
Es sorprendente la capacidad que tenemos los humanos para acostumbrarnos a lo más trascendente en vez de solucionar prioritariamente los cuestionamientos anteriormente mencionados, como auténticos chiquillos en la infancia nos llenamos de juegos y diversos entretenimientos; en la adolescencia nos atraen las fiestas, los deportes, las chicas; luego viene la edad de los grandes ideales y metas para estudiar las carreras universitarias, obtener un título.