El tema al que nos enfrentamos actualmente, y, sobre todo, los jóvenes, es la preocupación por mantener la frente en alto dependiendo de los “me gusta” (o “likes”), o dependiendo del número de seguidores, o de los comentarios con los que se interactúe en propio perfil digital.
Es una oportunidad para que los hijos desarrollen la Fortaleza, la Constancia, el Orden, la Autorregulación y Laboriosidad.
Dentro de la educación de los talentos tenemos que concientizar que éstos nos fueron dados para participar de la bondad y felicidad propia y de los demás, esto implica enfocarlos para descubrir nuestra verdadera vocación, nuestra llamada a la que tenemos lugar a contribuir para un mundo mejor.
No hay aislamiento perfecto, pero podemos buscar nuestros espacios para olvidar lo que puede dar origen a la depresión y buscar pilares de apoyo que nos ayuden a enfrentar las consecuencias del aislamiento.
A nosotros no nos toca juzgar, solo hacer, en la medida de nuestras posibilidades y nuestra vida diaria, apostolado con nosotros mismos (a través de nuestra formación continua) y con los demás.