Anunciación.- La Conferencia del
Los Obispos de México reiteramos al Papa emérito lo que le hemos expresado en la carta enviada el pasado 12 de Febrero,: nuestra gratitud por haberse propuesto, como programa de gobierno, escuchar la palabra y la voluntad del Señor (cfr. Homilía en la inauguración solemne de su Pontificado, 24 de abril de 2005), quien ahora le ha llamado a dedicarse aún más a la oración y a la meditación, y así seguir sirviendo a la iglesia, de modo más apto a su edad y a sus fuerzas (cfr. Ángelus, 24 de febrero de 2013).
A los sacerdotes, diáconos, personas consagradas, seminaristas y laicos, así como a todos los hombres y mujeres de buena voluntad de México, les invitamos a vivir estos momentos con la certeza de que Dios guía a su Iglesia. “No perdamos nunca esta visión de fe nos ha dicho Su Santidad Benedicto XVI, que es la única y verdadera visión del camino de la Iglesia y del mundo”.
Los Obispos de México agradecemos las muestras de solidaridad que hemos recibido por parte de diversas autoridades, instituciones y asociaciones, así como de muchas personas. Felicitamos las iniciativas, tanto individuales como comunitarias, particularmente juveniles, para agradecer a Dios y Su Santidad Benedicto XVI su fructífero servicio a la Iglesia y al mundo.
Mientras está vacante la Sede Apostólica, el gobierno de la iglesia queda confiado al Colegio de los Cardenales (“Universi Dominici Gregis”, n.2), quienes habrán de convocar al Cónclave a los Cardenales electores en un tiempo no mayor a veinte días, pudiendo anticiparlo a retrasarlo si hubiera motivos grave, pero sin exceder el plazo señalado (“Normas nonnullas”, n.37).
Unidos en la fe de los Apóstoles, permanezcamos en oración, encomendando a Su Santidad Benedicto XVI y rogando nos conceda un nuevo Papa(cfr. “Universi Dominici Gregis”, n. 84). Hagámoslo, teniendo presente que la oración no es aislarse del mundo y de sus contradicciones, sino que reconduce a servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios (cfr. Mensaje para la Cuaresma de 2013, n. 3).
Dejémonos iluminar por la palabra divina, que nos permite conocer el sentido de cada criatura y edificar la propia vida, entablando relaciones animadas por la rectitud y la justicia, empeñándonos en la nueva evangelización (cfr. Vermum Domini, n6, 100 y 122). Encontremos en la Eucaristía la fuerza para transformar las estructuras injustas y restablecer el respeto de la dignidad humana (cfr. Sacramentum Caristatis, nn. 72 y 89).
Que Santa María de Guadalupe nos acompañe en esta hora de la historia, e interceda para que el Señor conceda a su Iglesia un sucesor de san Pedro según su voluntad.
Por los Obispos de México
José Francisco Cardenal Robles Ortega
Arzobispo de Guadalajara Presidente de la CEM Eugenio Lira Rugarcía, Obispo Auxiliar de Puebla
Secretario general de la CEM
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