ACTITUDES BÁSICAS HACIA EL LOGRO
- Actitud hacia Dios. Para que haya logro, hay que tener a Dios –como ser personal- siempre presente. Si lo excluimos, no nos explicamos nada.
- Actitud del caos. Si no planifico, planifico el fracaso. Evitar el “ahí se va”.
- Actitud prointeligente (o de la causa – efecto). Es imprescindible que cada efecto implique una causa proporcionada, concreta y específica. Mis pensamientos son la causa y mis acciones los efectos. Lo que hago, eso recogeré.
- Actitud de afirmación. Lo que yo crea con fuerza, pondré los medios para conquistarlo. Yo actúo en función de lo que creo. Si no desisto, lo conseguiré.
- Actitud de seguridad. Lo que espere, eso obtendré. Pongámonos metas altas.
- Actitud de atracción. Si mis pensamientos son positivos: atraeré personas y circunstancias positivas, en armonía con mis pensamientos. Si soy negativo, si no pienso, si me dejo llevar, veré el mundo negro y me sucederán (porque yo las provoco) cosas indeseables.
- Actitud de concentración. Hasta la persona más inteligente, necesita concentrarse en sus objetivos. Aquello en lo que reiteradamente me concentre, lo iré construyendo hasta hacerlo realidad.
- Actitud de madurez o de superación. Si tengo virtudes como la alegría, lealtad, sinceridad, veracidad, naturalidad, sencillez, nobleza, gratitud, laboriosidad, etc., humanamente seré maduro.
- Actitud de olvido de sí mismo. Si me esfuerzo en pensar continuamente en los demás.
- Actitud de reemplazo. Yo puedo cambiar pensamientos inútiles o nocivos por pensamientos útiles o benéficos. O al revés, todo depende de lo que elija.
- Actitud constructiva. No admito el desánimo, ni la desconfianza, ni la cobardía ni la pereza, porque antes he elegido el ánimo, la confianza, la audacia y la diligencia.
- Actitud de compensación. Casi siempre es mejor dar que recibir. Mientras más nos entregamos a los demás, crece nuestra capacidad de darnos y de servir.
- Actitud creativa. Todo cambio lo puedo llevar a cabo con nuevas ideas. Puesto que las ideas no tienen límite, el potencial de cambio no parece tener fin.
- Actitud de concentración y estudio. Para lograr la creatividad, es preciso la concentración y el estudio (análisis) previo, con el fin de adquirir nuevos enfoques e ideas.
- Actitud de confianza en los propios talentos. Cualquier idea, plan o meta que me ponga, si la visualizo y me entusiasmo con ella, mi subconsciente irá organizando el mundo de personas y experiencias, para que ese plan se haga realidad.
- Actitud hacia la práctica inteligente. Cualquier cosa que uno haga bien, y de modo repetitivo, se convertirá en nueva cualidad (virtud) y/o habilidad. Se entiende que la virtud es la práctica del bien.
- Actitud hacia el buen trato con los demás. Cualquier pensamiento o acción que mejore el trato con uno mismo, en el mismo sentido mejorará mi trato con los demás. Es conviene tratarse con delicadeza extrema.
- Actitud hacia la elección. Cada decisión que tomo, se apoya en una elección previa.
- Actitud hacia la expresividad. Todo lo que se imprime en mi mente, de un modo insospechado, influye o actúa en mi organización psicológica y se vierte hacia afuera. Lo que tengo dentro, eso es lo que expreso hacia fuera.
- Actitud hacia la autenticidad. Tengo que ser yo mismo y aceptarme. Si tomo una decisión específica y la mantengo queriendo mejorar un aspecto de mi vida, la tendencia será hacia el cambio en la tendencia escogida. Si no me decido, o no soy constante, el resultado será la inercia, que imposibilita toda superación.
- Actitud hacia el perdón. Si perdono y olvido las ofensas –reales o imaginadas del otro-, es porque yo antes me he perdonado a mí mismo, me he olvidado de mí mismo y me he comprendido, corregido y no me recrimino.
- Actitud hacia el mejoramiento. Si yo mejoro, puedo renovar a los demás.
- Actitud hacia el autodominio. Si tengo sentimientos positivos, es porque previamente he tenido ideas positivas que me dan un sano aprecio de mí mismo y me permiten autoposeerme para poder darme a los demás. Nadie da lo que no tiene.