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Unión de fuerzas para un bien común 2>

Anunciación.-  Tras sumar esfuerzos y asumir

su responsabilidad social, empresarios yucatecos
 con visión y compromiso, al ver las necesidades de la población en Yucatán constituyeron la Fundación de Empresarios Yucateco (FEYAC) AC.

Guillermo Mendicuti Loría, presidente de la asociación, señaló que fue creada con el fin de promover proyectos relacionados  con al educación, la salud, el combate  a la pobreza y el fortalecimiento del capital social en el tercer sector.

Los proyectos benefician a grupos vulnerables como personas con capacidades diferentes, adictos a la droga, niños de la calle, grupos indígenas, comunidades en pobraza extrema, huérfanos y escuelas marginadas en el Estado.

El proyecto iniciado en el mes de noviembre de 2012 “Ampliando el Desarrollo de los Niños (ADN) “, implementado en la escuela secundaria Técnica No. 59 pretende beneficiar cerca de mil alumnos de la capital yucateca. Consiste en ampliar las horas que los estudiantes permanecen en el colegio, proporcionándoles una alimentación adecuada, apoyo a sus tareas escolares, actividades formativas y deportes, en las que los beneficiados escogen que actividad  desea, entre ellas se encuentran clases de guitarra, batería, saxofón, piano, canto, danza, teatro, dibujo, ajedrez, pintura y actividades en las que participan tanto varones como mujeres.

Mendicuti, comentó que por el momento este proyecto solo abarca a 250 estudiantes del primer grado de la secundaria técnica 59, de un total de 700 , pero la meta es incorporarlos a todos y a todas las secundarias y preparatorias  del sur de la ciudad.

La Asociación por el bien Común del sur, surgió gracias a la unión de agrupaciones civiles en el que se piensa que más adelante será la que  se encargará del ADN de esa zona.

Informes
Teléfono: (019999) 232-785

Mensaje de la CEM por este día 2>


Anunciación.- Hoy celebramos el Día del Amor y la Amistad. Mucho se ha hablado, escrito, pintado, esculpido y cantado acerca del amor. Pero ¿qué es? ¿En qué consiste? ¿Cómo se expresa?
Algunos tienden a identificar el amor con la pasión, fruto de una poderosa y agradable atracción física, de una gratificante experiencia sexual, o de una emoción excitante y embriagadora. Sin embargo, cabe preguntarnos: ¿Se reduce el amor a una atracción, como si la persona amada fuera un objeto? ¿Es sólo una intensa sensación placentera y fugaz? ¿Es de verdad una fuerza instintiva e incontrolable que anula la razón y la voluntad?
Ciertamente, como ha dicho el Papa Benedicto XVI, los sentimientos y emociones, que son parte del amor, pueden ser una maravillosa chispa inicial; pero no son el amor completo. El amor es algo infinitamente más grande e integral.  Efectivamente, el amor es infinitamente grande, ya que, como nos ha dicho san Juan:“Dios es amor” (1 Jn 4, 16).Y ese Dios, que conoce perfecta y plenamente el amor, porque es Él mismo, nos ha mostrado su rostro en Jesús, “imagen del Dios invisible” (Col 1, 15).
Jesús, Amor encarnado, con su vida, y sobre todo con su pasión, con su muerte y con su resurrección, no sólo nos ha revelado qué es el amor, sino que nos lo ha entregado al comunicarnos el Espíritu Santo (cfr. Jn 20,21). Este don, para fructificar en nosotros, requiere una respuesta de parte nuestra: hacer una elección inteligente y libre, que involucra, además del cuerpo y los afectos, la razón y la voluntad.
De ahí que no podamos considerar verdadero amor una relación dañina o que ponga en grave riesgo la salud física, sexual, emocional, moral, patrimonial o espiritual, propia y ajena. “Amar a alguien es querer su bien y trabajar eficazmente por él”, ha recordado el Papa Benedicto XVI. Si alguien nos ama, debe procurar nuestro verdadero bien.
Decía San Agustín: “Ama y haz lo que quieras… si corriges, corregirás con amor…”. Amar es decidir comprender, tratar con justicia, servir, pedir perdón a quien hemos ofendido y perdonar a los que nos han lastimado, como enseña san Pablo: “El amor es paciente, es servicial, el amor no es envidioso, no es jactancioso, no se engríe; es decoroso; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. El amor no acaba nunca” (1 Cor13, 4-7)

Ojalá, comprendiendo lo que es el verdadero amor, lo vivamos cada día, siendo instrumentos del amor divino para aquellos que nos rodean ¡Feliz día del amor y la amistad!

La CEM agradece a Benedicto XVI el tiempo de su pontificado 2>


Su Santidad Benedicto XVI

Beatísimo Padre:

Con estupor, pero también con espíritu de fe, los Obispos de México y los fieles que peregrinan en esta noble nación, hemos recibido la noticia de que Su Santidad, después de haber examinado reiteradamente ante Dios su conciencia, ha decidido renunciar, con plena libertad, al ministerio de Obispo de Roma, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.

La Conferencia del Episcopado Mexicano agradece a Dios, rico en misericordia, el luminoso pontificado de Su Santidad, y expresa a usted, Santo Padre, su gratitud por haberse propuesto, como programa de gobierno, escuchar la palabra y la voluntad del Señor, y recordarnos que la Iglesia ha de ponerse en camino como Cristo para rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios (cfr. Homilía en la Inauguración solemne del Pontificado, 24 de abril de 2005).

Gracias, Santidad, por testimoniar que Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él (1 Jn 4, 16); que es en la cruz donde se debe definir qué es el amor, y que la unión con Cristo es al mismo tiempo unión con todos los demás a los que él se entrega (cfr. Deus Caritas est, nn. 1, 12,14). Gracias por recordarnos que la esperanza es distintivo de los cristianos; que llegar a conocer a Dios es lo que significa recibir esperanza (cfr. Spe salvi, nn. 1,3). Gracias por ayudarnos a tomar conciencia que, siendo destinatarios del amor divino debemos convertirnos en instrumentos de su caridad, asumiendo solidariamente nuestras responsabilidades para favorecer un desarrollo integral, del que nadie quede excluido (cfr. Caritas in veritate, nn. 5 y 10).

Gracias Santo Padre por enseñarnos que quien conoce la Palabra divina conoce plenamente el sentido de cada criatura y es capaz de edificar la propia vida, entablando relaciones animadas por la rectitud y la justicia, empeñándose en la nueva evangelización (cfr. Verbum Domini, n. 6, 100 y 122). Gracias por hacernos ver que en la Santísima Eucaristía, Jesucristo viene a nuestro encuentro; nos acompaña y nos enseña laverdad del amor, que es la esencia misma de Dios, que nos impulsa a transformar las estructuras injustas para restablecer el respeto de la dignidad humana (cfr. Sacramentum Caritatis, nn. 1,2, 72 y 89).

Gracias Santidad por servir fiel y generosamente a la Iglesia y al mundo con obras, palabras, oración y sufrimiento. México siempre guardará el recuerdo de su amorosa solicitud, manifestada en su inolvidable Visita Pastoral, en la que nos animó a no dejarnos amedrentar por las fuerzas del mal, a ser valientes y trabajar para que la savia de nuestras raíces cristianas haga florecer nuestro presente y nuestro futuro, y así, mediante un esfuerzo solidario, renovar a la sociedad desde sus fundamentos para alcanzar una vida digna, justa y en paz para todos (cfr. Discurso de despedida, aeropuerto de León, 26 de marzo de 2012).

Sepa usted, Santo Padre, que nuestra gratitud se expresará de forma concreta, orando por usted para que Dios recompense su incondicional entrega, y procurando hacer vida las enseñanzas que por su medio nos ha dado, las cuales nos impulsan, particularmente en este Año de la Fe, a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo, y a la fidelidad a su Iglesia (cfr. Porta Fide, n. 6.).

Que Santa María de Guadalupe le acompañe en esta nueva etapa de su vida, e interceda por toda la Iglesia para que el Señor le conceda un Sucesor de Pedro según su santa voluntad.

Por los Obispos de México.

+ José Francisco, Card. Robles Ortega
Arzobispo de Guadalajara
Obispo Auxiliar de Puebla

+ Eugenio Andrés Lira Rugarcía
Presidente de la CEM
Secretario General de la CEM

Informes
5781 4901

Febrero, una opción para ser padres 2>


Anunciación.- Febrero es el mes en el que se festeja al amor, millones de parejas inundan las calles para celebrar juntos estas fechas. El ambiente es de cariño y felicidad al renovar el romance y, por qué no, formar una familia.
Desafortunadamente no siempre el amor es suficiente para lograrlo y las parejas se llenan de tristeza y estrés. En estos casos lo más recomendable es buscar la ayuda de un profesional ya que en México se estima que 3 de cada 10 parejas padecen infertilidad.
Siempre es positivo aprovechar la coyuntura del Día del Amor y crear una buena conexión a nivel emocional con la pareja para hablar de los miedos acerca de los tratamientos de reproducción asistida y conocer en profundidad cuáles son las expectativas personales y el nivel de implicación emocional.
Si ese es tu caso, te proporcionamos tres consejos para que puedas tocar el tema con tu pareja de forma ideal:
1.     Crea una atmósfera agradable a nivel emocional – Decora con velas, cocina una rica cena, utiliza aromaterapia.
2.     Desconéctate del mundo – Apaga la TV, las alertas de tu celular, correo electrónico, Facebook o demás distractores.
3.   Olvídate del reloj biológico – El doctor Gerardo Barroso, director general del Instituto de Medicina Reproductiva Nascere, aseguró que hoy las mujeres mexicanas mayores a 35 años podrán alcanzar una tasa de éxito de embarazo similar a la de mujeres más jóvenes, gracias a una nueva opción de tratamiento de combinación hormonal para estimular la producción de óvulos.
Si el regalo perfecto en este mes del amor es el inicio del sueño familiar, visita la página  www.queremosserpapas.com.mxen la cual podrás encontrar mayor información.

14 de febrero, día del amor y la amistad ¿sabes qué es? 2>

Anunciación.-El verdadero nosotros es una comunidad de personas unidas entre sí por la amistad y que, por el recíproco don de ellas mismas, constituyen un todo en el que cada una de ellas encuentra su felicidad en el intercambio mutuo de sus vidas. El amor no es un perfeccionamiento de la simpatía; ésta puede prepararlo y acondicionarlo, pero el amor crea una comunidad espiritual. Se dirige, más que a la naturaleza o a las cualidades de la persona, a la persona en ella misma y a su singularidad. Simpatizamos con una naturaleza, pero amamos a alguien. El amor ve un sujeto en aquel a quien ama, un sujeto que aspira a la plenitud, y cuya presencia es su alegría, un sujeto al que hay que diferenciar y al que hay que hacer crecer. Amar es querer al otro como sujeto.
Amar es constituir un nosotros, en cuyo interior se ubica la conciencia como relación de mí para ti y de ti para mí. Amar no consiste en pasar al otro para perderse en él, sino en constituir un ser que es un . El amor implica cierta alteridad; pero no una alteridad del orden del él, que es exclusión, sino una alteridad del orden del , que es reciprocidad de presencia. La presencia del  en el amor implica una suerte de distancia intencional, que no es exterioridad, sino que es constitutiva de la intimidad; y es esta distancia la que hace que dos seres sean uno siendo uno para el otro, intercambio y diálogo: Cuando hablo de alguien en tercera persona, le trato como independiente –como ausente–, como separado, como exterior a un diálogo en curso, que puede ser un diálogo conmigo mismo. Mientras que en segunda persona sólo me dirijo a quien es mirado por mí como susceptible de responderme, de la manera que sea. El  es invocación, intercambio y reciprocidad. Presencia, diálogo, reciprocidad, estas palabras designan lo contrario de una fusión. En el amor hay una alteridad esencial, y ésta es su primera nota característica. Gabriel Marcel ha insistido en la idea de que el  es lo que es imposible de objetivar. Reduzco al otro a no ser más que naturaleza, cuando lo trato como él. El tú es lo que, en el otro, es verdadero principio de acción, sujeto verdadero con su profundidad y su misterio. Amar consiste en transformar un él en . Es preciso que el ser amado tenga un sí mismo íntimo y secreto, para que lo pueda desvelar. Es preciso que mi yo me pertenezca para poder abrirlo y entregarlo. El amor relaciona dos términos distintos para que puedan tener la dicha de corresponderse el uno al otro y de vivir el uno para el otro. El  que suscita el amor es ese ser cuya sola presencia nos encanta, y el encanto con que nos envuelve no proviene más que del hecho de que existe. Le amamos por él mismo, en su ser singular, y en lo que tiene de misterioso y de infinito. El amor es esencialmente inventor del tú; lo que amamos en aquel a quien amamos no son sus cualidades, sino el fondo mismo de su ser, cualesquiera sean sus cualidades. El amor crea las cualidades, y hasta la naturaleza más humilde tiene un precio infinito para quien ama, pues lo que ama en esta naturaleza mediocre es el sujeto personal, único, que como tal tiene un valor infinito. Amamos a alguien porque es él. Y por eso podemos seguir queriendo a seres indignos. A quien amamos no lo amamos porque tenga valor a nuestros ojos antes de qwue lo amemos, sino que adquiere ese valor y su presencia nos es querida precisamente porque lo amamos. El  y el yo no preexisten al amor, sino que están constituidos directamente por él. No hay, pues, que decir que el amor se dirige al , como si el  fuese una cosa antes que el amor. Éste es el inventor del ; y el que es primero es el nosotros. La relación pone sus términos.
Nuestra conciencia de yo no se constituye paralelamente a la de un nosotros, porque no hay yo sin nosotros. La conciencia es conciencia de nosotros, y es en el amor donde esta conciencia se intensifica y se desarrolla; es también ahí donde el  es deseado de la manera más profunda, pues es deseado por él mismo y por su existencia propia. El ser se constituye en el amor, creador de una sociedad de personas que son tus. La conciencia que ama perfectamente no retorna sobre sí misma, y se esfuerza en ayudar al sujeto a constituirse como él mismo, al tiempo que aspira a suscitar seres con iniciativas y capaces de una entrega de ellos mismos. No son los seres singulares los que producen el amor, sino que es el amor quien los produce a ellos. Para quien ama, hay algo más que la individualidad opaca y excluyente. Para quien no ama, la personalidad es algo ininteligible, una deficiencia, un obstáculo que habría que vencer.
El  es mucho más personal y singular que el él; pero esta singularidad sólo existe en el nosotros. Hay que negar la multiplicidad de la exclusión para engendrar una multiplicidad de intimidad que sea consciente de todos en cada uno y de cada uno en todos, y que sea conciencia de una recíproca interioridad. La relación recíproca que define siempre un crédito y un débito es el nosotros. La razón es un esfuerzo hacia el uno; estamos ordenados hacia la totalidad, pero el amor hacia una totalidad de valor y de significado.

Autor. Dr. Carlos Díaz