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Recuerdas a Oribe 2>

Anunciación.- Entiendo que estés irritado. Lo sé. Las cosas no marchan en la forma en que debieran. Entiendo tus arranques de cólera al volante de tu auto compacto que te lleva y te trae de casa a la universidad y de vuelta. 

Apenas cursas el primer semestre de una carrera en el área de bioquímica, pagando colegiaturas cuyos montos rasgan la estratosfera, haciendo sacrificios para cubrir gasolina, libros de texto, salidas con la Chivis –o como diablos se llame tu novia formal-, y uno que otro reventón, como corresponde a un universitario de verdad, de pata negra, pues.

Entiendo que te encabrites y que no puedas hilar dos horas seguidas de buen humor, sin tener que mentar madres, sin perder el sabor amargo que genera la angustia en tu paladar, sin tener que cavilar efusivamente sobre las circunstancias que te rodean, sobre un futuro poco prometedor.

Comprendo tus cambios de ritmo cuando la adrenalina de la irritación desaparece y, lánguido, intentas imitar la resignación de tu padre, de tu abuelo, y de todos los demás miembros productivos de tu familia, para adaptarte a una patria que derrocha corazón, que cuestiona la virilidad del árbitro en un encuentro clásico de fútbol, que intercambia sudores y sustancias diversas en los vagones del metro y que cree, como nadie, en la solidaridad ante la tragedia, ante el fracaso, en la higiene de los tacos de suadero y en las mandas a la Virgen de Guadalupe.

Una patria así, vibrante, pero que sigue siendo rehén de esa clase, esa raza de gavilleros, cachorros todos de la revolución que en cismas caprichosos y en arrebatos de poder, se visten de colores diversos para administrar los presupuestos de los partidos, para acariciar el erario público, para decirse opción y solución y, muy huérfanos de madre y de padre, se dedican a empinar al país con su incompetencia, sus ambiciones, su estulticia monumental y su esquizofrenia ególatra.

Pero tú bien sabes que el momento llega, a veces los jueves, otras los viernes. Llega con el vodka acompañado del cramberry juice, o el de durazno, o inclusive con una de esas bebidas azules y energéticas que te amenazan con arritmia, pero que encienden todos tus sentidos de manera especial. Y llega el momento, después de la segunda o tercera. Precisamente cuando das el quinto abrazo a tus camaradas, tus colegas, tus compañeros de trinchera. Y sientes en el muslo derecho la mano de ella –la Chivis, o como diablos se llame tu novia formal-; su mano, decía, que te estruja, te rasga con sus uñas de manicure francés, te acaricia; su mano que inicia con su palma esa serie de pequeños cortos circuitos que, inexplicablemente, recorren tu cuerpo y te dan esa sensación de satisfacción, esa forma de sentirte simpático, guapo, quizá.

Y juntas los jirones de la patria que horas antes se desmoronaba en el tráfico de la ciudad, y perdonas abusos, incompetencias y cinismos varios, y olvidas las décadas de retraso, la falta de oportunidad laboral, el poder adquisitivo débil, la actuación internacional vergonzante. Lo olvidas todo y bordas sobre los jirones un águila dorada que gallarda devora a la serpiente, y recuerdas con un nudo en la garganta la heroicidad de tu padre que, sin chistar, sigue trabajando sus nueve horas diarias; la generosidad de tu madre que nunca abandonó la preocupación del desayuno nutritivo a pesar de encontrar un cielo muy nublado en su territorio, la nobleza de tus amigos que siempre estuvieron allí, que nunca dejaron un hombre atrás.

Y recuerdas la cáscara callejera de tus años en la primaria, y al Profesor Chávez de sexto año, y las piernas de la maestra de inglés de segundo de secundaria que representó tu primer amor imposible, y los besos de la miss de sociología que en la preparatoria te permitieron incrementar sustancialmente tu rendimiento escolar y, sobre todo, tu promedio requerido para conservar la beca.

Y te acuerdas de Manuel, tu eterno amigo de la secundaria que se fue a Europa detrás de un sueño, y de Lupe que, con las limitaciones pecuniarias de tu familia, lograba hacer un mole poblano de rechupete. Y piensas en Revueltas, y en Paz, y en Gutiérrez Nájera, y en Cabrera, en Crescencio Rejón; recuerdas con emoción la ocasión en que la Selección Nacional estuvo a punto de jugar el quinto partido; al Toro Valenzuela y a Oribe Peralta. Y sueñas con el Mariachi en una borrachera bohemia y descomunal, y en todas las restricciones que no aplican en México como en Estados Unidos, en China o Rusia, gracias a que somos un pueblo de paz, a que no hacemos una industria de la actividad de joder al vecino, a los demás.

Pides otro brebaje al cantinero o al mesero que en el antro de tu preferencia, antes de que vinieras con la Chivis, te ayudaba al conecte, al ligue, a la transición entre una noche de copas con tus cuates y un idilio febril de amor en el asiento trasero de tu auto compacto.

Entiendo que te irrites, que te encabrites, verás. Pero también entiendo que tu corazón mantiene los tatuajes que diseña e imprime esta tierra que te vio nacer y que te servirá de domicilio final el día en que te mueras, después de haber generado las condiciones necesarias para que, los que vienen detrás de ti, permanezcan igual, con un puñado de razones que les haga olvidar la irritación, aunque sea los jueves por la noche, aunque sea con una novia sosa y formal como la Chivis, aunque sea con un vodka combinado con cualquier otra bebida poco convencional.

Twitter: @avillalva_

Facebook: Alfonso Villalva P.

LA BÚSQUEDA DE DIOS: UNA FACETA IGNORADA DE OCTAVIO PAZ 2>

Anunciación.- El próximo 19 de abril, se cumplirá el vigésimo aniversario del fallecimiento del poeta y ensayista  mexicano, Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura en 1990. Su legado a las Letras y al pensamiento han sido de una riqueza inconmensurable. Por ello, me parece de justicia revalorar su obra literaria, cuya calidad -de manera indiscutible- se agiganta con el paso del tiempo, y por otra parte, considero necesario revelar a los lectores una faceta poco conocida en este escritor: su apasionada búsqueda de Dios.   

Más de alguno se preguntará, no sin cierta sorpresa: ¿Pero Octavio Paz no fue un ateo o agnóstico? Por increíble que parezca, nuestro Premio Nobel siguió un largo y tortuoso itinerario ideológico. Desde su infancia, recibió formación católica. Al llegar la juventud entró en una crisis religiosa y abrazó la doctrina del marxismo-leninismo, al punto que –durante la Guerra Civil Española- decidió ir al país ibero para apoyar la causa republicana.

Pero, en septiembre de 1939, al inicio de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (U.R.S.S.) y Alemania decidieron repartirse como botín de guerra el territorio de Polonia. Paz se convenció que José Stalin era tan dictador como Adolfo Hitler y que todo ese  discurso del dirigente ruso de trabajar “por el bien de las causas del proletariado y de las aspiraciones obreras” no era más que demagogia. Sus reflexiones se recogen en un espléndido libro titulado El Ogro Filantrópico, que constituye una dura crítica al sistema comunista. Y demuestra, con sólidos argumentos, cómo históricamente esta utopía socialista ha engañado a millones de  sus seguidores.

Como consecuencia de su desencanto por el Comunismo, el ilustre poeta mexicano inició un prolongado “camino de búsquedas”, como solía decir, dentro de las corrientes de pensamiento vanguardistas de su época. En su libro Itinerario –de carácter autobiográfico- manifestó que no le agradaba que lo etiquetaran de “ateo” ni de “agnóstico”, porque él se consideraba un hombre abierto a lo Trascendente, “a la Otredad”.

En los años sesenta, fue designado Embajador de México en la India. En ese país oriental conoció de cerca la religión Budista. Hizo un notable esfuerzo por adentrarse en ella y entrar en  comunión con esa creencia, pero relata que en ella no descubrió a Dios, sino “una especial vacuidad”, la nada; un angustioso vacío que le producía vértigo…

Tiempo después comentaba: “Descubrí  que de oriente me separa algo más hondo que el cristianismo: no creo en la reencarnación.  Creo que aquí nos la jugamos del todo, no hay otras vidas”.

En una célebre entrevista que le hizo el reconocido político y periodista, Carlos Castillo Peraza, el Nobel de Literatura le confió que en la India tuvo un nuevo acercamiento hacia el cristianismo. Relata que, cierto día, entró en una iglesia católica y un sacerdote estaba celebrando Misa. Con sencillez reconoce: “La escuché con fervor. Lloré. (…) Sentí la presencia de eso que han  dado en llamar la “Otredad”. Mi ser ‘otro’ dentro de una cultura que no era la mía. Mi identidad histórica”. Y concluía: “Dialogo con esa parte de mí mismo que es más que el hombre que soy porque está abierta al infinito. (…) Hay en los hombres una parte abierta hacia el infinito, hacia la “Otredad”.
El ser humano -añadía- no es el resultado de la ciega casualidad. Y consideraba que el hombre de nuestro tiempo había caído en una profunda crisis espiritual al haberse dejado arrastrar por el relativismo, el agnosticismo y el materialismo hedonista.

Es reveladora esta declaración en el ocaso de su vida: “Voy a cumplir ochenta años. (…) A esta hora Don Quijote se resigna a ser Alonso Quijano y se dispone a poner en orden su alma”.

En uno de sus últimos y más bellos poemas, titulado “Hermandad”, escribió: “Soy hombre: duro poco/  y es enorme la noche. / Pero miro hacia arriba: / las estrellas me escriben. / Sin entender comprendo: / también soy escritura / y en ese mismo instante / alguien me deletrea”.

Finalmente, Paz comprendía que pertenecía a un Dios Creador, más cercano a él de lo que imaginaba y que, además, buscaba comunicarse íntimamente con el poeta. El Nobel de manifestaba un hondo gozo, como quien descubre un tesoro largamente buscado, su finalidad última, con ese cristalino y significativo verso: “alguien me deletrea”. El escritor J.M. Cohen afirma que: “La búsqueda de Paz es en esencia religiosa”.

“Paz no soslaya -comenta Rafael Jiménez Cataño, especialista en este poeta- la parte escatológica de la Otra Vida. Pienso que podemos decir con cierta confianza que el ansia de felicidad es también ansia de inmortalidad. Queremos ser felices para siempre”.

Después de una apasionada búsqueda, como en círculos concéntricos, Octavio Paz descubre a un Dios que es Eterno, y por tanto, no tiene principio ni final. Además, es fuente de la Felicidad Última. Sin duda, este descubrimiento suyo se revela como de gran actualidad y vigencia para el hombre de nuestro tiempo.

Por segundo año en México se celebra el “Día de las Buenas Acciones” 2>

Anunciación.- En las Islas de Ciudad Universitaria diversas Organizaciones de la Sociedad Civil se dieron cita quienes dieron a conocer a los asistentes las labores que realizan, además de invitarles a sumarse como voluntarios y así aportar algo bueno a la sociedad.  

“El Día de las Buenas Acciones nacío en el 2007 en Israel y la idea es tener un día para celebrar el voluntariado, la solidaridad y las buenas acciones”, dijo Sara Gateño coordinadora para América Latina  del Día de las Buenas Acciones.

La razón de reunir a diversas organizaciones y festejar este día en Ciudad Universitaria es motivar, sobre todo, a los jóvenes a participar en el voluntariado, pues confían en que son los más interesados en ayudar, pero no saben cómo hacerlo, aseguró Blanca Ramírez, coordinadora del Día de las Buenas Acciones en México.

Por otra parte, Roxanna de la Fuente, directora de Innovación de HandsOn México (instituciónque dirige el día de las Buenas Acciones enMéxico), dijo que, además de el voluntariado en las organizaciones, el Día de las Buenas Acciones es para invitar a toda la gente a hacer buenas acciones todos los días, desde dar el asiento en el metro o ayudar a alguien a cruzar la calle.

Algunas de las organizaciones que participaron en la feria fueron AIESEC UNAM, Yolia AC, Jóvenes en Movimiento AC, Fundación de Obras Sociales de San Vicente de Paul IAP, yHaces Falta entre otras.

En entrevista, Fernando Rojas, estudiante de Ingeniería de la UNAM, compartió su experiencia como voluntario en AIESEC UNAM: “El invierno pasado fui como voluntario a Indonesia; di clases de inglés a algunos niños”. El joven se mostró muy emocionado; e indicó que fue una manera muy satisfactoria de invertir su tiempo libre, pues los niños se emocionaban al aprender algo nuevo.

También se hizo una colecta víveres no perecederos para poblaciones callejeras, y de útiles y materiales escolares que serán entregados a niños que viven en comunidades vulnerables y marginadas.

Blanca Ramírez agregó que en 2017 se contabilizaron 11, 500 voluntarios registrados en las organizaciones de la sociedad civil en el país.

Además de la acción de las organizaciones, hubo muestras musicales en la feria: se presentaron Dúo de Orfeo, Zaira Franco, Cardenal yFishlights. Por su parte, la Cruz Roja brindó cursos rápidos de Resucitación Cardio Pulmonar (RCP).

Es el quinto año en que el día de las Buenas Acciones se celebra en Latinoamérica y el segundo que se festeja en México. El día oficial

Si te interesa conocer más sobre el Día de las Buenas Acciones, te invitamos a que visites la página: http://www.diadelasbuenasacciones.mx/  y la  de HandsOn México: https://www.handsonmexico.org/search?sort_c=&sort_o=&opportunity_id=&page=1

¿Por qué el Papa habla de los gnósticos? 2>

Anunciación.- En su más reciente documento, “Gaudete et exsultate”, Francisco dedica un apartado completo a los gnósticos. Pero ¿quiénes son?, ¿qué hacen?, ¿por qué su doctrina es peligrosa para la Iglesia?    

1. Una vieja doctrina. “Gnosis” en griego quiere decir “conocimiento” y –como explicaba un querido profesor mío, ya fallecido, don Lucas Mateo-Seco– en el Nuevo Testamento, se llama gnosis al conocimiento de las realidades divinas, recibido por la fe como fruto de la amistad con Cristo.
En su artículo, Mateo-Seco hace ver que hubo un gnosticismo ortodoxo (el de los Padres de la Iglesia) y otro heterodoxo. Según S. Ireneo y S. Epifanio, los gnósticos no constituyen una herejía cristiana, sino una falsa religión, que tomó su ropaje externo del cristianismo.
Básicamente, esta doctrina sostiene que cada persona ya tiene “dentro de sí” el contenido de la revelación divina, la cual no sería ya lo que dice la Escritura o la Iglesia, sino lo que cada uno descubre dentro de sí mismo.
Por eso, el gnóstico busca “dentro de sí mismo” la sustancia de la propia salvación, y espera encontrarla inevitablemente, ya que ha nacido con ella. De ahí que pueda darse, “gnosis sin salvador, pero no salvación sin gnosis”; es decir, no haría falta acudir a Jesús para salvarnos.

2. La tentación de vida cristiana sin Cristo. Aquella misma doctrina se ha hecho presente, dos mil años después, “con alarmante actualidad”, también en la Iglesia de nuestra época, y se manifiesta en la actitud de quienes se aferran a la “seguridad doctrinal”, pero sin interesarse realmente ni de Jesucristo ni de los demás. (Cfr. Gaudete et exsultate, 35)
Se trata de personas que piensan que ya resolvieron su situación existencial o su vida espiritual por el mero hecho de que su mente halla alcanzado claridad, a través del estudio de la Biblia o de la teología.
Pero en realidad no es así, porque al reducir la revelación divina a su “enciclopedia de abstracciones”, se alejan de Dios y de los demás, pues prefieren “un Dios sin Cristo, un Cristo sin Iglesia, una Iglesia sin pueblo”. (Cfr. n. 37)

3. Un problema real y actual. El Papa hace ver que “esto puede ocurrir dentro de la Iglesia”, tanto en los laicos de las parroquias como en profesores católicos de filosofía o teología, quienes caen en el gnosticismo al “creer que con sus explicaciones ellos pueden hacer perfectamente comprensible toda la fe y todo el Evangelio”.
Además de pretender reducir todo el conocimiento de Dios a lo que cabe en su mente, estas personas hacen difícil la vida a quienes los escuchan, pues “absolutizan sus propias teorías y obligan a los demás a someterse a los razonamientos que ellos usan”. (Cfr. n. 39)
Y quien “tiene respuestas a todas las preguntas” posiblemente “usa la religión en beneficio propio, al servicio de sus elucubraciones psicológicas y mentales”, olvidando que “Dios nos supera infinitamente”. Quien lo quiere todo claro y seguro “pretende dominar la trascendencia de Dios”, explica el Papa. (Cfr. n. 41)
Francisco advierte también de una “peligrosa confusión” gnóstica: la de creer que porque sabemos algo o podemos explicarlo con una determinada lógica, “ya somos santos, perfectos, mejores que la ‘masa ignorante’.” Pero en realidad, ese conocimiento debería llevar a amar más a Dios y a ser misericordiosos con el prójimo. (Cfr. nn. 45-46)

Epílogo. El gnosticismo actual toma forma de un docto “individualismo”, que se apoya en la autosuficiencia académica y en una autosuperación sin ayuda. Por eso, el Papa Francisco nos reorienta hacia el camino correcto, tanto a creyentes como a no creyentes, pues a todos nos recuerda, por una parte, que nuestra mente no agota la realidad ni sustituye a Dios y, por otra, que no nos podemos olvidar que nuestra vida está en relación con el próximo más necesitado de comprensión y ayuda.
@FeyRazon    lfvaldes@gmail.com
http://www.columnafeyrazon.blogspot.com

Si ya te enteras 2>

Anunciación.- Ni siquiera te sobresaltes, tranquilo. Te lo recomiendo. Escucha, y mírame bien a los ojos, cuando puedas, donde me encuentres, donde sea que nuestros caminos se crucen nuevamente, como ahora lo hicieron, en este momento, después de tantos años de ejercicio profesional, con tantos inviernos atravesados en el corazón, siempre al margen de lo que tú, fanfarronamente, llamas vida política nacional.  

No tengo –de hecho, nunca he tenido- el menor interés de poseer una filiación política particular. Además de que en mi profesión de cirujano, hubiese siempre representado una pérdida de tiempo miserable e imperdonable, también siempre me pareció muy poco ético solventar la alimentación y el vestido de mi familia con recursos que no provinieran de mis desvelos ante los libros, de mis horas de pie en los quirófanos, de tardes interminables de consulta médica.

Yo te he dejado hacer a ti y a todos los que como tú, en el pasado, han pretendido hacernos creer que verdaderamente les necesitamos, que son la solución, la estrella y la leche, coño. Mira, te recuerdo con otras caras, con otros nombres quizá, allá en la facultad: que la sociedad de alumnos, la representación ante el claustro de profesores, la resistencia al mal gobierno generado por López Mateos y radicalizado por Díaz Ordaz.

Los otros –siempre los otros-, que en sus puestos burocráticos universitarios, politizaban el sindicato de secretarias, afanadores, archivistas y similares para clavarle el diente a las cuotas, para recibir canonjías de la universidad, recursos inconfesables de la Secretaría de Gobernación, para trabajar menos y ganar más como producto de la cooperación forzada de todos aquellos que, como borregos, les seguían sin saber nunca para qué, y aportando siempre sus respectivas contribuciones.

Desde allí te veo, y luego en las presidencias municipales de todos los pueblos en los que realicé mis reglamentarias prácticas profesionales, en los pueblos en los que yo luchaba contra la disentería con la más absoluta improvisación ante la ausencia de recursos, mientras los candidatos, los caciques, los líderes populares, los representantes del partido, se regodeaban en la efímera riqueza que podían generar las arcas del Ayuntamiento y la ignorancia de sus habitantes.

A mí ya no me puedes engañar. Te he visto tantas veces, he escuchado con tal reiteración la carroña que sale de tus fauces, he visto tanta decadencia generada por tus seguidores que fincan un sueño irrealizable en tus descaradas promesas; me he descubierto con nauseas tantas veces después de un discurso, una entrevista, una arenga popular, que no, a mí ya no me engañas, no.

Pero mira, comprenderás que para mí has sido definitivamente irrelevante. Yo te he dejado hacer, y echar a perder, y dispendiar, y cometer errores, y abusar, y pastorear, y todo lo demás. Yo me he dedicado a lo mío, a despanzurrar gente con problemas en el colon, y en el píloro que comunica al esófago con el estómago. A reparar tantas vísceras con inflamación: gastritis, diverticulitis, colitis, en fin. A investigar, a escribir, a enseñar a los jóvenes médicos de vocación. A desvelarme hasta no encontrar la causa de la dolencia de doña fulana de tal, o hasta no solucionar la hediondez que proviene de la zona más austral del tórax de don menganito de cual.

Sin aspavientos, así ejercemos los de mi clase, los de mi profesión, sin acordarnos de que tu existes, sin recordar que cada seis años se organiza un jaleo descomunal para arrebatarse a la madre de todas las posiciones políticas, al último espacio en la gloria de una carrera política construida palmo a palmo con sacrificios, humillaciones, servilismo y venganzas.

Pero hoy si tengo que intervenir, me importa muy poco, y mira que a mí no me han matado a una hija, no me han secuestrado un hermano. Mira que en mi caso puedo contar con una solvencia adecuada que se ha fincado en la disciplina del ahorro, en el trabajo ininterrumpido. Hoy intervengo, sí, y te recuerdo que no importa cuántos recursos nuestros te gastes en esas ridículas campañas televisadas, no importa cuántas veces nos digas que tú eres el redentor de la democracia y del progreso, no, verás, no importa, porque todos sabemos que aquí no alcanzaremos nunca la inmundicia porque la gran mayoría se ha apartado de eso que tu llamas política, y se ha dedicado, precisamente a hacer lo suyo, a cubrirse de una gloria anónima que permitirá a los hijos, y a los hijos de los hijos, levantar la frente y sentir orgullo.  Una gloria que se ha ganado por su gente, no por sus políticos, a ver si ya te enteras, o sea.

Twitter: @avillalva_

Facebook: Alfonso Villalva P.