ACTITUDES ÚTILES PARA LA CONVIVENCIA SOCIAL
La convivencia social puede ser diferente y óptima si imitamos a Jesucristo, quien tuvo trato -con miles de personas- con deseos de servirles (salvarlos), sobrenatural y humanamente a todos. Trató a niños llenos de inocencia y sencillez; a enfermos y a personas pobres; a hombres cultos y pudientes; a gente de clase media, etc. Tuvo amigos íntimos (Betania). Mostró infinito aprecio por la familia.
El Señor nos dio ejemplo de amor al prójimo y supo entregarse a los demás hasta la muerte de Cruz Nosotros necesitamos formarnos, aprender a ser virtuosos como Él, que es perfecto Dios y perfecto Hombre.
Siempre podemos aprender a ser personas abiertas, con capacidad de hacer amistades profundas. Dispuestos a comprender y a disculpar. No juzgar nunca las intenciones de los demás.
Convivir con todos: Tratar con personas muy distintas: En la familia, en el trabajo, en el vecindario. A gentes con caracteres, formación cultural y humana y modos de ser diferentes. Vivir con ellos todas las actitudes positivas. Por ejemplo:
- Olvido de sí: Pensar en los demás antes de pensar en uno mismo. Se puede hacer con amor. Enriquece a todos.
- Comprender a los demás: Aceptar al otro con optimismo, fijándose especialmente en las virtudes y poco en los defectos. Mirar a los demás con simpatía inicial y creciente.
- Alegría: Nace de ser y sentirnos hijos de Dios. Trabajar cada día muchas horas y siempre con alegría. Manifestarse con una sonrisa oportuna o en un gesto amable. Hacer posible el diálogo y conversación. Animar a superar con buen ánimo las numerosas contradicciones de la vida.
- Cordialidad y amistad: Especialmente las amistades profundas entre padres e hijos y hermanos. Que gran cosa poder llamar amigos aquellos con quienes vivimos, trabajamos y estudiamos, a nuestros parientes, etc. Hacer posible la comprensión, la lealtad, el espíritu de colaboración, el optimismo, la nobleza, el desinterés, etc.
- Gratitud: Recuerdo afectuoso de un beneficio recibido, con el deseo de corresponder de algún modo.
- Afabilidad: Ordena hacia el bien las relaciones de los hombres con sus semejantes, tanto en los hechos como en las palabras:
- Nos lleva a hacer la vida más grata a los demás. Tranquiliza la convivencia.
- Otras cualidades o virtudes que llevan a hacer la existencia amable en la vida cotidiana:
- Generosidad y el buen humor van de la mano. La buena educación, el orden, la sonrisa, el cariño, tener en cuenta los gustos de los demás.
- Es necesario que tengamos una buena provisión de virtudes sociales y que estén a la mano, pues se han de usar de continuo, por ejemplo:
- Saber disentir de los demás, con caridad, sin hacernos antipáticos.
- Actitud firme y continua, sin humillar, ni despreciar: sino apreciando y aprendiendo de los demás.
- Ver en los demás hijos de Dios, que merecen cariño, respeto, atención y consideración. Tratar a todos: sin detenernos en sus defectos y deficiencias, que de alguna u otra manera los tenemos todos.
- Benignidad e indulgencia: juzgar positivamente a las personas y su actuación.
- Respeto mutuo: Mirar a los demás como imágenes irrepetibles de Dios. Venerar la imagen de Dios (lo bueno) que hay en cada persona.