Abogado mexicano apoya a comunidad sorda de Luang Prabang en Laos
Fotos: Rafael González
Vietnam, Camboya, Tailandia y Birmania; son los países con los que colinda Laos, el país menos poblado del continente asiático, con poco más de siete millones de habitantes. Ubicado al noroeste de la península Indochina, este país cuenta con un pasado colonial francés. Y, desafortunadamente, ha sido de los lugares más azotados por conflictos bélicos, incluyendo la Guerra de Vietnam.
A pesar de los altos índices de pobreza extrema, Laos no deja de ser un lugar con algunos de los paisajes más extraordinarios de Asia. Por lo mismo, muchas de sus ciudades dependen del turismo, como su actividad económica principal.
Una de estas ciudades es Luang Prabang, joya de Laos, considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La naturaleza, los más de 30 templos budistas y sus mansiones francesas lo hacen un lugar único.
Ser sordo en Luang Prabang
Además de ser un centro turístico de suma importancia, Luang Prabang cuenta con la comunidad más grande de jóvenes sordos en el norte del país. Nacer con esta discapacidad en ese lugar es un reto enorme al que se enfrentan estos niños.
La religión principal que se profesa en esa región es el budismo. Y según las creencias, los niños y niñas que nacen sin poder escuchar y/o hablar es porque están pagando un mal karma. Esto, los lleva a ser aislados y excluidos de las actividades cotidianas y de sus comunidades, debido a que también se cree que pasar tiempo con estas personas conlleva a tener mala suerte.
En muchos casos, y debido a la exclusión que viven, hay veces que no aprenden a ir al baño, vestirse, comer y comunicarse porque nadie quiere ser parte de sus procesos de aprendizaje. Así es como muchos crecen como individuos que no se pueden integrar socialmente ni ser autónomos. Y, a veces, las personas sordas llegan a ser violentas y agredidos por los miembros de su comunidad o de su propia familia.
“Luang Prabang Special Education School”
Hace 12 años, la Congregación de las Hermanas de la Caridad, al ver cómo eran tratados, decidieron abrir una escuela para enseñarles las cosas que sus comunidades les estaban negando. Al principio, en este recinto educativo solo contaba con 10 niños, a los cuales no solo se les enseñó a leer y comunicarse, sino que también a integrarse socialmente con su comunidad.
Actualmente, la escuela cuenta con 80 niños y niñas, que también aprenden oficios para que, al regresar a sus lugares de origen en Laos, sean considerados como personas funcionales por su propia comunidad, y tengan más probabilidades de ser aceptados e integrados.
Rafael González busca fondos para ayudar a la comunidad sorda
Rafael González es un abogado mexicano, que ha trabajado desde hace años como consultor. Desde el 2020 se encuentra en Laos, desarrollando un Proyecto para el Banco Mundial, que busca hacer crecer la economía del país asiático.
En su búsqueda por pasar una Navidad en aquella entidad y de acuerdo a sus costumbres católicas, el destino lo llevó a conocer a las Hermanas de la Caridad, quienes lo invitaron a pasar las fiestas decembrinas en la escuela que ellas atienden.
Es así, como Rafael conoció a los niños de la comunidad sorda de Luang Prabang. Fue entonces que, las hermanas, le contaron que debido al COVID-19, parte de sus ingresos con los que solventaban los gastos de los niños, habían desaparecido ante la falta de turismo. Ya que dentro del centro educativo brindan servicios de cafetería para los turistas, cuentan con un taller de motos y la venta de objetos hechos en telares.
Las religiosas al pedir ayuda al gobierno, éste les proporcionó dinero para continuar con la manutención de los 80 niños y niñas que no pueden estar desamparados. Fue así, que, a principios de enero del 2021, el abogado mexicano, Rafael González decidió iniciar una campaña de recaudación de fondos para que, tanto personas mexicanas como de Laos, pudieran donar dinero para los desayunos de estos pequeños de esa comunidad sorda.
Es así que, mexicanos como Rafael González son ejemplo de vida, de lucha, del querer hacer las cosas y no solo en México, sino que en el extranjero se pueden hacer cosas en favor del semejante, lo único que se debe hacer es tener fuerza de voluntad para ayudar a los demás.
Luang Prabang.