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Genocidio silencioso 2>

Anunciación.- En pleno curso de 2018, aún hay lugares de nuestro planeta en el que se vive un exterminio étnico: Sudán del Sur y la República Democrática del Congo. ¿Cómo vivir desde la distancia la solidaridad hacia las víctimas?  

1. Tragedia olvidada. Sudán del Sur fue reconocido por la ONU como nación independiente en 2011, después una larguísima guerra 1983-2005 en contra del presidente Gaafar Nimery que pretendía imponer la ley islámica (Sharia), y tras un periodo breve en el que fue parte de Sudán (2005-11).
Sin embargo, actualmente ahí se encuentran en guerra al menos siete grupos armados, que acusan al gobierno de querer permanecer indefinidamente en el poder. En la respuesta del ejercito sursudanés muchas aldeas han sido arrasadas, cientos de mujeres y niñas violadas, y un número sin determinar de civiles han sido asesinados.
El saldo han sido 2. 5 millones de muertos y dos millones de refugiados. Por eso, la misionera española Yudith Pereira residente en ese país afirma que “lo que está ocurriendo es un genocidio silencioso”. Cabe recordar que por genocidio se entiende la represión llevada a cabo por un gobierno para eliminar a una etnia, grupo religioso, etcétera de su propio país.

2. Represión gubernamental. De igual manera, la República Democrática del Congo (RDC) ha sufrido un par de guerras civiles recientes, que cobraron casi 4 millones de vidas humanas. Actualmente, hay un par de zonas de guerra al este del país, en grandes áreas controladas por paramilitares de la etnia ruandesa tutsi, que han obligado a más de 4 millones de civiles a abandonar sus hogares.
La situación actual de la RDC es crítica. En un mensaje reciente de la Conferencia Episcopal del país, los obispos protestaron por la represión del gobierno hacia la Iglesia Católica: “¿Por qué tantos muertos y heridos, tantos arrestos, secuestros, ataques a parroquias y comunidades religiosas, humillaciones, tortura, intimidaciones, profanación de iglesias, prohibición de la oración? ¿Qué crímenes han cometido estos cristianos y ciudadanos congoleños?”

3. Solidaridad desde la lejanía. Como señal de comunión y solidaridad hacia los millones de víctimas de ambos conflictos, el Papa Francisco convocó a una Jornada de oración y ayuno por la paz, celebrada el 23 de febrero y ofrecida por estos dos países. El Pontífice extendió su invitación a los fieles no católicos y no cristianos, pues Francisco confía en que las religiones pueden contribuir a la consolidación de la paz.
Hay una gran esperanza que esta convocatoria ponga de nuevo ante las cámaras de televisión a estas zonas tan injustamente castigadas por la guerra. Y junto con eso también esta Jornada ayudará para que muchas personas tengan la oportunidad de ver que la instauración de la paz requiere de una ayuda sobrenatural, a la que invocamos con la oración y el ayuno.

Epílogo. Cuando visité el Museo de la Memoria y la Tolerancia, en la Ciudad de México, que está dedicado a exponer los genocidios del s. XX, entendí que el silencio fue un factor clave que permitió que sucedieran estas tragedias.
Por eso, la Jornada de ayuno convocada por Francisco, junto con sus frutos espirituales y humanos, ha sido un modo estupendo de romper el silencio y del olvido, que impiden a la ayuda internacional detener esos genocidios. Hoy podemos ser solidarios con las víctimas, si contribuimos a que esos crímenes sean conocidos por millones de personas.
@FeyRazon    lfvaldes@gmail.com
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“HE SIDO TESTIGO DE UN MILAGRO: LA VIDA HUMANA” 2>

Anunciación.- En fecha reciente, me contaba un amigo el caso de un colega suyo, Doctor en Matemáticas también, quienes realizaron juntos sus estudios de posgrado en una reconocida universidad en Estados Unidos. Fue una oportunidad para que entablaran una estrecha amistad. 

Recuerda mi amigo, que su colega destacaba sobre todos los demás compañeros por su inteligencia, su agilidad mental y agudeza intelectual. Su tesis doctoral, más que notable, fue brillante.
Como es lógico, ha tenido importantes trabajos en diversas empresas. Su amistad se ha mantenido a lo largo de los años porque mutuamente se entienden bastante bien. Se siguen frecuentando, se intercambian libros y ensayos de actualidad sobre Matemáticas. Los matrimonios asisten juntos a reuniones sociales. Casi en todos los temas sobre los que cambiaban impresiones, solían coincidir.
Pero había un punto en concreto, donde disentían radicalmente. Mi amigo es católico y su colega de declaraba ateo, incluso todavía más: anticlerical.
Con cierta frecuencia, el colega le lanzaba puyas y críticas por determinados aspectos de la Iglesia católica, del Papa, del Credo (o depósito de la fe) y de la moral cristiana.
Mi amigo dice que por mucho tiempo había tratado de explicarle numerosos aspectos de la religión, le proporcionaba libros formativos sobre principios fundamentales de Teología, cambiaban impresiones, procuraba aclararle sus dudas, pero ¡nada!…
Aquel colega continuaba declarándose completamente ateo, ni siquiera agnóstico, que creen en su Ser Supremo Creador pero consideran que no tiene ninguna intervención con la vida cotidiana de sus criaturas en la tierra.
Así las cosas, un día la esposa del colega le informó que estaba embarazada. Con su positiva curiosidad de científico, se puso a investigar sobre el proceso que sigue el ser humano desde que el óvulo es fecundado y las sucesivas etapas por las que va evolucionando dentro del vientre de la madre.
A medida que se adentraba en el estudio del embrión, no salía de su asombro sobre el maravilloso orden y desarrollo de esa pequeña persona en sus facetas anteriores al nacimiento.
Acompañaba a su esposa al Ginecólogo y aprovechaba para preguntarle al especialista muchas de sus dudas y le planteaba cuestiones que no alcanzaba a comprender. Su admiración fue mayúscula cuando vio por vez primera a su bebé a través del ultrasonido.
Cuando nació su criatura, una hermosa nenita, y empezó a observar su crecimiento, sus reacciones y cómo iba desarrollando paulatinamente sus facultades motrices y psíquicas, él continuó estudiando e interesándose cada vez más por los primeros pasos evolutivos de su niña.
Cierto día, este Matemático buscó a mi amigo, quien se había ausentado por cinco de años para realizar varios trabajos de investigación y dar clases en una universidad de Inglaterra. En cuanto regresó, su colega lo buscó para verse, porque –le comunicó- tenía un asunto importante qué conversar con él. Cuando lo recibió en su casa, y se sentaron a platicar, el colega le confió:
-Con ocasión del embarazo de mi esposa y el nacimiento de mi niña, he sido testigo de un auténtico milagro: la vida humana. ¡Ya creo en Dios! Porque no es posible que de la unión de un espermatozoide y un óvulo resulte algo tan sorprendente, complejo y maravilloso como lo es un ser humano. He estudiado a fondo toda la evolución que tienen los embriones, y luego, cuando nace el bebé y continúa su desarrollo. Y he llegado a la conclusión que debe de haber una Inteligencia Superior, una Mente Ordenadora que va dirigiendo el crecimiento hasta la última célula del organismo. Se trata de una obra maestra y perfecta. Y esto no se comprende sin la existencia de Dios -concluyó esbozando una amplia sonrisa de satisfacción por la importante verdad descubierta.
Y mi amigo le respondió:
-Me alegra mucho que hayas llegado a esta conclusión porque –además de la fe- también a Dios se le puede conocer a través de su obra creadora. No sólo con la generación de un ser humano, sino también al observar el mundo animal, vegetal, el mundo submarino, el impresionante orden del universo y el minúsculo universo de cada célula y cada átomo… Es más, diría que todos los días nos topamos con las obras de Dios, lo que ocurre es que muchas veces los humanos no somos capaces de detenemos a reflexionar y sorprendernos ante su admirable obra creadora.

Debut y Despedida 2>

Anunciación.- El día, al fin llegó. Después de tanto tiempo en la academia, tanto simulacro, tanto tiro en contra de sombras mudas e inertes, tantas lecciones de psicología criminal.  Esa mañana, Juan se levantó muy temprano de la cama, se bañó con agua helada para favorecer la circulación de la sangre en sus músculos, y tomó su uniforme sin estrenar, su placa, su tolete, y su fornitura. Se vistió, y no pudo evitar la tentación de mirarse en el espejo de cuerpo completo: fuerte, seguro, listo para salir a las calles y arrollar a cualquier cretino que hacía del crimen, un hábito impune.  

Y era verdad, porque a pesar de lo que él mismo leía en la prensa todos los días, sus instructores habían aprovechado su entusiasmo creciente, su romanticismo juvenil y su tozudo concepto de la dignidad y el patriotismo, para crear, junto con un buen número de compañeros de generación, esos policías transparentes, orgullosos del honor y la legalidad, que nadie creía.  Habían sembrado en su cerebro fértil, todas sus esperanzas, todo lo que ellos -los instructores-, ya nunca podrían ser, porque las circunstancias y el sistema los habían dejado, al menos, indefensos ante la tentación, ante la facilidad de hacer más dinero montados en su chapa, entregando al superior su tajada, haciendo trabajos especiales para algún general descarriado.

Juan salió de su casa, no sin antes pasar a la cama de su madre, justo al lado de la regadera, – casa chica, se comprende- para pedirle su bendición.  “Ya verás madrecita, hoy agarro, por lo menos, a uno” –le dijo irguiendo el pecho y mirando al horizonte a través de esa ventana semicubierta por un rebozo viejo utilizado a manera de cortina.  Juan salió de su casa a paso firme, consiente de las miradas de admiración que arrancaba el lucidor uniforme en los chiquillos que se apuraban para llegar al colegio.
Como mandado del cielo –pensó-, después de reportarse con el comandante fue llamado para integrar cierto operativo organizado para tratar de aprehender a unos chavos que distribuían coca en bicicleta, en pequeños paquetes de a doscientos varos, allá por el centro de la ciudad. El operativo era sorpresa para el equipo mismo, para evitar filtraciones, así que casi para todo el comando resultó en novedad.  El comandante les indicó que los novatos deberían pegarse a un veterano, y que por ninguna circunstancia, dispararan, a menos que fuesen agredidos directamente con armas de fuego.

Juan se le pegó al Cachimba, ese sargento de nariz aguileña y rostro cacarizo que tan experto se veía, al tiempo que inspiraba absoluta desconfianza. El Cachimba le dijo que se quitara y no le estorbara, pero Juan tenía la necesidad de cumplir las órdenes del comandante.

Llegaron sigilosos al barrio denunciado, y cada cual se apostó en el mejor escondite que pudo.  No traían orden de aprehensión contra nadie, pues a pesar de que era pública la existencia de la pequeña banda de distribución, nadie denunciaba, nadie daba elementos; además del riesgo que implicaba solicitar la orden y provocar una filtración que les avisara a los sospechosos a tiempo del operativo.  El Cachimba hizo un par de movimientos con los que creyó seguro haber perdido al novato, y se metió por una ventana semiabierta de una casa ubicada en la contra esquina del supuesto centro de operaciones.  Juan, que era muy astuto, se fijó en el Cachimba y se clavó por la misma ventana cayendo de boca, rodando hacia la pared, para levantar la mirada y ver al Cachimba congelado, sorprendido, atónito, tratando de guardar un rollo de billetes en la entrepierna.

Juan comenzó a decir algo sobre la honestidad, algo de la traición, cuando escuchó ese impacto seco, sordo, que solamente puede provenir de la recámara de una pistola automática con silenciador.  Incrédulo, se dio cuenta de que articulaba con la mandíbula pero no salía palabra alguna, hasta que se llevó la mano al cuello y sintió un líquido viscoso, caliente, que anunciaba el final de su fugaz carrera policiaca.

Juan se quedó allí, desangrándose en medio de un charco inmenso escarlata que él mismo acrecentaba, una mañana de debut y despedida. Y ya no pudo escuchar al Cachimba cuando pasó frente a él, lo miró despectivamente, y le dijo con helada resignación: “te dije que te apartaras”; ni tampoco pudo conocer la versión torcida que dio el Cachimba, a quien felicitaron más tarde por arriesgar su vida al tratar de salvar a un novato testarudo que tomó la iniciativa equivocada; ni tampoco pudo contemplar, una vez más, los noticiarios nocturnos que sólo hablaban de la corrupción, la ineptitud, la egoísta conducta de los cuerpos policiacos, ni al Jefe de Gobierno negar el crimen campante de una ciudad que parece irse decidida e irremediablemente al séptimo infierno de Dante.
Juan ya no pudo observar –mientras terminaba de vaciar sus entrañas por el boquete que le abrió en la garganta  una 9 milímetros-, cómo nadie habló de su honestidad, nadie supo lo que el trató de impedir, nadie, pero nadie, dio un pimiento por un muchacho limpio que allí, desolado, murió cumpliendo con su deber en una mañana de debut y despedida.

Twitter: @avillalva_

Facebook: Alfonso Villalva P.

“PILOTO ESPACIAL” UNA MELODÍA CONTRA LA GUERRA DE VIETNAM 2>

Anunciación.- Se cumple medio siglo en que el compositor Eric Burdon del grupo musical “The Animals” lanzó al mercado su canción “Piloto Espacial” (“Sky Pilot”). Se trataba claramente de una melodía antibelicista que tuvo una gran repercusión en la sociedad norteamericana de su tiempo. 

Desde 1959, Estados Unidos había entrado en la guerra de Vietnam. Era un conflicto que se había desatado entre Vietnam del Sur (capital, Saigón) contra Vietnam del Norte o Vietcong (capital, Hanoi). Ésta última presidida por su gobernante Ho Chi Minh, quien había implantado un régimen comunista.

Por aquellos años, se encontraba en su apogeo la llamada “Guerra Fría” entre la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (U.R.S.S.) y China en contra de Estados Unidos. Vietnam del Norte tenía todo el apoyo militar de Rusia y China y los norteamericanos decidieron entrar en el conflicto bélico para apoyar a Vietnam del Sur.

A principios de los años sesenta, en realidad era una contienda relativamente pequeña. Pero los Presidentes de la Unión Americana: primero, John Kennedy; después, Lyndon B. Johnson y, posteriormente, Richard Nixon decidieron aumentar considerablemente el número de armamento y de tropas de ciudadanos norteamericanos y de Vietnam del Sur para que fuese una guerra rápida y supuestamente con una victoria segura.

Lo que no contaban los gobernantes norteamericanos, es que tanto China como la URSS decidieron dar pleno respaldo al Vietcong enviando un número muy superior de soldados, armas y, sobre todo, empleando el eficaz sistema de ataque de “la guerra de guerrillas”.

¿Cuál fue el resultado final? Vietnam del Norte venció avasalladoramente a Estados Unidos y Vietnam del Sur en 1975. En datos duros, el balance fue el siguiente: 60,000 soldados muertos de Estados Unidos; 250,000 bajas de los survietnamitas; 1,000,000 de los norvietnamitas y 2,500,000 millones de civiles muertos en los países de Vietnam, Laos y Camboya. Se lanzaron más kilos de bombas que Alemania, Italia y Japón juntos durante la Segunda Guerra Mundial.

La gran mayoría de la población de la Unión Americana desaprobaba la intervención de su país en esta guerra desigual, que se tornó cada vez más cruel y atroz. Los intelectuales, los jóvenes y los medios de comunicación criticaron duramente al gobierno norteamericano por meterse en una conflagración que a todas luces estaba destinada al fracaso.

Eso explica que se hubiesen compuesto numerosas melodías en contra de la Guerra de Vietnam. Una de ellas, “Piloto Espacial” (“Sky Pilot”) de The Animals se convirtió en un himno cuya letra se oponía a este enfrentamiento. Decía: “Piloto espacial/¿qué tan alto puedes volar?/ Tú nunca, nunca alcanzarás el cielo”. Y narra cómo los pilotos eran derrotados en combate: “Por la mañana regresan/ con lágrimas en los ojos./ El hedor de la muerte se desplaza hasta el cielo./ Un soldado recuerda las palabras: “No matarás”…  Y recuerda lo que fue el drama de numerosas familias al enterarse de que muchos de sus hijos habían muerto en combate: “Madres y padres en casa tristemente llorarán”.

Hoy como ayer, la música puede convertirse en un poderoso vehículo transmisor de ideas que forje una opinión pública, como en este caso, que manifieste un rechazo por la violencia, las guerras y todas sus funestas consecuencias.

Tiroteo en EUA: ¿armas vs libertad? 2>

Anunciación.- Una vez más, un tirador abrió fuego en una escuela estadounidense. Y la polémica de regular la posesión y uso de armas en ese país se vuelve a encender: ¿es absoluto el derecho a poseer armas o se puede restringir? 

1. Un tiroteo anunciado. El pasado 14 de febrero, en una escuela de Parkland (Florida), Nikolas Cruz, de 19 años y armado con un rifle de asalto, abrió fuego, mató a 17 personas e hirió a 15 más. En esta tragedia, se destaca que el FBI fue advertido de un potencial atentado, pues Cruz dejó avisos en las redes sociales.
En septiembre pasado, un “youtuber”, llamado Ben Bennight, notó un comentario alarmante en uno de sus videos, firmado por Nikolas Cruz, en el que decía: “me volveré tirador escolar profesional”. Bennight dio aviso a la policía del FBI en Mississippi. (Milenio, 15 feb 2018)
Además, el 5 de enero una persona cercana a Cruz llamó por teléfono al FBI y ofreció información sobre “su posesión de armas, su deseo de matar gente, comportamiento errático y comentarios en rede sociales, así como el potencial para atacar una escuela”. (Milenio, 16 feb 2018)

2. Armas en manos equivocadas. Hay una cuestión de fondo: si el derecho a poseer armas es absoluto o no. Como es lógico, el derecho a la propia defensa es incuestionable y por eso existe un derecho a adquirir armas.
Sin embargo, no se pueden equiparar el derecho a defenderse con el derecho a tener armas de fuego. Y el motivo es claro: hay personas que no tienen la capacidad mental para utilizar adecuadamente los instrumentos para defenderse, y se pueden convertir en potenciales agresores.
Una manifestación de esta equiparación de ambos derechos es que, mientras el Presidente Trump atribuía la culpa del atentado a una “enfermedad mental” de Cruz, su propio gobierno debilitó los controles que buscaban impedir que personas registradas por problemas mentales adquieran armas. (Univisión, 16 feb 2018)

3. ¿Se puede regular la libertad? La defensa de la libertad no es nada fácil porque, por una parte, este don humano debe ser garantizado absolutamente y, por otro, necesita cauces que permitan vivirlo sin afectar a terceros.
Pero precisamente estos dos polos nos hacen ver que “existe” la libertad y que, a la vez, su “ejercicio” debe ser educado. Como no todos los sujetos están en situación de ejercer con dominio y responsabilidad su libertad, se pueden regular algunas manifestaciones de ese ejercicio, como el libre acceso a la compra de armamento.

Epílogo. La libertad personal es un gran don, que debe ser tutelado. Pero la “libertad de poseer” no está al mismo nivel que la “libertad personal”, por eso el derecho a poseer armas no es absoluto, ni el primero.
El recto uso de la libertad implica reconocer una jerarquía de derechos, en el que el derecho a la vida es el primero, y todos se deben subordinar a él. Por eso, regular cuáles personas sí pueden poseer y usar armas y establecer quiénes no pueden hacerlo, no es un atentado contra la libertad; al contrario, es reconocer que la libertad humana necesita ser educada y orientada.
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