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Historial

Museo Casa de la Bola 2>

Anunciación.- Escondido en la Avenida Parque Lira diferenciándose por un zaguán alto de madera alusivo al siglo XIX, se encuentra el Museo Casa de la Bola, situado en lo que fuera la antigua Villa de San José de Tacubaya, y durante el Virreinato una finca campestre dónde se producía aceite de oliva y pulque.

A través de los siglos cambió de propietario en diversas ocasiones y tuvo varios usos, el primero de ellos fue Francisco Bazán de Albornoz, quién en 1616 desempeñó el cargo de Inquisidor del Santo Oficio.

Entre los últimos dueños destaca el erudito y político José Gómez de la Cortina, quien le vendió la mayor parte del inmueble a José María Rincón Gallardo, marqués de Guadalupe. Entre los visitantes ilustres que se hospedaron en la mansión se recuerda a la Güera Rodríguez, al autor de Don Juan Tenorio, José Zorrilla, y a la marquesa Calderón de la Barca, quién dejó en sus memorables cartas interesantes comentarios acerca de Tacubaya.

Por las dimensiones y características del lugar, pertenecía a la categoría de casas de campo conocidas como “casas de placer”.
A principios del siglo XX el Arquitecto Manuel Cortina remodeló la casa a un estilo neocolonial, y para 1942 Antonio Haghenbeck adquirió la propiedad. Antonio fue adecuando el inmueble a su gusto y necesidades, incluso con el material de demolición de casa de sus padres de Avenida Juárez, convirtiéndola en su nuevo hogar con decoraciones, muebles, tapices, cortinajes, espejos, candiles, habitaciones y obras de arte con procedencia de distintas latitudes del mundo; convirtiéndola en una mansión de la alta burguesía y aristocracia de finales del siglo XIX de nuestro país con un estilo ecléctico.

La Fundación Cultural Antonio Haghenbeck y de la Lama IAP fundada en 1991, surge a partir del sentido altruista que Don Antonio mostró a lo largo de su vida; dejando sus casas como museos para compartir y ayudar a la sociedad civil, como niños huérfanos, ancianos y la protección de la fauna silvestre y doméstica del país; de esta manera ayudando a varias causas, protegiendo y apoyando a las personas en situación vulnerable.

Los museos: Museo Casa de la Bola (CDMX), la Hacienda de Santa Mónica (Edo. Mex) y la Hacienda San Cristóbal Polaxtla (Puebla), albergan las colecciones de arte decorativo ecléctico más importante de América Latina, y la fundacióndifunde las colecciones de las tres casas. En la parte social brinda actividades culturales los fines de semana, actividades educativas de distintas temáticas programadas mensualmente para cualquier público interesado y talleres de artes y oficios a muy bajo costo.

El museo casa de la bola se puede recorrer con visita guiada los domingos por un costo de $20, permitiéndote ingresar a la intimidad de un personaje de gustos y valores nobles, pero de una clase alta, que nos heredó una ostentosa casa que nos recuerda a los palacios europeos con bibliotecas, habitaciones lujosas y salas de estar con vestigios antiguos de siglos pasados.

Para mayores informes visita:
Facebook: Museos Haghenbeck
Twitter: @MHaghenbeck
Instagram: @museoshaghenbeck

2018, año crucial para los migrantes 2>

Anunciación.- En este nuevo año, los países miembros de la ONU firmarán un Pacto Mundial para buscar una migración segura, ordenada y regular. Pero, ¿bastará ese acuerdo para que surja una visión positiva hacia los migrantes por parte de las personas y los gobiernos? 

1. Antecedentes. En la Cumbre de la Naciones Unidas celebrada el 19 de septiembre de 2016, los estados miembros acogieron la Declaración de Nueva York (13 sept. 2016), que expresa el deseo tanto de “salvar vidas y proteger derechos” de los migrantes, como de “compartir la responsabilidad a escala mundial”.
Después, el 4 de diciembre de 2017, se celebró en Puerto Vallarta (México) la reunión preparatoria de la Conferencia Intergubernamental, para preparar el documento definitivo que se firmará a finales de este 2018.

2. Necesidad de un pacto mundial. En Puerto Vallarta, la Representante del Secretariado para la Migración Internacional, Louise Arbour, afirmó que ningún país puede enfrentar el fenómeno migratorio por sí mismo.
Arbour explicó que la única manera de abordar el reto del siglo XXI sobre la migración masiva es mediante una respuesta coherente por la comunidad internacional, porque “el movimiento de las personas a través de fronteras es, por definición, una realidad internacional”.

3. Hacia una nueva visión sobre los migrantes. La Representante destacó que el Pacto Mundial para la Migración es una oportunidad para “reorientar la narrativa – a menudo tóxica- contra las personas migrantes” hacia una “narrativa más precisa” que reconozca el apoyo que representan las personas que llegan a otros países.
De modo convergente, el Papa Francisco, en su mensaje para la 51ª Jornada Mundial de la Paz 2018, también pidió una nueva manera de considerar a las migraciones globales, para que ya no se consideren como una amenaza, sino que sean contempladas “con una mirada llena de confianza, como una oportunidad para construir un futuro de paz”.

4. Descubrir la grandeza de los migrantes. Esta nueva mirada hacia los migrantes y refugiados, según el Pontífice, “sabe descubrir que no llegan con las manos vacías” porque ellos traen consigo “la riqueza de su valentía, su capacidad, sus energías y sus aspiraciones, y por supuesto los tesoros de su propia cultura, enriqueciendo así la vida de las naciones que los acogen”.
Ese nuevo paradigma hacia los migrantes sabe también descubrir “la creatividad, la tenacidad y el espíritu de sacrificio” de incontables personas, familias y comunidades que reciben a los migrantes y refugiados, “incluso cuando los recursos no son abundantes”, añadió el Papa.

Epílogo. Los fenómenos migratorios están muy lejos de detenerse, porque las diferencias económicas y la falta de paz que los producen seguirán presentes. Para resolver con eficacia los problemas que conlleva la migración, hace falta tanto la acción internacional como la ayuda de los particulares; pero ante todo lo primero es que cambiemos nuestra propia percepción sobre los migrantes y refugiados.
El presupuesto para que el Pacto Mundial sobre Migración pueda dar resultado es que encuentre apoyo en los ciudadanos, que –con una nueva mirada– aceptemos la llegada de los migrantes y los acojamos como una riqueza humana y cultural, sin reducirlos a la imagen de mera mano de obra.
@FeyRazon    lfvaldes@gmail.com
http://www.columnafeyrazon.blogspot.com

Sucede lo mismo 2>

Anunciación.- Yo tampoco, de verdad. Y no solamente porque ya no existe el mínimo de credibilidad indispensable para que un mortal simple y de a pie como yo, como tú, pueda creer en algo que, de por sí, ya sabemos que viene amañado, en doble sentido o en el mejor de los casos, envuelto en una atracción endulzada y apócrifa dispuesta para engañar a nuestros sentidos. Es como si tu destino te estuviese literalmente albureando. 

No. Pero tampoco puedo negar el efecto rabiosamente hilarante que ya nos produce esa marea de carteleras en las calles y carreteras, electrónicas en las redes sociales, que contienen una publicidad que solamente representa una forma más en que los arrebatos del poder y la prisa por descalificar a los adversarios se manifiesta: “Me urge ser presidente”, “mantener la hegemonía de mi grupo”, “allegarle a los míos la posibilidad de sentirse aristócratas sin haber trabajado, hecho inversiones ni creado una industria”… Todo ello envuelto en los proverbiales “acabaremos con la corrupción”, “seguridad para todos”, “renta universal”, “confiabilidad para los empresarios”, “fin al dispendio de los partidos políticos” –de los cuales apenas ayer renunciaron-, “la mafia del poder”, el diagnóstico acertado de los problemas nacionales (que son los mismos cada cambio de sexenio) y de las audaces y brillantes soluciones que ahora sí, cambiarán la historia para siempre.

La publicidad maligna, sucia, subrepticia, cara, ofensiva y, sobre todo, injusta -seguramente un político de respeto o un “empresario” ligado a la política, de prosapia y abolengo, podría calificarla así y de otras seiscientas maneras cuando se trata del adversario-, inunda de manera creciente ciudades, postes, aeropuertos y la pantalla de tu teléfono inteligente, vaya de tu Youtube, de tu partido de fútbol de los domingos.

Lo puedes contemplar en su fulgurante color rojo, o el azul y o el amarillo –politizando o desgraciando hasta nuestro sentido cromático-, en todos sitios, tan diversos como Xalapa, Apodaca, Misantla, Torreón, Santiago Papasquiaro, Hunucmá, Huimanguillo, Acajete, San Andrés Mixquic, Reynosa, Salsipuedes, Tres Marías o la Marquesa, en fin, convocándote a regalar otra vez tu voto a cambio de un currículum exagerado, un discurso fantasioso y, con ello, tu porvenir por seis años más.

Como contrapartida, en una exhibición poco agraciada de lo que puede ser un baño de pureza forzado, los dirigentes aludidos o que se dan por aludidos, o los que ni eso, que son los destinatarios específicos ,o los que histriónicamente se hacen pasar por unos inocentes aludidos, acusan–ahora ya no desde el anonimato- y se duelen en público ante la ingratitud y la mala sangre de quien solamente desea descalificar gratuitamente al candidato que, ya solitario, se dirige imbatible a vencer a sus adversarios, en pos de la conquista de la máxima silla nacional del poder, el control y la rentabilidad personal.

De esto están llenos los diarios, ya lo sé, y te suplico no suspendas aquí la lectura, no pretendo aburrirte con más de lo mismo. No suspendas sin antes permitirme, a mí, decirte que no, que yo tampoco creo. Pero déjame explayarme, déjame decirte con comodidad, más a modo pues, eso en lo que yo tampoco creo, porque no pienses que verdaderamente he ocupado un minuto, una unidad de esfuerzo, de concentración, a considerar lo que los de la publicidad inundante quisieran hacernos creer o dejar de creer, que a fin de cuentas ya nos importa un pimiento, verás. ¡Tenga miedo de mis adversarios, son un gran peligro, vote por mí! ¡Patrañas!

Yo tampoco creo, y eso sí lo digo con la certeza que me da haber sostenido tu mirada en la calle, el pueblo, la procesión, la construcción, el campo o el transporte público, que tú, que yo, que nuestro vecino de enfrente tan ruidoso y pendenciero, que la señora que aún atiende su expendio de pan, el mesero, el repartidor en bicicleta, el bolero, el policía y el médico de la colonia; el chavo del CCH, los ancianos que padecen la segregación porque ya los hicimos estorbo o los niños sin esperanza; digo, no creo que todos estemos dispuestos a seguir contemplando desde la barrera cómo el toro de la ambición, el resentimiento, la voracidad y la intransigencia le pega tremenda cogida al matador del rumbo ciudadano, exponiendo sus vísceras al sol incandescente de una tarde que anuncia nuevamente, que, como dijo siempre mi entrañable amigo Fernando Sordo, citando un dicho navarro adoptado en su natal Llanes: “siempre que pasa igual, sucede lo mismo”.

Porque no me digas, apreciado lector, que todas estas peleas, bravuconadas, escándalos, revelaciones, y todo lo demás, tienen un milímetro de productividad, vaya, de utilidad práctica. Un milímetro de novedad, tampoco. No me digas que todo esto que sucede a ciencia y paciencia de quienes todos los días apretamos la barriga para sostener el lastre del barco que se nos hunde con sesenta millones de pobres, doscientos mil muertos con violencia en los últimos once años, corruptos cuya impunidad ya transfigura en el cinismo, resentimiento social explosivo, discriminación, feminicidios, trata y más trata; no me digas que los audaces discursos y descalificaciones personales y colectivas, las promesas vacuas y retóricas, los intentos se aparentar cultura elevada mascando francés o discurriendo sobre bel canto, las fotos con niños e indígenas, en fin,  van a dar crecimiento económico, estabilidad social, cultura y educación, seguridad, paz, y sobre todo, un provenir colectivo en el que cada quien pueda ejercer sus libertades para tener lo que quiso, para ser quien decidió ser, con dignidad y pundonor.

Yo no creo que un país pueda seguir contemplando a una élite tránsfuga, una minoría que ocupa recursos públicos para alimentar su imagen y ego, limpiar su nombre de las fechorías realizadas, arrebatar el poder y mantenerlo por generaciones, mientras unos se mueren de disentería sin diagnóstico, señoras tienen que parir en una banqueta, otros pierden la vida a manos de un adicto a la violencia, a la impunidad, o por ser diferentes, o la pierden por no recibir educación que les abra una oportunidad para oficiar de otra cosa que no sea de desheredados, y otros, los más, nacen inconscientes de que aquí, aquí, todo será igual al infortunio de sus antepasados en tanto siga pasando exactamente lo mismo.

Twitter: @avillalva_
Facebook: Alfonso Villalva P.

“Compromiso” es símil de “llegar lejos” 2>

Anunciación.- Los primeros días, del año recién llegado, comienzan a marchar. Todos nosotros nos hemos comprometido con una serie de “deseos”, que hemos escrito en un papelito o simplemente recordamos y, seguramente, recordaremos el resto del año. Queremos tanto alcanzar aquellos objetivos planteados que, de vez en cuando, en nuestros ratos libres o durante nuestros sueños, hemos fantaseado observándonos con nuestros deseos proyectados. Imaginamos esos momentos de gloria sonriendo contentos por haber llegado a la cima de nuestros anhelos. Sin embargo, hemos olvidado un aspecto importante, y que creo sinceramente que es uno de tantos que nos impide lograr lo que queremos: trabajar.  

Volteamos con desdén a algunas de las más reconocidas IAP, por ejemplo, pero dejado de lado el largo trecho caminado por las personas. Hay instituciones dentro de las OSC (Organizaciones de la Sociedad Civil) que han llegado a materializar aquellos sueños que algún día impulsaron su deseo altruista de apoyar a sus respectivos beneficiarios. Encontramos grandes ejemplos, como Monte de Piedad, que, a lo largo de varias décadas, se ha perfilado como uno de varios de los ejemplos a seguir dentro del mundo de las OSC, si es queremos conseguir llegar a un mayor número de beneficiarios.

De fondo, más a allá del juicio superficial hacia las “más grandes OSC”, encontramos una institución, seguramente, con una base fuerte, comprometida, responsable, que enfrenta sus problemas con los pies bien parados sobre la tierra. El trabajo de esas personas, que forman parte de esa institución, se reduce a un trabajo diario, constante y comprometido con sus metas, con los objetivos planteados desde un inicio. Esos objetivos forman parte del pan de cada día para los altruistas dentro de las organizaciones, lo que quiere decir que encuentran sus motivaciones en la visualización que hacen de sus instituciones, a un par de meses, años o incluso, décadas posteriores, alcanzando el éxito poco a poco, a partir de un trabajo diario, bastante comprometido y cumpliendo con sus diversas metas a través de los días, semanas, meses y años.

De esta manera, la fórmula tanto tiempo buscada y anhelada, se resume a una: compromiso. Con el compromiso hacia nuestras metas y nuestros beneficiarios, podemos llegar a donde deseamos y aún más lejos, donde el trabajo constante nos pueda sorprender. Así sucede con las IAP, siempre encontramos gente comprometida con el prójimo, decidida a trabajar para brindar un apoyo más dichoso para todos ellos.

Escrito por Pedro Jacobo López del Campo.
Correcto de contacto pjacobolpz@gmail.com
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El frío resuena 2>

Anunciación.- El frío resuena por las avenidas, calles, callejones, puentes, casas abandonadas y demás sitios donde ellos, desesperadamente, logran encontrar cobijo en la caótica ciudad de México. La humedad entra y estremece cada uno de sus huesos, arremetiendo contra ellos, un insoportable temblor. La comida escasea, se esfuma en sus estómagos sedientos de más alimentos. El alimento y, acompañado de cualquier líquido que logre calmar su sed, son un capricho necesario para vivir un día más. Me refiero a esas personas vagabundas, trotadoras callejeras diarias en búsqueda de apaciguar sus insoportables ausencias de comida, sólo llenas de hambre y sed.  

Vaya lucha constante de las personas que viven en las calles de la ciudad de México. Según la Secretaría de Desarrollo Social, en su resultado preliminar del primer Censo de Poblaciones Callejeras, presentado el pasado agosto del año pasado, son 4,354 las personas en situación de calle en la CDMX, así como otras 2,400 personas que viven en albergues públicos y privados. Triste la cifra, pues ella va en aumento desde las pasadas décadas, donde se ha presentado un incremento de la migración de las zonas rurales a la ciudad de México, donde vienen a buscar suerte. Cifras inquietantes, en el primer Censo de la SEDESOL de la CDMX.

A diario, cada una de esas personas intenta subsistir a través de cualquier medio. Muchas de ellas, soportando el frío durante las noches de la Ciudad de México, viviendo debajo de los puentes, arrastrándose en las cloacas y en cualquier edificio o casa abandonada donde puedan encontrar algún refugio. Los alimentos son escasos y esas personas sobreviven al día.

Por esas mismas razones, encontramos en las IAP (Institución de Asistencia Privada), personas preocupadas y comprometidas con apoyar al prójimo, el necesitado, el que, tristemente, tuvo la mala suerte de no contar con las posibilidades para poder subsistir como varios de nosotros podemos. Gente que trabaja día a día, para dar cobijo y proporcionar las herramientas necesarias para ayudarles a valerse por sí mismas o para ayudarles a afrontar las diversas vicisitudes materiales o emocionales con la que se topan diariamente.

Apoyemos a las diversas IAP, para que juntos podamos ayudar a los menos favorecidos. Donar en moneda o en especie, son formas de sostener a las diversas Instituciones para mantener esa base de ayuda para las personas beneficiadas a partir de las actividades implementadas por las instituciones de las organizaciones de la sociedad civil.

Escrito por Pedro Jacobo López del Campo.
Correcto de contacto pjacobolpz@gmail.com
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