PUNTOS VITALES PARA SER FELIZ (2 de 2)
Elementos vitales para el desarrollo personal
Virtudes:
Fe: Tal como sea nuestra fe, es lo que lograremos. Necesitamos tener una fe gigante, para lograr cosas grandes. Debe ser una fe anclada en la realidad, donde Dios esté presente.
Optimismo: el primer acto de optimismo consiste en enfrentarse a la realidad y ver en ella la visión de lo que pretendemos lograr, con la confianza de que lo lograremos. No importan las dificultades, estas se superan con constancia.
Alegría: Es tan importante, que sin ella no podemos hacer nada. Una persona triste es una triste persona. La alegría habla de plenitud, de generosidad, de la capacidad de darse a los demás.
Esperanza: Es la certeza de que lograremos alcanzar aquello que nos proponemos. Es enemiga del desaliento y de la tristeza.
Amor: Es querer –en primer lugar, con obras- el bien del otro.
Mejorar las virtudes cardinales: prudencia, fortaleza, templanza y justicia. Hemos de acompañar la justicia con el amor, porque la justicia a secas, puede dejar heridas emocionalmente a las personas.
Habilidades:
Actitud mental positiva: Significa decir “sí” a la vida. A todo lo negativo cortarle su fuente de abastecimiento y a lo positivo acrecentarlo más.
Creatividad: abrirse a todas las posibilidades que impliquen una mejoría.
Entusiasmo: emprender acciones con energía, atención, intensidad y concentración.
Buena administración del tiempo: cuidar el presente, sabiendo que lo que hacemos hoy, será lo que tendremos en el futuro. “Haz lo que debes, y permanece en lo que haces”, es la clave.
Método:
Puede ayudarnos utilizar el conocido Ciclo de Calidad: planear, hacer, verificar y ajustar, con el amor, como motivación constante:
- Clarificar el objetivo.
- Describir la situación actual.
- Concretar la viabilidad de las diferentes alternativas de mejora.
- Ejecutar la acción.
- Verificar si el avance va de acuerdo con lo planeado.
- Corregir las desviaciones.
- Formar un hábito de la acción exitosa.
- Comprobar que la excelencia es un hábito que debo mejorar de manera constante.
Lo dicho anteriormente implica una buena dosis de olvido de mí mismo en el que el otro (prójimo) ocupará el vacío que he puesto a su disponibilidad.
Crecer en excelencia puede expresar un incremento en mi felicidad, sobre todo porque soy directamente responsable de mi vida, la cual adquiere significado en la medida en que soy fiel a mi misión y a mi vocación, que siempre incluye el ayudar al prójimo en forma tan importante como ayudarme a mí mismo.