Con el trabajo construimos nuestro futuro, de tal modo que el trabajo bien hecho, viene a convertirse en nuestro principal capital. Más aún, lo que hacemos en el presente, eso cosecharemos.
Si me considero hijo de Dios, pero hijo irrepetible mi autoestima crecerá contantemente y estaré alegre en todos los momentos de mi vida, por precarios que estos puedan mostrarse. Todos valemos mucho, pero a veces nos dejamos caer en el desánimo, si la situación por la que pasamos es ardua, dolorosa y durable, y vemos las cosas de color negro.
No crea que los demás valen más que usted. Recuerde que -en general- los demás están tan asustados como usted.
Frecuentemente cada día repita estas palabras: “Si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros”? (Rom 8,31).
Desde cualquier sitio donde se mire, aparecen fuertes descargas de rayos y vientos huracanados, que amenazan la serenidad en las familias y la estabilidad del país. Es imperativo reaccionar ante la ola de pesimismo. Lo atinado es abrirnos al optimismo, a lo que es positivo.
Nadie puede obtener el triunfo, si antes lo rechaza mentalmente. Esto implica imaginar y pensar previamente, con detalle, lo que apasionadamente deseamos. Ponerlo por escrito. Ponga su confianza en Dios y en usted mismo. Si es para bien, amemos con pasión el triunfo.