ADQUIRIR EL ESPÍRITU DEPORTIVO
A lo largo de la existencia humana se pueden pasar por situaciones difíciles, tener períodos cuesta arriba, enfrentarse a problemas complejos, sufrir contratiempos en el trabajo, descalabros económicos, sucesos inesperados y dolorosos dentro de la familia.
Hay personas que ante estos hechos se hunden en una profunda tristeza o depresión; no tienen capacidad de respuesta, se rinden ante las dificultades y prefieren buscar evasiones como aplazar indefinidamente la resolución de los problemas, darse definitivamente por vencido, acudir al alcohol.
Existe una importante virtud o valor que se admira en los atletas y es su espíritu deportivo. No me refiero a que todas las personas deben ser especialistas practicando gimnasia, ejercicio físico o algún deporte. Mi enfoque se orienta hacia la actitud que hay que tomar en la vida para no doblegarse ante las habituales contrariedades que aparecen pequeñas o grandes.
En mis años de infancia admiraba al popular actor llamado Johnny Weissmuller, quien protagonizaba a “Tarzán y filmó numerosas películas en el contexto de la selva africana acompañado de su inseparable Jane y un simpático chimpancé, “Chita”. Sabía que en Juegos Olímpicos de París (1924) y Amsterdam (1928) había ganado cinco preseas de oro.
Cuando leí su biografía, me enteré que había nacido sietemesino y el médico les dijo a sus padres que Johnny debería de hacer mucho ejercicio, de preferencia practicar la natación para mejorar su capacidad pulmonar.
Así lo hizo durante su niñez y adolescencia. Le tomó tal afición a este deporte, que desarrolló una buena musculatura y velocidad para superar los tiempos en los 100 y 200 metros en nado libre.
Otro caso interesante es el de Mohamad Alí (Cassius Clay), quien tenía mucha ilusión en clasificar para los Juegos Olímpicos de Roma (1960), pero por discriminación racial se le pusieron innumerables trabas. Finalmente, a base de insistir, logró participar y ganó la medalla de oro en el peso semipesado. A su regreso, se dedicó por completo al boxeo profesional y en 4 ocasiones conquistó el título mundial de pesos pesados. Es recordado por su particular estilo “mariposa”, de girar dando saltos, en torno a su oponente que innovó el arte tradicional de boxear.
El corredor de Jamaica, Usain Bolt, con 1.94 de estatura, comenzó su carrera en el box a los 15 años, pero en muchas competiciones se le excluyó por su falta de experiencia y ser demasiado joven. En el desarrollo de su desempeño deportivo ganó 19 medallas de oro en varias competiciones olímpicas, además de las que había obtenido en otras competiciones.
Otro caso que merece especial mención es el de la saltadora de pértiga rusa, Yelena Isinbáyeva, ganadora de medallas de oro en Atenas (2004) y Beijing (2008) pero ella quería mejorar y superó los 5 metros de altura. Con perseverancia insistió, una y otra vez, hasta conseguir los 5.06 metros, en ese entonces el récord mundial.
Otra deportista rusa, que ha sido un ejemplo de constancia y espíritu deportivo, es la clavadista de los 10 metros de altura, Yulia Koltunova. En una entrevista, relata con sencillez y naturalidad que la clave de su éxito ha sido asistir al gimnasio diariamente y obedecer dócilmente a las indicaciones de su experimentada entrenadora. Ha conseguido varias medallas de oro olímpicas y se dio a conocer cuando ganó en los juegos internacionales universitarios.
En México, en 1970, había un boxeador Jesús “Chucho” Castillo que le dieron la oportunidad de enfrentarse a Rubén “El Púas” Olivares, campeón mundial de los pesos gallo y pluma. Era indiscutible la superioridad y experiencia de Olivares. Pero Chucho Castillo se lo puso como un serio reto. Así que se dedicó a entrenar a fondo: corriendo más kilómetros, cortando árboles, levantando pesas, no faltando al gimnasio y, sobre todo, observando –junto con su entrenador- en cámara lenta las anteriores peleas de Olivares. Descubrieron sus zonas débiles que descuidaba “El Púas” en las peleas. El resultado fue que –contra todos los pronósticos- “Chucho” Castillo derrotó a Rubén Olivares.
También en nuestro país tenemos casos admirables de atletas que se superaron como Brenda Flores, quien obtuvo dos medallas de oro, destacando la de 10,000 metros planos en los Juegos Panamericanos. Patricia Sánchez también consiguió la presea de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
En fecha más reciente, en 2019, Paola Morán obtuvo la medalla de plata tanto en la Universiada en Nápoles (Italia) como en los Juegos Panamericanos de Lima, Perú. Paola tiene escasos 23 años y por su espíritu deportivo y perseverancia, representa la gran promesa para México dentro del atletismo.