
El hombre es un ser indigente e inacabado, abierto a Dios y a los demás. El hombre como ser creado, necesita perfeccionarse (vocación). Ningún hombre se hace sólo, intervienen en su vida las cosas, los hechos, los demás hombres.
El hombre es un ser indigente e inacabado, abierto a Dios y a los demás. El hombre como ser creado, necesita perfeccionarse (vocación). Ningún hombre se hace sólo, intervienen en su vida las cosas, los hechos, los demás hombres.
Un orden sano y vital consiste en realizarse con la familia, ser exitoso en el trabajo y mantener amistades profundas. Si quitamos a Dios de nuestras vidas, hemos equivocado el camino.
Otras virtudes que ayudan a hacer amable la convivencia cotidiana son: la generosidad, el buen humor, la buena educación, la lealtad, el orden, la sonrisa, tener en cuenta los gustos de los demás, etc.
Muchos de los males que padecemos: droga, divorcio, pornografía, pérdida de los valores morales, consumismo, aumento de la brecha entre ricos y pobres, desempleo, etc., se deben, quizá, por no haber cuidado nuestro presente, por vivir del modo más impaciente lo que contraría.
No nos compliquemos la vida pensando en miserias futuras. La experiencia demuestra que muchos males o problemas que pensábamos que no tenían solución: nunca ocurrieron; y toda la energía y tiempo gastados en prepararnos para afrontar esos males, resultaron inútiles.