COMPORTESE COMO SI EL ÉXITO FUERA INEVITABLE
¿Qué tenemos qué hacer para conseguir el éxito?, no solo una vez, sino de modo habitual?
- Existe un principio irrefutable que conviene recordar siempre: nosotros atraemos aquello en lo que pensamos. Lo que logramos en la vida, será lo que tengamos en la mente,
- Hagámonos responsables de nuestros pensamientos y de la propia formación. Jamás la dejemos al azar, ni esperemos iluminaciones extraordinarias: cada uno somos el resultado de nuestros pensamientos.
- El mal de muchos consiste en que no dedican tiempo a pensar o reflexionar. Tenga en cuenta que los éxitos y los logros dependen en un 80% de lo que tengamos en la mente. El otro 20% es la puesta en práctica de nuestro pensamiento.
- Si queremos lograr el éxito hemos de dedicar tiempo a pensar. Pensemos en grande y no desperdiciemos nuestro potencial en acciones irreflexivas
- Seamos sinceros, nadie puede obtener el triunfo, si antes lo rechaza mentalmente. Hay que amar el éxito con pasión. Esto implica imaginar y pensar previamente con detalle, lo que apasionadamente deseamos. Ponerlo por escrito.
- Ponga su confianza en Dios y en usted mismo. Si es para bien, amemos con pasión el triunfo o sea la cristalización de nuestros deseos. Si rechazamos mentalmente el éxito, no habrá nada.
- Recuerde que se trata de jerarquizar la vida, poniendo cada cosa en el orden que le corresponde:
- a) trato con Dios, b) matrimonio; c) la familia; d) el trabajo; d) las amistades, y e) todo lo demás.
- Rechace con coraje la posibilidad de quedarse en la “estacada” y constantemente acreciente la confianza, afrontando con honestidad sus errores, y trabaje sin cesar por corregirlos. Descanse, para reponer fuerzas, pero no diga nunca “basta”. Recuerde que el cansancio, no consiste en hacer “nada”, sino ocuparse en cosas que exigen menor esfuerzo.
- No se dé nunca por vencido: esto sería ya el primer error, que hay que borrar de un plumazo.
- Evite las demoras, dilaciones y desviaciones, corríjase constantemente. Vea en los errores algo muy bello: detrás de cada error viene el aprendizaje. No se trata tanto de llenarse de conocimientos, sino de ser mejor y, adquirir la experiencia imprescindible para coronar su proyecto o ideal.
- No se desanime. Desanimarse sería el peor error. Recuerde, piense bien de sí mismo y de sus capacidades. Seremos capaces, si pensamos en que lo somos, y actuamos en consecuencia.
- Olvídese de las soluciones “mágicas” o “fáciles”, Estas, por lo común no existen. Lo que le llevará a coronar su ideal es el trabajo bien planeado y excelentemente ejecutado.
- Respétese, no se venda barato, y piense dignamente de usted: Un hijo de Dios ¿se desanimaría por esto? Claro que no. Así tendrá un comportamiento digno. Dignidad es sentirse hijo de Dios, y ver a los demás –con aprecio- desde esta perspectiva.
- Ante un fallo, no le eche la culpa a otro, ni se evada: afronte el error con sentimientos de responsabilidad. Piense: ¿qué puedo hacer para mejorar esta situación? ¿qué depende de mí? ¿qué de los otros? Pida consejo, es muy importante.
- El desarrollo personal de las virtudes: sinceridad, laboriosidad, lealtad, amistad, constancia, rectitud, veracidad, etc. es vital para lograr lo que se propone.
- Cada uno es el arquitecto de su propio futuro. Por esta razón, hoy avance un paso más para construir ese destino. El pasado solo interesa como experiencia. No se dé por vencido, porque el futuro se construye en el presente.
- Trace un plan de acción, para que su pensamiento se cristalice en metas concretas (siempre viva con metas) Redacte ese plan de modo claro, específico, concreto, breve y completo. Evite generalidades y palabras vagas.
- Utilice su imaginación y póngase a diseñar proyectos. Dentro de un sano realismo, distinga: qué podemos imaginar, y qué podemos llevar a cabo. Es vital ser rico en deseos, en ambiciones buenas y nobles. Si no vive así, eso significa falta de aprecio por uno mismo y por los demás.
- Ese plan de acción debe ser medible y cotejable periódicamente con el avance de lo logrado en la práctica.
- Recuerde que la “práctica hace al maestro”. Una vez que lo sea, podrá enseñar a los demás a continuar con la permanencia de dicho proyecto.
- Espere lo mejor de la vida y dispóngase a recibirlo. Tiene que estar dispuesto a pagar el precio. Nada llega solamente pensando.
- No haga caso a las dificultades (son de ordinaria administración), críticas y al “qué dirán”. Pero tampoco las ignore: utilícelas como catapultas (oportunidades de mejora) para lograr lo que se propone.
- Todo progreso propio, implica colaborar en el progreso de los demás.
- Si el deseo de éxito es auténtico, una vez llevado a la práctica, conviene soñar nuevamente para acrecentar lo logrado. Siempre ponga dentro del orden de la vida: Dios, los demás y en tercer lugar uno. Permanentemente así irá a más.