MEJORAR LA FAMILIA
En este tiempo de Navidad se palpa claramente que la familia es la célula fundamental de la sociedad. Los padres de familia, los abuelos, los niños se reúnen -con gran alegría- para la cena de Nochebuena y para la comida especial de Navidad. Esto sucede especialmente en los países cristianos y en algunos que no lo son.
Las familias estables muestran vivamente la alegría de conmemorar el nacimiento del Niño Dios. Se alegran de tener sus casas –tal vez en la sala de estar- una representación del Niño-Dios, la Virgen y San José, algunos aprovecharán para hacer oración o rezar algo ante el pesebre. Cómo se palpa la necesidad de que los hijos nazcan y crezcan en una familia estable.
Se descubre el derecho del niño a nacer en una familia verdaderamente estable, pues es de importancia capital, que el niño se beneficie, ya desde el principio, de la aportación conjunta que pueden dar el padre y la madre –abiertos a la vida- y unidos en matrimonio indisoluble.
En la vida de muchos de nosotros surgen propósitos para renovar nuestra vida personal, cosa que iremos haciendo a lo largo de todo un año, siempre luchando para mejorar.
Para ello es necesario ponerse unos objetivos claros que lleven a querer más a los demás, especialmente a los más próximos. Se trata de hechos, no sólo de buenos propósitos, aunque a veces no lo consigamos.
Se trata de hacer las cosas sin desánimos y por amor. No caben los desalientos porque la vida es lucha por amar a los demás como a nosotros mismos y a Dios sobre todas las cosas.