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ALGUNOS DERECHOS HUMANOS Y DIGNIDAD DEL HOMBRE 2>

San Juan Pablo II, en el Discurso que pronunció el 2-X-|979, a la XXXIV Asamblea General de la ONU, menciona algunos derechos humanos inalienables del hombre.  Estos derechos son actuales y se refieren al hombre en su plena dimensión humana.

Son derechos que siempre han existido y no tienen carácter temporal. Por lo tanto, deben vivirse en todos los países.

Algunos de los derechos inalienables del hombre, según san Juan Pablo II, son:

  1  El derecho a la vida

  2   A la libertad

  3  A la seguridad de la persona

  4  A los alimentos

  5  Al vestido

  6  A la vivienda

  7  A la salud

  8  Al descanso y al ocio

  9  A la libertad de expresión

  10  A la educación y a la cultura

  11  A la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión

  12  A manifestar la propia religión, individualmente o en común, tanto en privado como en público

  13  A elegir el estado de vida

  14  A fundar una familia

 15   A gozar de todas las condiciones mesarías para la vida familiar

  16  El derecho a la propiedad

  17  El derecho al trabajo y a sus condiciones equitativas

  18  El derecho a un salario justo

  19  El derecho de reunión y asociación

  20  El derecho a la libertad de movimiento y a la emigración interna y externa

  21  El derecho a la nacionalidad y a la residencia

  22  El derecho a la participación política

  23  El derecho a participar en la libre elección del sistema político del pueblo al que se pertenece

Este conjunto de los derechos de los hombres, corresponde al núcleo de la dignidad del ser humano, entendido este integralmente, y no reducido a una sola dimensión de la realidad. Es necesario que se vivan en todas partes.

Todo lo que realicemos a favor de estos derechos, va a mejorar la vida y facilitará la felicidad de las personas, y se evitarán conflictos que dañan la convivencia humana.  Preguntémonos, si tales derechos se viven en nuestro país y actuemos en consecuencia para que sean una realidad.

Alegría y Felicidad 2>

Somos directamente responsables de nuestra vida, y en gran parte de todo aquello que nos rodea. la familia, el trabajo, los amigos.   Ninguno de nuestros actos es un hecho aislado.

Necesitamos preguntemos: ¿quién soy? ¿cuál es mi fin? ¿dónde me encuentro ahora? ¿hacia dónde quiero ir? ¿qué debo hacer para alcanzar mi meta? En definitiva, lo que todos buscamos es la felicidad. Y pocas las que trabajan objetiva y certeramente para alcanzarla.

Es más, debemos estar relativamente felices, si nuestro camino vital es acertado, porque la felicidad relativa la encontraremos solo en la esta vida. La felicidad completa cuando gocemos enteramente de Dios.

En la vida actual, llevemos a la práctica un plan de vida que nos marque el camino para administrar nuestra vida personal, en aspectos: espiritual, familiar, profesional, social y económico.

La riqueza, la fama y el poder son solo herramientas que pueden ayudar o perjudicar, dependiendo de nuestro propósito vital: ayudar a los demás, olvidado de uno mismo.

Enfoquemos el futuro con una visión clara de lo que deseamos lograr: la misión que dignifique lo que pretendemos. Indudablemente están incluidas la visión y la misión –que son indesligables, y están incluidas dentro de la vocación. Esa llamada que nos hace el Ser Supremo, para que cada uno vayamos por determinado carril, cumpliendo nuestra misión, en esta vida.

Sin compararnos con nadie, cada uno somos únicos e irrepetibles.

Trabajemos en el conocimiento de nosotros mismos, y así podremos conocer a los demás, en cuanto a sus capacidades y aptitudes, como seres humanos que han sido creados   a imagen y semejanza de Dios. Por ello tenemos una altísima dignidad.

Elementos vitales para el desarrollo personal

Virtudes:

Fe: Tal como sea nuestra fe, es lo que lograremos. Necesitamos tener una fe gigante, para lograr cosas grandes. Debe ser una fe anclada en la realidad.

Esperanza: Es la certeza de que lograremos alcanzar aquello que nos proponemos. Es enemiga del desaliento y de la tristeza.

Amor: Es querer -con obras- el bien del otro.

Mejorar las virtudes cardinales: prudencia, fortaleza, templanza y justicia. Hemos de acompañar estas virtudes con el amor, porque la justicia a secas, puede dejar heridas emocionalmente a las personas.

Alegría: Es tan importante, que sin ella no podemos hacer nada. Una persona triste es una triste persona. La alegría habla de plenitud, de generosidad, de la capacidad de darse a los demás.

“La alegría que debes tener no es esa que podríamos llamar fisiológica, de animal sano, sino otra sobrenatural, que procede de abandonar todo y abandonarte en los brazos de nuestro Padre-Dios” (san Josemaría Escrivá de Balaguer, 1902 -1975).

“Dormí y soñé que la vida era alegría; desperté y vi que la vida era servicio. Serví y descubrí que en el servicio se encuentra la alegría” (Rabindranath Tagore, 1861 – 1941).

Optimismo: el primer acto de optimismo consiste en enfrentarse a la realidad y ver en ella la visión de lo que pretendemos lograr, con la confianza de que lo lograremos.

No importan las dificultades, estas se superan con inteligencia y constancia.

Habilidades:

Actitud mental positiva: Significa decir “sí” a la vida. A todo lo negativo, cortarle su fuente de abastecimiento.

Creatividad: abrirse a todas las posibilidades que impliquen una mejoría.

Entusiasmo: emprender acciones con energía, atención, intensidad y concentración.

Buena administración del tiempo: cuidar el presente, sabiendo que lo que hacemos hoy, será lo que tendremos en el futuro. “Haz lo que debes, y permanece en lo que haces”, es la clave.

Método:

Puede ayudarnos utilizar el conocido Ciclo de Calidad: planear, hacer, verificar y ajustar.  Con el amor, como motivación constante:

Crecer en excelencia puede expresar un incremento en mi felicidad, sobre todo porque soy directamente responsable de mi vida, la cual adquiere significado en la medida en que soy fiel a mi misión, que siempre incluye el ayudar al prójimo en forma tan importante como ayudarme a mí mismo, y hacerlo por amor a Dios.

Hogar y patria 2>

La necesidad de pertenencia es una característica de los seres vivos. Los vegetales sin saberlo tienen el vínculo con su entorno porque necesitan unas condiciones especiales para su permanencia, conservación y reproducción. Esas condiciones por ejemplo son: el suelo, el clima con un determinado rango de temperatura, humedad y cercanía de otras especies.

Los animales también tienen semejantes necesidades para subsistir y reproducirse en concretos entornos, así como de la presencia de otras especies animales que puedan servirles de alimento o de variados tipos de simbiosis. Como algunas aves que requieren de objetos concretos para hacer sus nidos.

El ser humano coincide en esas necesidades, aunque por su inteligencia y su voluntad puede aprovechar los recursos naturales y transformarlos para adecuarlos a su estilo de vida. Además, aprovecha los descubrimientos de otros para mejorar su entorno como los aparatos para regular la temperatura o para comunicarse a distancia. Aplica su creatividad para decorar y proteger su intimidad.

Hay dos territorios característicos de los seres humanos: el hogar y la patria. El hogar es un espacio donde se distribuyen determinadas zonas para realizar las actividades naturales de los miembros de una familia. Actualmente se han generalizado casas de estudiantes que se desplazan a sitios alejados de la familia de sangre e imitan algunos aspectos de los hogares.

La patria es una circunscripción amplia ubicada en una zona concreta de la tierra y ofrece características naturales como el paisaje, el clima y mucho más, donde los habitantes diseñan zonas comunes para facilitar el acceso a los productos necesarios para la subsistencia y adoptan un modo de gobierno para garantizar la buena marcha de la vida y satisfacción de las necesidades.

Obviamente en el mes de septiembre en el que los mexicanos conmemoramos el reconocimiento de nuestra identidad como nación, es importante festejar, pero mucho más importante es pensar cómo son nuestras personales actitudes para hacer de nuestra patria un auténtico territorio al que cuidamos y mejoramos para unos y otros hacernos mejores personas.

Así como un hogar bien constituido atiende a todos y cuida de la salud física y espiritual sin excluir a ninguno, así nuestra patria ha de lograr la paz y la armonía de todos también propiciando instituciones que nos ayuden a estar bien física y espiritualmente. En el hogar eso es posible si todos colaboran, lo mismo podemos decir de nuestra patria: es necesaria la colaboración de todos.

Estas reflexiones nos han de mover a revisar con sinceridad nuestro modo de actuar para facilitar a los demás ser buenos miembros de la familia o buenos ciudadanos de la patria. Son dos tesoros en nuestras manos que por ser tan naturales no los valoramos suficientemente. Es el momento de hacerlo y animar a nuestros seres queridos a cooperar también.

DOCE ACTITUDES ACERTADAS DE UN DIRECTIVO 2>

 

1. Programe y ahorre su tiempo. No lo malgaste en charlatanerías o tonteras. Su tiempo es un tesoro y es irrepetible.

 

2. Tenga un gran respeto por la dignidad de los demás. Trátelos como desearía usted ser tratado.

 

3. Guarde un equilibrio entre los derechos y los deberes de la empresa y los derechos  e intereses  de las personas que tienen alguna relación con ésta.

 

4. Haga planes para el futuro. No sacrifique los éxitos del porvenir por querer tener triunfos ya inmediatos. La precipitación es señal de debilidad.

 

5. No concentre funciones. Asuma al riesgo de delegarlas en personas confiables y capaces. Quien centraliza, empequeñece a los otros y también a él mismo.

 

6. Que progrese su empresa, pero que progrese también su personal. Esmérese en que lo  promuevan porque quizá es usted  todavía  capaz. Continúe estudiando y creciendo.

 

7. Procure estar al día en los conocimientos de su especialidad. Lea, infórmese. No pensar es retroceder.

 

8. No desprecie lo seguro y lo cierto, por andar tras lo inseguro.

 

9. Sueñe, experimente, pero no deje los caminos que ya le dieron resultados, por irse por atajos que pueden llevarlo al precipicio.

 

10. Rechace de plano todo lo que vaya contra la ley moral y el sentido común, aunque vayan en aparente beneficio de su empresa, y aunque al rechazarlos, le pueda costar su puesto. Esto es definitivo para el desarrollo de su personalidad y para el crecimiento de su futuro. Aunque le parezca, que está haciendo una tontería.

 

11. No crea que lo único importante es su empresa  o negocio. Hay también valores más importantes como la familia y los genuinos amigos. Sea humano, muy humano.

 

12. Esté alegre, siempre alegre.

La Familia es lo primero: Es necesario revertir lo funesto del divorcio y del aborto 2>

Si deseamos de veras impedir que en el futuro la despenalización del aborto se extienda como plaga en las legislaciones de los Estados que todavía no se han blindado contra este mal, debemos incluir en cada código civil la alternativa del matrimonio indisoluble de una con uno y viceversa.

Está comprobado que socialmente es mucho más destructiva la legalización del divorcio que la del aborto.  Debido a que el divorcio destruye, en su raíz, a la célula familiar, fundamento de toda sociedad. Con esto no quiero decir que el aborto no sea un infanticidio ni que moralmente sea menos grave que el divorcio.

No nos hagamos tontos: científicamente la vida del ser humano se inicia en el momento de la concepción –que es la etapa inicial del desarrollo de la persona-. Esto es un hecho, por más razonadas sinrazones que se arguyan al respecto.  El ser humano es persona desde el momento de su concepción.

La experiencia recogida en muchas naciones, señala que el divorcio conduce, con el tiempo, a despenalizar el aborto y a una sucesión de legalizaciones que destruyen al ser humano: la droga, la eutanasia, la homosexualidad, etcétera. Un caso cercano lo tenemos en Estados Unidos, se legaliza el divorcio y pocos años después se despenaliza el aborto.

Y es que el hecho mismo de tener abierta la posibilidad legal del divorcio, destruye el modelo mismo del matrimonio y da pauta para abrir la puerta al aborto –lo que ya está ocurriendo en nuestro país-.  Detrás de toda legislación divorcista, siempre yace una idea errónea del significado profundo del pacto matrimonial, en virtud del cual dos personas se casan, prometiéndose mutua lealtad, gracias a un amor que determina que ese matrimonio es sólo con uno y con una, y hasta el final de la vida Y la naturaleza de este es la unidad e indisolubilidad.

Hoy, el divorcio ha perdido el carácter de fracaso o dolencia exclusiva que tuvo en un principio, y ha pasado a adquirir proporciones de epidemia.  También, hoy, parece que el aborto está pasando del carácter de delito exclusivo, al carácter de abundancia de casos lastimosos, y aún más: jurídicamente se le está elevando a derecho de la mujer.

Por decreto, de un día a otro, en el aborto se pasa a considerar como “basura” al bebé en gestación, despojándolo de su derecho inviolable a la vida. Es decir: “ayer soy un humano y al día siguiente no soy nada. Cuando lo he sido desde el momento de la concepción. Los argumentos son tan peregrinos y antijurídicos como se hizo para justificar el divorcio.

Se quieren modificar los principios jurídicos con el fin de solucionar casos aislados de mujeres rotas por el aborto, olvidando que como sucedió con el divorcio: el elevarlo a rango de ley, equivalió, en la práctica, a potenciar su efecto maléfico y multiplicador.

Las personas sensatas afirman que, en el mejor de los casos, el divorcio y el aborto son fracasos, cuya causa interesa más eliminar que intensificar sus efectos. Desgraciadamente, estos asuntos problemas tan importantes, se trataron muy poco durante la campaña para elegir presidente.

La ley aprobatoria del divorcio sugiere que el modelo de matrimonio uno e indisoluble, es una idea que debe quedar enterrada en el pasado, y que es necesario abrirse a nuevas ideas y formas de vida como signos de progreso y de conquista. Al respecto, pienso que se debe distinguir entre progreso técnico y científico, y progreso humano. En el primero, el crecimiento es muy posiblemente irreversible; a diferencia del progreso humano: moral, civil, social y psicológico, que puede sufrir retrocesos porque es efecto de la voluntad.

Así, por ejemplo, cuando se permite el divorcio, se reduce a tal grado el concepto de matrimonio, que se le ve como una mera unión pasajera, muy semejante a la función fisiológica de los animales.  Algo semejante sucede con el aborto, cuando a ese ser indefenso se le considera como un intruso en el vientre de la madre.  Quizá sea esta una de las razones que explique la actitud antihumana de favorecer el aborto.

Por eso, la manera más segura de eliminar el aborto y el divorcio, consiste en proteger a la familia, mediante leyes que protejan la unidad e indisolubilidad del matrimonio, y la vida del niño no nacido.

No sin razón, desde tiempos inmemoriales, se ha considerado al matrimonio como el primer vínculo de la sociedad; el siguiente, los hijos, y después la familia.

En el plan de Dios, el hombre y la mujer están hechos “el uno para el otro”: No que Dios los haya hecho “a medias” e “incompletos”; los ha creado para una comunión de personas. Esos que promueven el divorcio y el aborto están como el burro que tocó la flauta. Es cierto, la verdad no peca, pero incomoda. Es necesarísimo corregir estos errores.