Hay casos evidentes: el aumento de divorcios y de abortos son hechos que dañan directamente a la familia, célula y columna vertebral de la sociedad. Además, hay otros problemas humanos que también atacan a la institución familiar.
La castidad es necesaria para una verdadera vida espiritual, plena y apostólica. Dios es espíritu, y a mayor espiritualización, corresponde una mayor intimidad con Él. “bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (san Mateo), y serán felices.
Por ejemplo, más negocio se puede hacer con una excelente revista que divierta sanamente, que instruya, forme y anime a superarse en cualquier aspecto, que, vendiendo toneladas de cieno, explotando las bajas pasiones de muchos.
A falta de una acción de las autoridades educativas, que no debemos esperar, la responsabilidad recae por entero en los padres de familia, quienes deben sentir vivamente el compromiso de educar personalmente a sus hijos, sin tratar de suplir la función de la escuela y de la universidad, porque esta es muy pobre en cuanto a los valores.
En circunstancias raras pero difíciles el parto implica un holocausto, de modo que provoca que nos inclinemos, reverentes, ante la madre; no sin razón “ser mamá es ser mártir”, dice un refrán italiano. Mientras el niño abre los ojos a la vida, la madre los cierra para siempre.