Amor y empatía, los valores que cambiaron la vida de niñas y niños en situación de calle
Fotos: Hogares Providencia IAP
Ante el desempleo y como estrategia de sobrevivencia, algunas familias optan por sumar a sus hijos e hijas al trabajo en la calle. De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la incorporación de los y las niñas al mercado laboral está rodeada de circunstancias que los coloca entre los trabajadores en condiciones más desfavorables y con pocas posibilidades de cambiar esta situación por el escaso nivel de instrucción que han alcanzado.
Pese a que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social vigila el cumplimiento de la normatividad que regula el trabajo de los menores entre los 14 y 18 años de edad cuando estos prestan sus servicios a empresas y establecimientos de jurisdicción federal, el trabajo infantil está esencialmente concentrado en el sector informal de la economía.
Aunado a ello, hay que considerar aquellas variables en las que los y las infantes son víctimas reiteradas de la violencia y del crimen, que los vuelven vulnerables en todos los sentidos. Tal es el caso de las niñas y niños en situación de calle, quienes están expuestos a ser reclutados por grupos delictivos de diversa índole.
Es justo para protegerlos que surge Hogares Providencia, una Institución de Asistencia Privada (IAP) que enfoca sus trabajos para apartar a las y los menores de edad de los peligros que hay en las calles.
“Somos una Institución de Asistencia Privada que desde 1979 se dedica a proteger, salvaguardar y promocionar los derechos de las niñas, niños y jóvenes que, por alguna circunstancia de vida, han tenido que sobrevivir en las calles o que están al borde de permanecer en ellas como alternativa de subsistencia”, precisan en su página de internet.
Esta IAP brinda hogares con un sistema de “puertas abiertas” y diferentes servicios de atención y cuidados óptimos para su desarrollo integral. Dichos beneficios van desde la alimentación y vestido hasta la procuración de su salud física y mental, además de proporcionarles actividades recreativas, acceso a la cultura y los deportes.
“Este sistema permite que los residentes permanezcan bajo propio convencimiento, situación que facilita su estancia y disminuye la posibilidad de regresar a la calle”, describen. Asimismo, especifican que se trabaja de forma individual con todos los residentes para que participen y diseñen su plan de vida, lo que favorece un ambiente familiar y contribuye a la reestructuración emocional de los y las beneficiarias.
“Cada hogar cuenta con dos adultos llamados ‘Tías-Educadoras’, quienes además de tener a su cargo los aspectos administrativos y funcionales del hogar, favorecen la imagen positiva que los y las pequeñas necesitan”, abundan.
Es gracias a la combinación de cuatro elementos de atención dentro los hogares que un gran número de niñas y niños han logrado abandonar la calle:
1.- Actitud amorosa del personal que interactúa con los niños y niñas que llegan a Hogares Providencia, IAP.
2.- Vinculación del hogar con las organizaciones e instituciones sociales de la comunidad (hogar – escuela – comunidad).
3.- Acompañamiento cotidiano para facilitar una relación constructiva con la sociedad, principalmente en las áreas de trabajo, escuela y capacitación.
4.- Adquisición y refuerzo de hábitos y/o destrezas para la vida cotidiana.
Por ello cada hogar lleva a cabo diferentes actividades de acuerdo con la edad de los residentes, sus capacidades físicas y mentales; además de estar acorde a los lineamientos institucionales.
Los hogares
º San José de Calasanz: Durante su primera infancia, (desde su nacimiento, hasta los seis años de edad)
º Sonrisa: niños desde los siete y hasta los 18 años de edad
º Alegría: son atendidas niñas, niños y adolescentes junto con sus madres
º San Ignacio de Loyola niñas desde los siete y hasta los 18 años
º Centro pedagógico Padre Chinchachoma: brinda atención de tipo educativo, social y lúdico, a niñas y niños desde recién nacidos hasta los tres años de edad. Residentes de Hogares Providencia IAP
º Centro de atención para la prevención: se brinda atención a residentes de la institución, así como a sus familiares con los que se tiene contacto, a través de servicios de salud mental, educativos, recreativos, culturales, entre otros
Principales actividades que desarrollan las niñas, niños y adolescentes
Todos los miembros participan activamente en el plan, en la elaboración y establecimiento de las normas y reglas del hogar, con ello se refuerza la integración grupal, por ello, la IAP les apoya en la asistencia a clases y elaboración de tareas.
“Realizan labores de limpieza en el hogar, aseo personal, asistencia a compromisos extraescolares, capacitación para el trabajo, convivencia con los compañeros, participación en actividades deportivas, culturales y artísticas, así como revisiones médicas”, indican.
Historia
El padre Alejandro García Durán, mejor conocido como “Chinchachoma”, llegó a México en 1969, pero su percepción del país cambió cuando vio, en el Metro capitalino, como un niño en situación de calle consumía drogas. Fue tal su asombro que se comprometió a transformar la vida de los y las niñas que, al igual que aquel infante, vivían latentemente los peligros de la calle a tan cortas edades.
Antes de fundar la organización, Chinchachoma convivió con ellos y conoció las causas que los llevaron a las calles de la Ciudad de México y las consecuencias mismas de su sobrevivencia. De este modo, en 1979, fundó Hogares Providencia IAP, para lo cual rentó una casa en la calle de Euskaro en la alcaldía Gustavo A. Madero.
Con el apoyo de feligreses, empresas y gobierno, el cura logró que Hogares Providencia se constituyera como una Institución de Asistencia Privada.
A 42 años de arduo trabajo, esta IAP ha dado cobijo a más de siete mil niños, niñas y jóvenes, los cuales, a su vez, se convirtieron en profesionistas; todo esto, en gran medida, a que en Hogares Providencia se le ofrecen diversos servicios, pero sobre todo se les da amor.
Su plan de vida
A partir de los 12 años se les brindan capacitaciones de diferentes oficios, lo que les permite adquirir el conocimiento necesario para, luego, tener un sustento propio y ser independientes.
Más adelante, entre los 16 y 17 años, realizan un acompañamiento para que puedan colocarse en un empleo formal que les brinde prestaciones de ley, para luego, iniciar el proceso de creación de un plan de vida y las metas personales que quieren alcanzar.
En tanto, una vez cumplidos los dieciocho años ellos y ellas tienen la opción de independizarse o permanecer en Hogares Providencia un tiempo más siempre y cuando estén estudiando y/o trabajando.
Hogares Providencia IAP. Página web: www.hogaresprovidencia.org.mx Facebook: @HogaresProvidencia79 Twitter: @hogares79