Lo sorprendente es que esas “ideas serias” haya quien las crea y promueva. Tal parece que los clientes de ideas tan vagas e inútiles, prefieren equivocarse con la masa que tener razón contra ella. Estos síntomas provienen de una idolátrica inversión de los valores, en los que va cayendo buena parte del pueblo.
En asuntos familiares, los padres por miedo no se atreven a corregir a sus hijos; mientras los que los hijos, para “ser libres”, desobedecen a sus padres, ultrajando la autoridad paterna.
Cuando se pierde el espíritu de servicio en una sociedad democrática es porque se ha sobrevalorado la libertad personal con un menosprecio de la responsabilidad también personal. No basta ser libres, es preciso usar responsablemente nuestra libertad.
La amistad auténtica es tan importante, que es preciso cuidarla como si fuera un tesoro gigantesco. El mundo puede venirse abajo, pero la amistad verdadera no puede perderse nunca.
La amistad implica amor y comprensión, más que en recibir es darse. Sólo Dios no necesita del amor de nadie, porque es Amor. La amistad “es la premisa indispensable para lograr captar la realidad de la vida y alcanzar la consiguiente plenitud existencial” (J.B. Torelló. Psicología abierta).