AFRONTAR LA ADVERSIDAD

12 abril, 2021

Hacerse presente en la adversidad significa ante todo autoafirmarse en la realidad interna y externa.  Autoafirmación de sí mismo y afirmación personal con los demás. Es nuestro “yo” conjugando un “tú”, a la vez que un “nosotros”. Es la comunicación mutua. Un “sí “en la adversidad es un acto de alegría, sabiendo que nunca estamos solos.

Características de esta comunicación:

1. Personal. Lo que quiere decir que su ámbito es la primera persona: mi “yo” o el “tuyo”.

2. Actitud mental positiva. Quiere decir afirmarse en lo positivo y en lo correcto. En lo que está bien.

3. Vital. Quiere decir “sí” a la vida, tanto a las privaciones como en los gozos sanos. Despertar cada día con el corazón lleno de amor, dispuesto a la lucha y a darse a los demás. Cada cosa que se nos presente, adversa o no es una invitación para aprender y una oportunidad para superarse.

4. Actual. Se da en tiempo presente. Surge cuando actuamos haciendo lo que debemos, y estando en lo que hacemos, sin evasiones de ningún tipo.

5. Emocional. Produce un enriquecimiento afectivo. Puedo hacer partícipe de mi emoción a otros y viceversa.

6. Enriquecedor.  Lo que significa que el cambio de autoafirmaciones tiene como consecuencia un enriquecimiento tanto en el “yo” como en el “tú”.

7. Tres reacciones. Por defecto, por exceso y por equilibrio. Lo atinado es reaccionar equilibradamente para sacar provecho de la adversidad.

 

Suponga que a un vendedor le es cancelado el pedido que tanto esfuerzo le costó conseguirlo, por defectos en el producto, y ha perdido la venta, El pedido se lo han dado a la competencia.

El vendedor puede reaccionar de tres maneras:

a) Enojarse, decepcionarse, frustrarse, por no haber controlar la situación.

b) Conformarse, decir “ni modo” y pasar a otra cosa.

c) Adquirir experiencia y tomar una resolución para que aquello no vuelva a suceder. Es decir, reaccionar en forma equilibrada, reuniéndose con los jefes de los responsables para evitar que en un futuro se repitan los errores. En este caso, el vendedor ha reaccionado con previsión, firmeza, justicia, amabilidad y sentido común, es decir no ha dejado nada por supuesto. Su conducta ha modificado positivamente la conducta de los demás. Ha sabido comunicarse. Se ha hecho presente en la adversidad. 

Hacerse presente en la adversidad.

Sé del caso de Pablo, que le extirparon un tumor que tenía en el cerebro y quedó hemipléjico.  A pesar del consejo de que aceptara su situación y de la afirmación de muchos de que así se quedaría; Pablo no se dejó aconsejar por los pesimistas, y tomó una actitud sanamente agresiva y optimista: empezó a hacer ejercicios y a los pocos meses se restableció completamente.  Ahora goza de un buen puesto en una empresa.

Utilizó las siguientes prácticas:

1. Repetición de actos para reafirmar actos buenos. Las autoafirmaciones o actos virtuosos sólo pueden crearse con actitudes de humildad, sinceridad, sencillez, fe, optimismo, buen humor, sentido común y sentido de responsabilidad. En pocas palabras: con perseverancia que nada hace desfallecer.

2. Comprendió que el afrontar la realidad es el primer acto de alegría y de felicidad.

3. Técnicas para desarrollar actividades y asegurar el éxito. Mantenerse ocupado en la forja de habilidades que se necesitarán cuando se recobre la salud.

4. Utilizar la imaginación y visualizar el cambio. Desarrolló lo positivo que hay en uno. Bloqueó lo negativo, practicando el rol que deseaba desempeñar en el futuro. Mientras más claras y vívidas sean las imaginaciones –el color, la textura, los olores, los sonidos, el lugar, etc.- más motivado estuvo.

 

Lo más importante es el sentido que se le dé al esfuerzo: primero Dios, luego los demás y en tercer lugar uno. Mientras más útil y desprendido de sí se imagine, mayor será la fuerza interior para superar las dificultades y conseguir el ideal.