Considero que este importante documento, de el Papa Benedicto XVI hay que leerlo con calma, sopesando cada una de sus frases, porque vierte muchos conceptos luminosos y brinda bastantes pistas para comprender mejor esta compleja problemática. Todo ello es resultado de su amplia experiencia pastoral, lo mismo que de sus análisis e investigaciones como un brillante teólogo de nuestra época.
Considero que este importante documento, de el Papa Benedicto XVI hay que leerlo con calma, sopesando cada una de sus frases, porque vierte muchos conceptos luminosos y brinda bastantes pistas para comprender mejor esta compleja problemática. Todo ello es resultado de su amplia experiencia pastoral, lo mismo que de sus análisis e investigaciones como un brillante teólogo de nuestra época.
La Semana Santa se centra en la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Dicen los Papas Francisco y el Papa Emérito, Benedicto XVI, que algunos desearían “un cristianismo sin cruz” o “un cristianismo a la carta”, similar a como ocurre en un restaurante, en que el comensal que está leyendo los platillos que se ofrecen, se decide por uno o dos.
Pero Albert Camus era un pensador en permanente crisis personal. Le atormentaban temas como la presencia del mal en el mundo, del dolor, de las enfermedades, de las guerras. Se deja llevar por la corriente en boga: la filosofía existencialista cuyos ideólogos consideran que Dios no existe, que la vida no tiene sentido alguno, que no hay ni verdad ni mentira y recibe la influencia del filósofo Jean Paul Sartre (1905-1980) quien concluye que ya que la existencia es completamente absurda (“el hombre es una pasión inútil”) no quedan sino dos soluciones: la búsqueda afanosa y compulsiva del placer o el suicidio.
El mérito de este texto consiste en amalgamar la pluralidad de las narraciones y presentarlas bajo la óptica de dos rasgos en común: la rebeldía ante el sistema político establecido y la fidelidad a sus propias convicciones.