda la riqueza natural y se acumula la pobreza, es donde han surgido muchas de las experiencias más avanzadas y promisorias de la economía social en México”. “El mayor impulso a la economía social en la etapa reciente en México, se da a partir de la década de los 80s, y proviene de las comunidades y pueblos indígenas, que han creado organizaciones campesinas productivas pese a todos los obstáculos, manteniendo su independencia y su cosmovisión…”
Este núcleo de la economía social con raíz indígena y campesina ha adoptado los principios de la sustentabilidad, de la agroecología, del cuidado de la riqueza natural y del territorio, ha encabezado la promoción del comercio justo.
“Las empresas emanadas de estos procesos ponen en práctica los valores de la solidaridad, la cooperación, el bien común y el cuidado del medio ambiente, sin descuidar las exigencias de la productividad, la sostenibilidad